La científica de origen soriano Clara Cuesta Soria, dedicada al estudio de los neutrinos en el Centro de Investigaciones, Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), ha sido galardonada con uno de los Premios Loreal-Unesco for Women in Science 2020/2021. La investigadora agradece un galardón que supone reconocer y dar visibilidad a su trabajo. «Por un lado, acerca mi investigación a la sociedad, muy importante porque a veces en el caso de la investigación fundamental es más difícil; y, por otro, porque la dotación del premio me permitirá explorar una nueva línea de investigación en el CIEMAT», apunta subrayando que le hace especial ilusión por «poder servir como referente a futuras científicas». A Clara le gustaría «hacer un aporte relevante al conocimiento del funcionamiento del universo y las partículas que lo componen» con el fin de «comprender el origen de la materia y la desaparición de la anti materia».
La investigadora tuvo claro desde el instituto que lo suyo era la física, cuando gracias a sus profesores pudo descubrir la asignatura. Estudió la carrera en la Universidad de Zaragoza y el último curso en la de Southampton (Reino Unido), para continuar con el doctorado sobre materia oscura en el Laboratorio Subterráneo de Canfranc, en Huesca, y el posdoctorado en la Universidad de Washington, en Seattle, donde comenzó a investigar los neutrinos en un laboratorio subterráneo de Dakota del Sur. «Son las partículas elementales de la materia e indivisibles, muy interesantes porque apenas interaccionan, por lo que dan mucha información de procesos astrofísicos que ocurren a distancia al funcionar como mensajeros», aclara la científica.
experimento dune. Después, en 2017, regresó a España para incorporarse al CIEMAT (con un programa de Atracción de Talento de la Comunidad de Madrid) y estudiar las oscilaciones de neutrinos provenientes de una supernova y el decaimiento del protón a través del proyecto DUNE (Deep Underground Neutrino Experiment), en el que participan 1.100 investigadores de más de 30 países.
El experimento consiste en crear un haz de neutrinos para observar su evolución desde otro detector a 1.300 kilómetros, el del laboratorio subterráneo de Dakota del Sur. En estos momentos, la científica está operando prototipos en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) de Ginebra (Suiza).
Su proyecto tienen como objetivo mejorar el conocimiento de las propiedades de los neutrinos, «las partículas elementales más elusivas, cruciales para entender mejor el universo». Se busca medir un proceso nuclear «rarísimo» en detectores de germanio y «este hallazgo ayudaría a explicar la desaparición de la antimateria en una de las etapas iniciales del universo y a comprender el origen de la materia». «Es un trabajo lento, porque detectar los neutrinos es muy difícil. Son partículas que, en contra de lo que se esperaba, tienen masa pero es muy pequeña y cuesta atraparlos», lo que requiere construir grandes detectores de muy baja radioactividad en subterráneo con tecnología puntera para los sistemas de criogenia, ópticos, electrónicos y de tratamiento de datos.
La física, quien espera que se puedan tener resultados en ocho o diez años, ha colaborado en la primera observación de un tipo de interacción de los neutrinos con los núcleos, la dispersión elástica coherente, un proceso que no se había observado en más de 40 años. «Fue uno de los momentos más satisfactorios de mi carrera, pues era una interacción que a pesar de haberse predicho nadie había sido todavía capaz de observarlo», apunta la investigadora.
Clara ha tenido la oportunidad de trabajar en los mejores laboratorios subterráneos del mundo. «La investigación fundamental aporta conocimiento al ser humano y eso nos permite avanzar como sociedad.Además, este conocimiento permitirá el desarrollo de aplicaciones tecnológicas punteras en el ámbito de la industria», apunta la investigadora zaragozana con raíces sorianas.
física profesional. Cree que la situación de la mujer en la ciencia ha mejorado en los últimos años y que antes «ser física en España era muy complicado», por lo que tiene palabras de agradecimiento para las pioneras. Cree que los principales retos de las mujeres investigadoras son la complejidad de los experimentos a realizar, conseguir financiación para las investigaciones y tener un puesto estable. Aunque tenga más de diez años de experiencia, confiesa, todavía le preguntan si es estudiante de doctorado porque a las mujeres investigadoras «se nos tiende a ver como chicas eternamente, como alguien que está empezando más que como una experta». Por ello, la científica aboga por la igualdad.