Abrazos, besos, saludos y frases en inglés, polaco, árabe, en farsi o en bengalí resuenan en el parque de La Dehesa. EXpoesía, la Feria del Libro que organiza la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Soria, se ha convertido en la gran cita cultural que permite reencontrarse a estos poetas si no cada año, al menos cada dos o tres ediciones. Son autores muy diferentes en estilos, en orígenes y culturas, pero les une un mismo denominador común: Soria y la poesía de Antonio Machado. La raíz de esta gran familia literaria que conforman escritores de India, Nueva Zelanda, Irán e Irak o Polonia está, de hecho, en las sucesivas becas internacionales de creación y estancia poética en la capital vinculadas a la figura del autor de Soledades. Siguiendo sus pasos en la «Soria fría, Soria pura» encontraron no sólo su voz poética o un importante impulso para sus obras, también un hogar. Aquí, aseguran, se sienten como en casa.
Con Subhro Bandopadhyay empezó todo en el año 2008. Él fue el primer beneficiario de una Beca Internacional de Creación Poética, por entonces sufragada por el Ministerio de la Presidencia dentro de los fastos del centenario de la llegada de Antonio Machado a Soria. La convocatoria nació con la premisa de inspirar nuevos Campos de Castilla y, al igual que el poeta sevillano, Bandopadhyay encontró su particular universo poético en la capital soriana. Esa beca tendría otras cuatro convocatorias y después, una continuación (más modesta económicamente) auspiciada por los Ayuntamientos de Soria y Segovia. El objetivo era el mismo: seguir manteniendo vivo ese especial vínculo de la capital soriana con la poesía, pero desde una perspectiva internacional.
La ciudad leopardo, que Bandopadhyay escribió durante su estancia en Soria, fue el primero de una serie de poemarios que continúan el espacio poético iniciado por Machado. Pero los vínculos con la localidad no quedaron ahí. En Soria encontró «la tierra prometida». Cada «uno o dos años», cuando visita España, siempre hay «una excusa» para regresar porque más allá de volver a reencontrarse con los (muchos) amigos y conocidos que conserva en la ciudad, es aquí donde puede disfrutar de «las imágenes más placenteras de mi vida». «Para mí Soria representa la añoranza de lo que no tengo y nunca voy a tener», comenta con una gran sonrisa. Nacido en Calcuta, aunque desde hace muchos años, residente Delhi, de poder vivir fuera de India, elegiría Soria. Así que, utópicamente, significa para él el ideal. Tal vez ahí resida esa particular «atracción fatal» que dice sentir por la capital soriana. Desde la distancia, como ya hiciera el propio Machado, sigue dialogando con ella.
Una conversación, de hecho, es su último poemario, Correspondencias, una obra muy especial para él porque está escrita a cuatro manos con el poeta soriano Fermín Herrero. «Yo le propuse, aprovechándome de su bondad, que hiciéramos un diálogo rural» entre Soria e India, explica.
diálogo. Puede resultar un contrasentido, insiste, pero hasta en uno de los países más populosos del mundo (1.400 millones de habitantes) también hay zonas 'despobladas' como los pueblos del delta del Ganges en los que Bandopadhyay pasó su infancia en casa de sus abuelos. El resultado se presenta este viernes en la Feria del Libro EXpoesía. «Yo le proponía un poema y él me respondía con otro», comenta encantado de compartir versos con su admirado Fermín Herrero.
No con uno, sino con dos libros bajo el brazo (Sencillo equilibrio, el segundo que escribe en español, y una extensa recopilación de la poesía árabe preislámica), el poeta iraquí Abdul Hadi Sadoun vuelve a su casa, a Soria, y a su querida EXpoesía. «Sólo he faltado a la edición del año pasado», asegura. Su estancia en la capital soriana en 2009 y el poemario que nació de ella, Siempre, todavía, fue un verdadero empujón para su carrera literaria e incluso para su vida personal. Desde entonces, ha presentado aquí prácticamente todos sus libros. «Soria es mi segunda tierra», sostiene este poeta que lleva exiliado en España desde hace ya más de 25 años. Soria y el Duero, ese río que le conecta con su añorado Tigris, («Bagdad es tierra de ríos», como Soria, apunta), pero también con su admirado Antonio Machado, son dos visitas obligadas para él cada año.
Sencillo equilibrio es también un diálogo «entre los versos y los dibujos» de su hermano, que vive en Suecia. Es un libro muy especial. Tras su presentación en Casa Árabe de Madrid, no podía faltar EXpoesía, insiste.
Esa cálida acogida de Soria en un momento «complicado» también la sigue teniendo grabada «en el corazón» Mohsen Emadi, poeta y traductor que tuvo que abandonar su país, Irán, por motivos políticos. En su último poemario, Sonata de la ceniza, presentado esta misma semana en EXpoesía, recoge la dura experiencia de los exilios. Durante su estancia en la capital soriana en el año 2011 pudo «reencontrar mi ritmo», explica. «Estaba en un momento complicado, pero aquí me sentí abrazado por la cultura», incluso por la gastronomía, señala con sentido del humor.
El exilio, también la imposibilidad de comunicarse e incluso la necesidad de «encontrar al otro» afloran temáticamente en Sonata de la ceniza, un poemario con estructura «de ópera wagneriana», define, y en el que no puede evitar referencias a Numancia en esa enumeración de las épicas personales y nacionales.
La rebeldía del sol, los poemas que el neozelandés Charles Olsen escribió durante su estancia en Soria y Segovia en 2018, ha visto la luz en esta XV edición de EXpoesía. Después de muchos años de trabajo, «una pandemia», recalca, y los últimos dos frenéticos meses de correcciones (más llevaderos con el apoyo de su esposa, la también poeta Lilián Pallares), Olsen abrió en la pista Alameda, ante el público soriano, «el regalo». Literalmente. En EXpoesía vio por fin impreso el libro que, como el resto de las becas machadianas, ha editado Olifante.
«saldrán solos». La obra compendia sus poemas y fotografías, pero también incluye poemas invitados, los que nacieron fruto de los talleres poéticos que realizó en centros educativos y sociales de Soria y Segovia. En Soria se 'topó' con la España vaciada y, por primera vez, se enfrentó a la tarea de escribir un libro temático uniendo vivencias en ambas tierras machadianas. «Siempre escribía lo que surgía y esta beca me ayudó a enfocar un tema», explica. Recuerda que era todo un reto y estaba nervioso, hasta que alguien le dijo: «Tranquilo, los poemas vendrán después». Tenían razón y está muy contento con el resultado.
Soria también ayudó a la poeta polaca Marta Eloy Cichocka a empezar a «tomarse en serio». Seguir las huellas de Machado, le hizo comprender las «modestas condiciones» en las que vivía y creaba el poeta y que no siempre se destacan los suficiente, recalca. Para crear poesía también se necesita contar con tiempo para hacerlo, explica. Cichocka ha vuelto esta semana a Soria con un nuevo proyecto literario: la antología en la que participa junto a otras 16 poetas polacas contemporáneas, «unas monstruas», comenta con admiración. Pero lo que más ilusión le hace es que Charles Olsen le regalase su poemario soriano. La inspiración, apunta, llega también cuando se lee. «Queremos escribir algo tan bonito como lo que leemos», explica.
Echan de menos a Sara Rosenberg, también a Martín Rodríguez-Gaona, los otros dos becarios machadianos que no han podido venir este año. En realidad, son una gran familia poética.