Judith Borobio, el arte de lo natural a lo social

Ana Pilar Latorre
-

Con raíces en Navaleno, centra su creación en investigar el medio y en la participación del espectador. Expuso con éxito en el Centro Pompidou de Málaga

Judith Borobio, el arte de lo natural a lo social

La relación tan especial con la naturaleza le viene desde su infancia en Navaleno, donde pasaba horas jugando entre las rocas que había frente a su casa, conocidas como Peñas Altas y Peñas Bajas. Judith Borobio inició su formación artística en la Escuela de Artes de Soria, donde para ella «se abrió un mundo nuevo». Y después estudió Bellas Artes en Salamanca y un máster de Producción Artísticaen Valencia, especializándose en Arte y Pensamiento. «Los primeros años de carrera fueron un proceso de maduración para consolidar un discurso, de forma natural» y su línea de investigación se centra en el pensamiento y el estudio científico de los temas que aborda.  «El arte, la ciencia y la filosofía van de la mano, no puedo entender mi práctica artística sin ese estudio previo. Trabajo con  especialistas en geología, arqueología y biología...», detalla.

Para Judith Borobio, «el arte no es una mera exposición estética, sino un trabajo de investigación vivo, donde un proyecto surge como evolución del anterior, donde el proceso creativo forma parte esencial de la obra y también debe mostrarse». La artista escoge «con suma delicadeza» espacios al aire libre sobre los que trabaja durante largos periodos de tiempo y lo que allí acontece lo documenta con vídeos y diarios. «La convivencia en estos espacios me aporta información sobre la idiosincracia que hay en un punto concreto, de cómo el paisaje se construye y muta según la sociedad que lo habita», apunta. Durante sus largas caminatas se encuentra con transeúntes con los que inicia un diálogo fuera del espacio expositivo, «allí reside la magia, es muy importante este contacto con las personas». «Por medio de la instalación consigo que los espectadores tengan una experiencia inversiva tras la cual forman parte de la pieza. Es una forma de conectar al público con el arte por medio de su propia experiencia», incide, por lo que sus instalaciones cumplen una función didáctica al mismo tiempo que artística.

la constancia. La evolución de su trabajo se basa en la «constancia», el arte le ha dado fuerzas para seguir adelante y luchar por aquello en lo que cree. En la actualidad es profesora de artes y educadora social en un Centro Penitenciario de Menores. «Trabajo con personas que tienen muchos problemas y es a través del arte como pueden afrontar sentimientos como la frustración, el miedo, la ira...», ya que la práctica artística ayuda a superar traumas y bloqueos. Borobio entiende el Arte como «una herramienta de difusión que envía un mensaje. Te puede gustar o no, pero no te deja indiferente; despierta el pensamiento crítico, no se queda en la mera exhibición estética, y es un despertador de conciencias».

En su trayectoria destaca la reciente doble exposición en el Centro Pompidou de Málaga, con el proyecto Territorios Líquidos, para el festival de Arte Hors Pistes. La Ecología de las Imágenes, un proyecto comisariado por el Centre Pompidou de París para «exponer obras no tradicionales fuera de los espacios convencionales», le ha permitido realizar una gran instalación a partir de los frottages realizados por el público en un taller. A partir de elementos seleccionados por la artista, invitó al público a crear huellas donde «se entremezclaba lo natural y lo manufacturado» y, tejiendo las piezas se creó un manto compuesto por estos estratos post-naturales que se expuso en el Cubo como proyecto site-specific. Así, mostró que «todo el mundo accede a la creatividad como vía para expresar emociones, sentimientos o simplemente para divertirse, sin importar el miedo a equivocarse o a hacerlo mal». De ahí la importancia «de la impronta tan rápida que generamos con nuestro modelo de vida en el espacio natural». «Ya hemos provocado un cambio en la geología terrestre. La humanidad en un suspiro (de forma natural tarda una media de 10.000 años) ha sido capaz de acelerar este proceso compactando restos de construcciones, ladrillos de antiguas fábricas, plásticos... y se ha generado un nuevo estrato geológico post-natural, que se conoce como el Antropoceno», explica.

en varios proyectos. En la actualidad, trabaja en varios proyectos de forma paralela. Uno de ellos con la asociación Materia de Algeciras (Cádiz), donde ella reside. Es una fusión entre ciudadanía y expresión artística (artes visuales, música, teatro, danza...) para que lo urbano sea un escenario vivo, apoyando iniciativas de sostenibilidad y que despierten la conciencia sobre el respeto por el entorno. «Queremos acercar el arte al público para abrir nuevas miradas y formas de entender la vida», subraya.

Al tiempo participa en Una idea de paisaje, comisariado por Juan Carlos Bracho, uno de los artistas nacionales más reconocidos. Durante tres meses se invita cada semana a un artista a hacer una actividad con grupos en exclusión social. Borobio trabaja con Fegadi (personas con discapacidad física y orgánica) y la ONCE, «en un periodo de convivencia observo cómo se relacionan con su entorno (muletas, cama, aparatos...) y les enseñó técnicas de expresión artística adaptadas a sus necesidades para aprender a expresar sus emociones». La idea es «darles voz en una sociedad construida para gente normativa, pues lo que se sale de esa norma continúa muy aislado y encuentra numerosos obstáculos». Con los resultados, construirá una instalación que recorrerá todo el espacio de la Galería Manolo Alés, en la Línea de la Concepción.

Su último proyecto, Tactografías, se centra en la extracción de una huella directamente del suelo con la idea de dar protagonismo al tacto, en lo que ya trabajaba antes de la pandemia para que el público tocara las esculturas y se rompiera la imposición de 'Prohibido tocar'. «Es una pieza que ayuda mucho a las personas que no tienen visión y a su vez a percibir la realidad bajo otra perspectiva», detalla.  «Con la última obra de Tactografías expuesta en Madrid  en febrero percibí el temor de las personas a tocarla... Cuando se rompe ese muro, ves las sonrisas, cómo se percibe y siente. Su mensaje es maravilloso, es compartir formas de sentir», expresa.