Vulnerabilidad social, desempleo, falta de red afectiva, bajo nivel de estudios e incluso sinhogarismo forman parte de la difícil realidad que afrontan los jóvenes que han sido tutelados en España una vez que cumplen los 18 años y se ven obligados a emanciparse.
Cruz Roja Española radiografía esta situación, junto a la Universidad Carlos III de Madrid, en la investigación Personas jóvenes en extutela y/o riesgo de exclusión social, con el objetivo de analizar la vulnerabilidad social de este grupo de chicos que tienen que abrirse paso en la vida y ser autómomos 11 años antes que la media de los jóvenes españoles.
La organización ha entrevistado a 434 jóvenes (el 31 por ciento españoles y el 66 extranjeros extracomunitarios) que forman parte de sus programas de acompañamiento y a 203 profesionales y voluntarios que trabajan con ellos para identificar sus condiciones de vulnerabilidad y las principales barreras que encuentran.
Se trata de chicos que han estado bajo el sistema de protección a la infancia o que no llegaron a estarlo pero crecieron en contextos de desamparo y abandono familiar, sinhogarismo, violencia psicológica, abuso sexual o estuvieron inmersos en procesos migratorios sin acompañamiento adulto.
Los datos obtenidos por Cruz Roja y presentados ayer son «preocupantes».
El 84 por ciento de ellos se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión social, el 81,5 está en el paro, el 84 por ciento no recibe ningún tipo de subsidio o prestación, el 56 no ha concluido sus estudios y un 10 se ve obligado a vivir en la calle. Además, en el plano social y afectivo, el 70 por ciento no puede contar con nadie para una ayuda económica importante, el 64 no tiene amigos que le visiten y el 55 por ciento no tiene a nadie que le exprese afecto, cariño o le acompañe.
El coordinador general de Cruz Roja, Toni Bruel, indicó que estos jóvenes se ven obligados a emanciparse a los 18 años por circunstancias personales o familiares y a afrontar «una realidad muy compleja y de alta vulnerabilidad»: más de la mitad considera que su transición a la vida adulta ha sido «muy negativa» y el 46 por ciento se siente ansioso o deprimido.
Bruel hizo hincapié en que se trata de un colectivo de conflictividad muy baja: solo el 10 por ciento ha tenido problemas con la justicia antes de los 18 años y los españoles superan a los extranjeros en 15 puntos porcentuales (20 por ciento frente al 5 de los extranjeros). A pesar de las dificultades, dos de cada tres considera que tiene capacidad para superar las dificultades y el 70 por ciento confía en sí mismo.