Lo que antes eran salas dedicadas al catequismo se han convertido en un hogar para personas en situación de vulnerabilidad. Es la labor que, desde hace más de un año, desempeña el padre Ángel Hernández n la parroquia del Espíritu Santo de Golmayo, en Soria. Actualmente son dos familias a las que dan cobijo y manutención, aunque desde que se pusiera en marcha hace ahora catorce meses la cifra de personas atendidas ha ido variando.
Una de las últimas en llegar ha sido Jany Campos. Vino a España junto a su hijo de 15 años hace un par de meses huyendo de la situación que vive su país, Venezuela. Desde entonces vive en una de las habitaciones habilitadas en el Hogar San Óscar Romero de la parroquia de Camaretas. "Me han tratado súper bien", agradece con sinceridad.
Juan de la Rosa es el más veterano de todos los inquilinos. Y es que lleva catorce meses, aunque fue mucho antes cuando comenzó a recibir el apoyo del padre Ángel, cuando éste ya emprendió un hogar similar desde la parroquia La Mayor de Soria de la que era titular hasta llegar a Golmayo. Natural de Huelva, de la Rose reconoce que su vida ha cambiado por completo: "es algo diferente, en la sociedad no encuentras la ayuda que te aporta el padre Ángel, una persona generosa, con un corazón grande, que sin pedirte nada a cambio te abre las puertas de su casa".
Aunque el aludido asegura que todo ello es gracias a la labor de la comunidad de esta parroquia soriana. De hecho, se implican hasta una docena de personas. Incluso la mayoría de los muebles con los que han sido amueblados los espacios de la casa parroquial fueron donados. "La parroquia y el banco de alimentos nos ayudan con el tema de la comida, es bonito porque te das cuenta que los cinco panes y los peces se multiplican", asegura el sacerdote.
Sin duda, un gran ejemplo de solidaridad con las personas que más lo necesitan.