El Papa Francisco, en el transcurso de la última audiencia que concedió al Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el Cardenal Angelo Becciu, aprobó la promulgación del decreto que reconoce las virtudes heroicas del presbítero soriano Doroteo Hernández Vera y le otorgó la concesión de venerable. Esta decisión supone “un decisivo paso en el camino hacia la beatificación del padre Doroteo, si bien para que la celebración pueda llevarse a cabo hace falta un milagro reconocido por la Santa Sede y atribuido a su intercesión”, según explicaron hoy desde el Obispado de Osma Soria.
Hernández Vera nació en Matute de Almazán (Soria) el 28 de marzo de 1901 en una familia humilde, hijo de Santiago Hernández y Juana Vera. Murió en Coslada el 6 de noviembre de 1991. Sus restos descansan en la capilla del Centro Asunción Sánchez de la localidad madrileña. El 12 de junio de 2004 se llevó a cabo la clausura del Proceso diocesano de la Causa de Canonización.
Por falta de medios económicos, tuvo dificultades hasta para poder llegar a ser sacerdote y comenzó su actividad pastoral en Soria, siendo capellán del Colegio del Sagrado Corazón, dirigido por las Hijas de la Caridad, aunque su vida prácticamente estuvo vinculada a Cantabria donde perteneció al clero de la Catedral de Santander por oposición desde 1929 hasta su fallecimiento en 1991: 62 años de servicio. Durante la Guerra Civil española estuvo preso en 1937.
En Santander su labor fue muy fecunda pero no limitó su dedicación a la capital cántabra: después de la Guerra, viendo cómo había quedado toda España, quiso fundar varios colegios y residencias. En Santander, multiplicó su ministerio en la Institución Teresiana, con los jóvenes de Acción Católica y en barriadas obreras como la de Cajo. Además fue capellán de la prisión provincial, asesor de sindicatos, predicador, misionero popular y colaborador religioso de El Diario Montañés.
Además, fuera de Cantabria, fundó colegios para la gente sin recursos, la casa para madres solteras en Salamanca que acogía a madres que habían quedado embarazadas y por algún motivo no tienen una ayuda, la guardería de Madrid y otra casa en Sevilla. Puso en marcha el Albergue de la Merced para reclusas y, posteriormente, la Obra Social Asunción Sánchez en Coslada (Madrid). En su trabajo en favor de la caridad figura la apertura de guarderías, dispensarios y hogares de ancianos y su campo de actividad lo culmina creando misiones en Bolivia, Perú y Zaire.
Su pueblo natal
Matute de Almazán siempre se sintió orgulloso de tener entre sus hijos al ya venenerable sacerdote Doroteo Hernández Vera. Así, por ejemplo, con motivo del XXVI aniversario de su muerte, un nutrido grupo de feligreses de la parroquia con su párroco y la corporación municipal viajo a la localidad madrileña de Coslada para rendirle homenaje.
En aquella jornada se colocó una placa conmemorativa en la que se hacía constar lo siguiente: “El pueblo de Matute de Almazán en sesión de la Junta vecinal de 18 de octubre de 2016 nombró hijo predilecto de este municipio a D. Doroteo Hernández Vera […] por sus méritos y circunstancias singulares así como por su labor humana y cristiana”.