La población de oso pardo en la Cordillera Cantábrica se estima en 370 ejemplares, de acuerdo con el trabajo de campo realizado entre 2020 y 2021 y la identificación individualizada de muestras no invasivas, heces principalmente. Así se puso de manifiesto en la reunión del grupo de trabajo de este plantígrado celebrada esta semana en León para poner en común las actuaciones más relevantes desarrolladas por las administraciones públicas en materia de seguimiento y gestión de la especie.
El núcleo más importante se encuentra en la denominada subpoblación occidental, correspondiente al suroccidente y centro de Asturias, noroeste de León -en las comarcas de Alto Sil y Ancares, principalmente- y en la provincia de Lugo, con 250 osos. La subpoblación oriental cuenta con unos 120 individuos y se distribuye por el noreste de León, Montaña Palentina y suroeste de Cantabria. Está previsto actualizar la estima poblacional durante el siguiente período de sexenal (2025-2030) establecido por la Directiva Hábitats 92/43/CEE para proporcionar información de las especies y hábitats prioritarios a nivel de la Unión Europea.
Los esfuerzos de los equipos de campo de las comunidades autónomas de Castilla y León, Principado de Asturias, Cantabria y Galicia se han reforzado en los últimos años, focalizándose principalmente en cuatro líneas de actuación: el censo de osas con crías y la recogida de muestras no invasivas para su estima poblacional mediante técnicas genómicas; la vigilancia ante posibles amenazas; la captura y el marcaje con emisores GPS, y en cuarto lugar, la aplicación de medidas de coexistencia de los osos con las personas y sus actividades, según señalan desde la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio.
Añaden que la recuperación poblacional del oso pardo supone uno de los ejemplos más positivos de conservación de especies amenazadas en España y en el conjunto de Europa y su protocolo de intervención se actualizará en los próximos meses "para incorporar nuevas circunstancias que van a permitir mejorar tanto su aplicación como la comunicación de las acciones realizadas".
Más población
Ante un escenario de paulatino aumento de observaciones de osos en entornos urbanos en los últimos años, se ha convenido la necesidad de aplicar técnicas más precisas y eficaces para la disuasión de dichos ejemplares, habituados o condicionados por recursos tróficos ofrecidos por el hombre, que además estén en consonancia con el marco de protección estricta que ampara al oso pardo en España.
La recuperación del oso pardo en la Cordillera Cantábrica en los últimos 30 años es constatable, con una población global que se ha incrementado desde los 80-100 ejemplares estimados en la década de 1990 a los 370 de 2020-2021. Este aumento numérico ha llevado consigo una extensión de los terrenos habitados por el oso, para los cuáles, señalan desde la Junta, es preciso adoptar medidas de protección del hábitat.
Marcaje
El programa de marcaje y seguimiento a través de emisores GPS que se realiza en Castilla y León y Asturias ofrece información muy útil sobre patrones de comportamiento, uso del espacio y factores de amenaza para el oso pardo. Estos trabajos se iniciaron en el año 2021 y han logrado capturar y dotar de collares de seguimiento de precisión a 15 osos en Castilla y León y a cinco en Asturias.
La información que se obtiene con esta técnica resulta de una precisión muy alta para poder tomar decisiones de gestión en lo relativo a la resolución de amenazas para los propios osos pardos, para reducir los riesgos de posibles daños a aprovechamientos económicos en el medio rural (apicultura y frutales, principalmente) y de manejo de los acercamientos de determinados ejemplares de osos a núcleos urbanos, esencialmente para alimentarse de basuras.