El ciudadano como el centro de los proyectos de urbanismo y edificación marca la humanización del entorno urbano, uno de los retos del siglo XXI y por lo que apuesta el Ayuntamiento de Soria. Sin embargo, el valor se pierde por la imagen que ofrecen algunos edificios en zonas, precisamente, donde se ha actuado para revitalizarlas. Un día fueron representativos de una época pero en estos momentos se encuentran cochambrosos y mugrientos, sus fachadas son un riesgo por desprendimientos, están deshabitados y abandonados... A ellos se suman solares que acumulan basura, con el consiguiente riesgo para la salud pública.
El Ayuntamiento de Soria ha tramitado 62 órdenes de ejecución en 2023, relacionadas con la adecuación de cubiertas y fachadas, así como con la limpieza de solares. En la actualidad, el único expediente de edificio en ruinas que tramita el consistorio corresponde al número 1 de la avenida de Navarra, edificado en 1925. Es un inmueble incluido en el 'Catálogo de edificios y elementos de interés sometido a normas de protección Soria' desde 2005 y con un grado de interés arquitectónico alto, por lo que los técnicos municipales están elaborando el expediente para el mantenimiento de determinados elementos. Según datos del catastro, se reformaron las viviendas y los locales en 1995, pero en los elementos comunes nunca se ha intervenido. Su estado, contrasta con el resultado de las obras que se se han efectuado en los últimos meses, dentro del proyecto de bajas emisiones.
«aspecto digno», por la ciudad. El arquitecto soriano Miguel de Lózar reflexiona sobre la necesidad de rehabilitar inmuebles del centro de la ciudad y de hacerlo correctamente, recordando que «los propietarios tienen el deber de conservar un edificio y están obligados no solo a evitar que llegue al estado de ruina, sino también a que tenga un decoro y que se preserve presentable de cara a la ciudad». Como solución plantea la Inspección Técnica de Edificios (ITE), que están obligados a pasar los edificios de más de 40 años y que incluye un apartado dedicado al ornato y decoro «para que no esté cochambroso, sino cuidado, bien pintado y con un aspecto digno de cara a la ciudad».
Una humanización del centro de Soria a dos velocidades - Foto: E.G.MSi los propietarios no actúan ni cumplen con su deber de conservación, el Ayuntamiento también tiene la obligación de preservar el estado de conservación y puede actuar sustitutoriamente, trasladando después a la propiedad el coste. «Pero los ayuntamientos, al final, solo actúan cuando el edificio ya es peligroso. No tenían que esperar a ese extremo», apela el experto. Apunta al número 8 de la calle Tejera, de los años 30 y de los primeros ejemplos de arquitectura de ese tipo en Soria, pero fuera de la alineación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). «Está abandonado y ahí se puede quedar por los siglos de los siglos porque, por lo visto, la propiedad no hace nada», explica añadiendo que el Ayuntamiento de Soria «podría tomar una determinación». «El consistorio no puede obligarles a alinearlo si está ocupado, porque recibió licencia cuando se construyó, pero si está abandonado y en ruinas, «tendría una herramienta para reclamarles la rehabilitación o avisarles de que puede actuar» reformándolo o demoliéndolo.
En general, el arquitecto considera que los edificios adolecen de una «falta de cuidado» respecto a lo que es el exterior y hacia el conjunto de la ciudad. «Todo el mundo cuidamos nuestras casas por dentro, pero en cuento salimos al rellano nos cuesta más y si tenemos que salir a la calle, ni te cuento. Puede estar la fachada muy dañada desde hace 30 años, con chorretones y sin cuidar en absoluto, que nos da exactamente igual», afirma refiriéndose de nuevo a la ITE para resolver los problemas de seguridad (albardillas en mal estado que se pueden caer, ladrillos que se están exfoliando, tejas que no se han cambiado...). En este apartado, «se va teniendo más conciencia de que puede ser un peligro y se va actuando»; pero respecto a la imagen de los edificios de cara a la ciudad, «hay numerosos edificios en Soria que simplemente con que se pintaran y se arreglaran lucirían mucho, pero como llevan 70 años sin reformarse, es la cochambre. De esos hay en torno a un por cada calle».
«En el centro hay edificios de principios del siglo XX o incluso de los años 40 ó 50 en buen estado que, si se arreglaran, no con una gran obra sino conservándolos o pintándolos, con intervenciones mínimas, la ciudad ganaría mucho», añade. Para él, otra cuestión son las intervenciones que no se realizan correctamente como, por ejemplo, el edificio de la calle San Benito (números 1 y 3) «de los años 30 y muy interesante», en el que se han cambiado las carpinterías originales, «que eran de madera y tenían un despiece sencillo pero cuidado», por carpinterías de aluminio «sin ningún interés ni criterio» que «las destroza». Con haberlo pintado bien la fachada y las carpinterías, opina el arquitecto, «se hubiera obtenido un buen resultado». Así, denuncia que muchas intervenciones se hacen sin un criterio arquitectónico, «simplemente tomando decisiones sin pensar en mantener esa estética», por lo que reclama «más cuidado e interés».
Una humanización del centro de Soria a dos velocidades - Foto: E.G.MUnas veces por falta de inversión y otras porque las inversiones se hacen sin un criterio adecuado, se «malcuida» el patrimonio» si hablamos del exterior de los edificios. «La fachada es, como si dijéramos, un contrato entre el propietario y la ciudad y, si no se cuida, se destroza la imagen del edificio», por lo que insta a velar por el cumplimiento y que «tanto los propietarios como el conjunto de la ciudad estén satisfechos y salgan ganando». Un ejemplo de edificio de los años 30 bien rehabilitados es el del Ascensor, en la avenida de Navarra; frente a otro de la misma manzana, el de la Vasco-Navarra, que no está mal pero en el que hace tres o cuatro años un banco se instaló en la planta baja y «lo han alicatado con mármol -o algo parecido como un cuarto de baño- a pesar de tener ya un acabado estupendo y en relación a toda la fachada». «Cada uno mira por lo suyo.Pero hay que pensar las cosas en conjunto, no solo en función del local comercial o la vivienda, sino en conjunto para el edificio», advierte.
«El problema es que cuando dejas de utilizar un edificio se degrada enseguida», explica refiriéndose a que el Panteón de Roma, como se ha usado durante 2.000 años, se mantiene a día de hoy. «Pero luego ves edificios que llevan solamente cinco o seis años vacíos y ya parece que fueran de antes de la guerra», comenta. Además, hay inmuebles de administraciones públicas como el de los sindicatos, en la calle Vicente Tutor, que lleva 30 años con una marquesina. Este inmueble se va a reparar -se adjudicó esta misma semana- y la obra empezará en breve; «pero si una administración tarda tres décadas en hacer algo que es obligatorio, ¿cómo le puede exigir luego a nadie que se gaste el dinero en su fachada?», por lo que opina que las administraciones tendrían que dar ejemplo para luego poder exigir a los demás.
Más fotos:
En cuanto a la rehabilitación en su conjunto, hace referencia a la obra del Trinquete, entre la calle Zapatería y la plaza del Carmen, donde no ha quedado nada del edificio original en el exterior. «Hay que favorecer las intervenciones, sobre todo en el casco histórico, y que sean viables económicamente. No podemos musealizar la ciudad ni tenerla en formol, la gente tiene que vivir y le tiene que ser rentable invertir, no meterse en un lío tremendo que puede ser cualquier obra», por lo que cree que hay que ser flexibles para que los propietarios se animen a emprender reformas. «Es un tema difícil, pero con flexibilidad y criterios claros de lo que queremos se puede resolver», sentencia. «Cuando no se sabe el momento que se quiere proteger históricamente hablando, se empieza a fosilizar todo y a degradar», concluye el arquitecto.