Dicen que volver al pueblo es volver al sitio donde fuiste feliz. El lugar donde el tiempo vale el doble y no es complicado desplegar los mejores valores del ser humano como la generosidad, el desinterés y el amor al cercano.
'Todas las flores que olvidamos' es la primera novela de la emprendedora rural Clara Sanz. Ella abandonó su vida en Madrid y apostó por iniciar un negocio de venta de flores on line y cultivo de las mismas desde Arcos de Jalón (Soria), el pueblo que la vio crecer verano tras verano.
La editorial Harper Collins se puso en contacto con ella para que escribiera su primera novela y que tuviera relación con las flores. En el primer contacto le trasladó que les gustaba su forma de comunicar a través de la redes sociales. Es cierto, la florista, licenciada en Geología, transmite de forma eficaz el significado de su negocio. La Moderna Rural Shop. Lo hace con delicadeza y sencillez como las flores que vende desde hace dos años desde Arcos a toda España, explica.
"Siempre me ha gustado escribir y siempre he escrito, pero nunca me había planteado editar un libro. Ha sido una aventura el escribir la novela. Lo he hecho en un año y me ha ayudado a autoconocerme", destaca.
'Todas las flores que olvidamos' habla de las segundas oportunidades, de la vuelta al pueblo y proporciona una visión del medio rural desde el punto de vista de quien vive, es decir, del interior, y no del 'urbanita' que hace la excursión o graba una serie.
También aborda el lado positivo de las relaciones que se dan en los pueblos, las cercanas, de las flores, de la familia y de valores y sentimientos que necesitemos para sentirnos bien.
Esta novela tiene toques biográficos de Clara Sanz. Ella es una joven geóloga zaragozana que decidió cambiar de profesión y trasladarse con su familia a la localidad soriana de Arcos de Jalón. Vivía en Madrid y cuando tuvo a su primer hijo se dio cuenta que no quería que creciera en una ciudad tan hostil como podía ser la capital, así que convino con su pareja regresar al origen.
"Aunque pensemos que las cosas van mal siempre pueden ir mejor", indica para aclarar que no es un novela autobiográfica aunque sí guarda relación con su manera de sentir, y aborda su experiencia de cambiar a una vida 'lenta'.
La protagonista de la novela, llamada Bella, también como Clara, vuelve al pueblo para abrir una floristería y descubre cómo siente en un lugar donde las relaciones son más cercanas. "La protagonista tiene todo de mí aunque su manera de descubrir lo que siente es a través de la vuelta al pueblo".
La novela describe muy bien cómo sienten aquellos que tuvieron pueblo, según la autora, que apostilla que todo retrotrae al lector a aquellos momentos de su niñez con sus abuelos.
Clara Sanz aprovecha su irrupción en el ámbito literario para reivindicar lo "bello" que es vivir en un pueblo. "Un lugar donde estas rodeado de personas que se preocupan por tu bienestar, y echa por tierra la cara negativa de no tener tanta privacidad como en una ciudad".
"En los pueblos te sientes arropado y valorado. Vivir en un pueblo es pertenecer a una comunidad donde vas a recibir críticas pero, sobre todo, empujones para que sigas adelante. Los vecinos si te va bien van a vibrar contigo y si necesitas algo sobran manos porque se da la ayuda mutua".
En su opinión, la gente que habita en el pueblo tiene una "sensibilidad especial" y un interés especial por el prójimo. "Aquí te involucras con las personas y se favorece el poder ser mejor persona", recalca para reconocer que en los pueblos el tiempo se detiene y da tiempo a todo...todo fluye de otra manera.
Las flores son el hilo conductor de la obra y ayudan a conectar el presente, el pasado y futuro de la protagonista.
La emprendedora está volcada en promocionar el libro y está embarcada en dotar a su negocio de una granja taller donde impartirá cursos sobre cómo hacer ramos y cultivar flores.