Torralba y Ambrona, referentes en Europa

Joaquín Panera Gallego
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Su proyección científica es de relevancia mundial para conocer el Paleolítico inferior

Torralba y Ambrona, referentes en Europa. Imagen de archivo - Foto: JCYL

En los yacimientos de Torralba y Ambrona, a unos dos kilómetros de distancia entre ellos, se han hallado las mayores concentraciones de Europa con huesos de elefante antiguo, más de 30 individuos representados en cada localidad, junto a restos de otros mamíferos semejantes a los que hoy perviven en las sabanas africanas, como el león, el rinoceronte o la hiena. Igualmente se han recuperado útiles de piedra elaboradas por humanos anteriores a nuestra especie.

Tras más un siglo de investigaciones, Torralba y Ambrona son dos yacimientos clave para el conocimiento del Paleolítico inferior europeo, y su proyección científica es de relevancia mundial.

En las proximidades de la estación de ferrocarril de Torralba, entre 1909 y-1911 el marqués de Cerralbo (1845-1922) desarrolló, por primera vez a nivel mundial, las primeras excavaciones arqueológicas de un yacimiento con herramientas líticas elaboradas por una especie humana anterior a la nuestra que aparecían junto a restos óseos de elefante, entre otros mamíferos. Los resultados tuvieron gran trascendencia en Europa, pues demostraban la contemporaneidad del ser humano con faunas extintas, cuando aún se discutía sobre la naturaleza y la antigüedad de las primeras etapas de la humanidad. Cerralbo continuaría con su investigación sobre las primeras etapas de la humanidad entre 1914 y 1916 en Ambrona, situado a 2,5 kilómetros de distancia.

Desde 1961 a 1963 el profesor estadounidense F.C. Howell siguió con las investigaciones en Torralba y Ambrona, desarrollando por primera vez en Europa un innovador proyecto interdisciplinar formado por prehistoriadores, geólogos y paleontólogos. A partir de estos trabajos, se consideraron yacimientos gemelos en orillas opuestas de un lago donde los «cazadores» paleolíticos conducirían algunos ejemplares de elefante hacia zonas cenagosas del fondo del valle para abatirlos. Entre 1980 y 1983 Howell reanudó el proyecto con L.G. Freeman y con la colaboración fundamental de la arqueóloga Dolores Echaide. En total excavaron en Ambrona 2.717 m2, constituyendo una de las mayores superficies excavadas de un yacimiento de esta antigüedad. La conclusión de sus investigaciones, era similar a la propuesta por Cerralbo a principios del siglo XX, identificaban Torralba y Ambrona como yacimientos gemelos en orillas opuestas de un lago. Se continuo defendiendo que la zon,a que constituye un camino natural entre las tierras de la cuenca alta del Duero y el valle del río Jalón y por tanto el Valle del Ebro, facilitaba la migración estacional de las manadas de herbívoros, paso que también aprovecharían los grupos humanos paleolíticos para conducir algunos ejemplares hacia zonas cenagosas del fondo del valle y abatirlos. De esta manera, Torralba y Ambrona pasaron a formar parte de la iconografía mundial de las tesis que defendían la capacidad cinegética humana desde las primeras etapas.

Gracias a una iniciativa pionera a nivel mundial, en 1963, en Ambrona se musealizaron 80 m2 de una zona excavada con elementos óseos de tres o cuatro elefantes que murieron en ese lugar hace unos 400.000 años, constituyendo el único museo de España, y uno de los pocos de Europa, donde es posible contemplar en su posición original huesos de animales extinguidos que coexistieron con especies humanas pretéritas. El denominado Museo in situ muestra una impresionante concentración de restos de una especie de elefante extinguida, ‘Elephas (Palaeoloxodon) antiquus’, cuyo tamaño era mayor que el del elefante africano actual. Llegaba a sobrepasar los 4,5 metros de alzada y pesar entre seis y ocho toneladas. Tenía grandes y robustos colmillos rectos, ligeramente curvados en el extremo. A juzgar por las defensas, se conservan los restos óseos correspondientes a tres ó cuatro elefantes, una hembra, un macho joven y uno o dos adultos, además de costillas, vértebras o una mandíbula.

SALA DE EXPOSICIONES. Posteriormente, en la década de los 80 se construyó un pequeño edificio con una sala expositiva para mostrar y narrar los resultados de la investigación adaptados a un público general. En la actualidad se contempla la necesidad de su ampliación.

En 1990 el arqueólogo Manuel Santonja y el geólogo Alfredo Pérez-González reanudan las investigaciones en Torralba y Ambrona concluyendo que son yacimientos completamente diferentes y con intervención humana mucho más limitada que la propuesta hasta ese momento. En el proyecto, participaron prehistoriadores, geólogos, paelobotánicos, paleontólogos y geocronólogos, entre otros especialistas construyendo un equipo de investigadores pluridisciplinar de gran prestigio internacional. Su investigación se centró fundamentalmente en Ambrona, en depósitos de hace unos 500.000-400.000 años. Excavaron 685 m2 en los que hallaron numerosos restos de elefantes y uros. Llegaron a la conclusión de que estos animales morirían en etapas de sequía prolongada en las inmediaciones de los últimos puntos con agua y pasto, posteriormente sus huesos se dispersarían de forma natural hasta ser sepultados al crecer de nuevo las charcas. La presencia de numerosas herramientas líticas atestigua la intervención de grupos paleolíticos, atraídos por las concentraciones de fauna en las orillas de las pequeñas lagunas características de este paisaje. Muchas de las herramientas de piedra halladas en Torralba y Ambrona se realizaron con sílex, roca que no existe en su entorno, lo que demuestra movimientos de decenas de kilómetros de estos grupos humanos, que llegarían a esta zona, atraídos por los recursos que ofrecía. La tecnología empleada en la elaboración de los útiles líticos hallados en los niveles inferiores de Ambrona y en Torralba se denomina Achelense, y tiene su origen en África del Este en un fecha situada hace 1,7 millones de años, pero no llegaría hasta Europa, por la Península Ibérica, hasta hace unos 500.000 años.

Entre los restos óseos del Miembro Inferior de Ambrona y de Torralba los carnívoros son muy raros, aunque se han documentado restos de lobo de Mosbach, de león primitivo de las cavernas, hiena y zorro. Entre los herbívoros destaca el rinoceronte de nariz tabicada (de talla semejante al actual rinoceronte negro africano), el caballo de Torralba, el ciervo común europeo (que podría superar 1,50 metros de alzada y los 400 kilos de peso), gamo, corzo, y el uro o toro primitivo, de aspecto parecido al toro de lidia español, pero con una talla de hasta 2,20 metros en la cruz y hasta 2 toneladas de peso. Además se han hallado restos de peces como la bermejuela, diferentes especies de sapos (común, corredor, de espuelas), de ranas, de sapillos como el pintojo o el moteado, culebras de escalera y de agua, varias especies de aves como el ganso, serreta, calamón, focha común, avefría y avutarda, de roedores como el topillo de las brechas, y de otros animales como la musaraña y conejo. Los restos de pólenes hallados han permitido reconstruir la vegetación, que estuvo formada por pino, enebro/sabina y gramíneas, y por vegetación de ribera como alisos, sauces, olmos, y plantas acuáticas. Las especies animales halladas revelan un clima parecido al actual pero con primaveras y veranos más húmedos e inviernos con temperaturas menos rigurosas. Por su parte, la vegetación es propia de medios fluvio-lacustres, desarrollada bajo unas condiciones climáticas más suaves que las actuales.

HACE 350.000 AÑOS. Entre 2013 y 2018, Manuel Santonja, Alfredo Pérez González, y los arqueólogos Susana Rubio-Jara y Joaquín Panera, excavaron en Ambrona niveles inferiores de unos 350.000 años de antigüedad, en un periodo de clima más frío, en los que se documentó el predomino de restos de caballo, con apenas restos de elefante y bóvido, y útiles líticos elaborados con la tecnología característica empleada por neandertales a lo largo del Paleolítico Medio, siendo uno de los yacimientos con esta tecnología de mayor antigüedad que se conoce en Europa.

Los trabajos realizados en Torralba han sido mucho más limitados que en Ambrona, motivo por el que se reanudó su investigación en 2018. Torralba tiene una cronología posterior a Ambrona (300.000-200.000 años de antigüedad), pero los útiles líticos se elaboraron con tecnología achelense, como los niveles inferiores de Ambrona, mientras que los de los niveles superiores de Ambrona se corresponden con el Paleolítico Medio. De este modo, estos yacimientos han permitido plantear por primera vez hipótesis respecto a la coexistencia de grupos humanos con distinta tecnología, pertenecientes a distintas especies humanas.

Todo ello hace que los yacimientos de Torralba y Ambrona estén considerados entre los más importantes del Paleolítico en Europa con una presencia continuada y numerosa en la bibliografía científica internacional. Son a la vez dos de los yacimientos investigados y excavados científicamente con mayor proyección temporal: más de un siglo.

ÚLTIMA INTERVENCIÓN. Entre el 19 de julio y 7 de agosto, se está desarrollando una intervención arqueológica en estos yacimientos dirigida por Susana Rubio-Jara y Joaquín Panera del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), con la participación de otros investigadores del Centro como Manuel Santonja, Abel Moclán, Patricia Bello-Alonso, y de otras instituciones como Alfredo Pérez-González (IDEA) y doctorandos y estudiantes del grado de Arqueología de la Universidad Complutense de Madrid, Universidad Autónoma de Madrid y Universidad de Sevilla. Además colaboran investigadores de la Universidad de Alcalá de Henares, Universidad de Adelaida y Griffith University (Australia), Heriot Watt University (Reino Unido), y del Susa Museum (Irán).