César Millán

César Millán


Obras y reproches

02/12/2023

Recuerdo que la frase «para estar guapa hay que sufrir» era de uso muy común en mis épocas de infancia y adolescencia, sobre todo a la hora de privarse de ciertos alimentos, soportar excesivas sesiones de ejercicio o tener que calzar y vestir elementos incómodos. Por suerte en la actualidad se utiliza más en tono peyorativo que en el real y al usarse se transmite una complicidad que abarca a los diferentes sexos.
Y sin embargo es ahora cuando la dichosa frase no deja de venirme a la cabeza casi a diario, cuando tengo que enfrenarme a las repetidas obras que asolan nuestra ciudad. Entiendo que cuando estas se producen generan mucha incomodidad, pero es que en la actualidad no solo parece que nos persiguen, sino que existe la sensación generalizada de repetirse en el mismo lugar con demasiada frecuencia. Calles que se abren una y otra vez, espacios cuya reparación se ralentiza, maquinaria que toma la calle día y noche, y un sinfín de molestos inconvenientes para todos aquellos que nos desplazamos por nuestra ciudad.
Si ya era tedioso usar el coche por nuestras calles, que a nadie se le olvide que para ciertas actividades sigue siendo necesario, ahora cualquier desplazamiento se ha convertido en toda una odisea que alarga el tiempo de una manera excesiva para una ciudad del tamaño de la nuestra. Claro que siempre queda el consuelo de que, en un futuro esperemos que cercano, todo se va a arreglar y mejorará no solo el aspecto de Soria, sino la comodidad de aquellos que en ella vivimos. Eso sí, vistos ciertos proyectos por encima y sin profundizar, da la sensación de que la pérdida de carriles en avenidas importantes no beneficiará el tránsito hacia algunas zonas, pero bueno, el tiempo dará y quitará razones. Salvo, parece ser, para aquellos que se desplazan en los llamados patinetes eléctricos y no tienen la necesidad de cumplir las normas de circulación, campando a sus anchas por todo tipo de espacios urbanos sin que a ninguna autoridad parezca importarle.
¡Ojo! Puede que la profusión de obras públicas y privadas no sean tales, o al menos no tengan el carácter tan amplio como lo siento, y que simplemente sea a mi alrededor, en mis rutas de vida, trabajo y desplazamiento, donde se produzcan las obras, pero tengo la extraña sensación de que se han ido multiplicando a lo largo de estos últimos meses.
Que nadie entienda estas palabras como un reproche a las autoridades municipales, pues por encima de todo estoy harto de los continuos reproches, perdón por la repetición, que entre administraciones se lanzan semana a semana nuestros representantes. Que si tu plan está paralizado, que si tu proyecto se ha ralentizado… El caso es que, en vez de unirse para allanar el camino del ciudadano, lo llenan de piedras en luchas políticas estériles. Hechos, que no promesas, planes y proyectos, necesitamos los sorianos, que las distintas administraciones se pongan de acuerdo para lograr que, paso a paso, nuestra ciudad evolucione. ¡Basta ya de culpar al rival de todas nuestras carencias y retrasos! ¡Basta ya de mirar para otro lado cuando nuestro partido ralentiza los avances! Pónganse de acuerdo, ¡por favor! En sus manos está que Soria logre superar nuestras carencias crónicas.