Según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), en Soria se contabilizan 5.600 personas inactivas que se dedican a las labores del hogar (3,2 millones en España), una cifra que dista mucho de las 12.100 del año 2002, aunque supone un aumento respecto a las 4.700 de 2022. En estos momentos son un 16,7% de las personas inactivas (agrupan también a estudiantes, jubilados e incapacitados permanentes), mientras que hace 22 años eran el 32,7%.
Es una labor que ha ido desapareciendo con el paso del tiempo con la incorporación de la mujer al mercado laboral, evidentemente, pero todavía hay personas, en su mayoría mujeres, que optan por ello o que mientras están buscando trabajo o formándose para ello. En Soria hay actualmente 18.500 mujeres ocupadas, el 43,2% de los 42.800 trabajadores, y 1.200 desempleadas.
En cuanto al perfil de las amas de casa, es muy variado. Aunque en la capital correspondería con mujeres de más de 50 años, en el medio rural se dan otras situaciones y la media de edad desciende, según las asociaciones de amas de casa, mujeres rurales y jubilados que funcionan en la provincia y con las que ha contactado El Día de Soria y que reclaman «una mayor protección». En algunos casos han tenido que abandonar el mercado laboral de forma obligatoria y no cuentan con prestación por desempleo y subsidio y en otros no han cotizado nunca, como en el caso de personas de más edad.
OPCIONES. El Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), dependiente del Ministerio de Trabajo y Economía Social, tramita una serie de ayudas que pueden solicitar las amas de casa siempre que cumplan con los requisitos, según aclaran desde la Dirección Provincial del SEPE en Soria negando que haya líneas específicas para este perfil y haciendo referencia a la Renta Activa de Inserción (RAI). El objetivo de esta prestación es «incrementar las oportunidades de retorno al mercado de trabajo de las personas trabajadoras desempleadas con especiales necesidades económicas y dificultad para encontrar empleo», como puede ser este colectivo, en su mayoría mujeres. Se vincula a un acuerdo de actividad y consiste en 480 euros mensuales durante once meses como máximo. Además, hay otra serie de apoyos como el subsidio por insuficiencia de cotización, el Ingreso Mínimo Vital (IMV) y la pensión no contributiva de jubilación, de unos 517 euros mensuales.
pensar en el futuro. La presidenta de la Asociación intergeneracional de Jubilados y Pensionistas de Soria, Montse Martínez, opina que para recibir ayudas los requisitos son «muy limitados». «La gente de 50 años empieza a pensar en su futuro y lo que estamos viendo es que las amas de casa, que en muchos casos nunca han cotizado, no se ajustan a estas ayudas. Podrán tener cuando se jubilen una pensión mínima por hacer su trabajo en casa pero ahora no tienen opciones», comenta. Por otro lado, gran parte de las mujeres que han trabajado han tenido contratos de media jornada y no pueden contar con subsidio ni ayuda. «El porcentaje de las personas que se dedican a labores del hogar que pueden acceder es muy bajo», denuncia.
A ello se suma que sea un apoyo «temporal», como en el caso de la RAI, con tres periodos de once meses con un año en blanco sin percepción. «Hay personas que lo hará voluntariamente pero otras a la fuerza, porque en su casa se necesita que se queden a trabajar, por los hijos, nietos, personas que necesitan cuidados», añade. «Como medida, bienvenida sea, pero se están dejando fuera perfiles con problemáticas más complejas. Ylas ayudas a la dependencia tampoco son suficientes», reflexiona Montse Martínez sobre «la preocupación que hay». Otro de los apuntes es que las ayudas son escasas, teniendo en cuenta el coste de la vida. «Hay que abordar ese problema porque cuando se llegue a la jubilación no van a poder vivir con esa pensión mínima», concluye.
Por su parte, la vicepresidenta de la Asociación de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios 'Numancia', Mary Las Heras, reclama «más información sobre este tipo de ayudas» y no descartan poder organizar una charla informativa para explicar el tema a sus asociadas (unas cien), como han hecho con otros asuntos legales de la mano de especialistas. Consideran que este trabajo «invisible» que antes era una opción para muchas mujeres no está reconocido y que se precisarían más ayudas o de mayor duración. Desde la Asociación de Mujeres y Familias del Medio Rural (AMFAR) coinciden en reclamar una mayor información sobre este tipo de ayudas y su presidenta,Adelina Gil, confirma que el perfil del ama de casa es distinto en los pueblos, porque las hay de 30 o 40 años. «Pero hay mujeres de más de 65 años que no han podido cotizar y no tienen nada, a pesar de haber trabajado mucho, a mano, de sol a sol... Se merecen un monumento», por lo que reclama una mayor protección y, sobre todo, información.