Mayo y junio serán decisivos para la cosecha de cereal del campo soriano. Así es siempre y este año no es una excepción. Y eso que el final del otoño, el invierno y el inicio de esta primavera han estado marcados por eventos meteorológicos dispares. En el Campo de Gómara, la zona de Arcos de Jalón y Santa María de Huerta o en Tierras Altas el panorama parece aceptable, aunque con diferencias a pocos kilómetros de distancia; sin embargo, en el entorno de la capital soriana, en la Ribera o en las inmediaciones de Berlanga de Duero el escenario es menos optimista, teniendo en cuenta que se acotó al máximo el periodo para sembrar trigo.
Así las cosas, según la última publicación de los Avances mensuales de producciones y superficies agrícolas del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (enero), en la provincia se han cultivado 78.210 hectáreas de trigo (el pasado año fueron 92.862 y el anterior, 111.510), mientras que la siembra de cebada suma 88.250 hectáreas (75.925 en 2023 y 76.119 en 2022). A la producción de avena se destinan 1.850 hectáreas (1.912 en la pasada campaña, y 1.367, en la anterior); 8.100 hectáreas, a centeno (18.324 en la anualidad pasada y 9.249 hace dos años); y a triticale, 7.200 hectáreas (7.387 en 2023 y 9.218, en 2022).
Nacho Marcos, técnico de Asaja Soria, apunta que aumentará la superficie de girasol a más de 50.000 hectáreas (secano y regadío), por encima de la temporada anterior, con 45.134 hectáreas. Respecto a otras especies, como la colza, en esta ocasión apenas se han alcanzado las 2.000 hectáreas (unas 4.000 en 2023) ya que no se dieron las condiciones propicias en septiembre para su siembra y, en este caso, la nascencia es «fundamental» para que prospere la planta.
«Ha habido un descenso considerable de trigo porque el tiempo no lo permitió, ese fue el problema. Hubo muy pocos días para la siembra para trigo y cebada de ciclo largo, y los agricultores esperaron a las cebadas de ciclo más corto. Las producciones estimadas en trigo pueden estar en unas 230.000 toneladas y en cebada, unas 200.000, a día de hoy. Lo del año pasado fue penoso», argumenta Marcos.
La merma en casi un 16% de la superficie de trigo redundará en una apuesta por el girasol y, lógicamente, en un aumento del barbecho. Además, hay que tener en cuenta que se prevé un cambio normativo que contemple la eliminación del porcentaje mínimo (hasta ahora del 4%) para el barbecho, también el caso de las fincas que se acojan al régimen de especies mejorantes (un máximo del 20% sin cultivar hasta el momento). Así, el profesional del campo que se decida por los cultivos de rotación «podrá dejar lo que quiera» en barbecho.
Sin embargo, hay que tener en cuenta el periodo de prohibición de aplicación de fitosanitarios en las tierras sin cultivar, establecido entre abril y junio, ambos incluidos. Asaja Soria remitió una carta a la Dirección General de Política Agraria Comunitaria y de Desarrollo Rural solicitando que se retrase, como mínimo, un mes el plazo de no tratamientos en la provincia de Soria, de mayo a julio. El encharcamiento de las tierras por las abundantes lluvias de las últimas semanas aún impide el acceso de la maquinaria. Igualmente la Organización Profesional Agraria (OPA) advierte de que la cosecha estival soriana, de media, se acomete casi un mes más tarde que en el conjunto de la Comunidad. «A ver si podemos ganar un mes», reitera Nacho Marcos.
En cualquier caso, en general, las lluvias «están sentando bien» en lo que ya estaba sembrado, aunque se da el caso de que hay parcelas pasadas de agua, en particular en cebada, y también el exceso de precipitaciones está entorpeciendo las labores a realizar, como la aplicación de abono y nitrato en cobertera.
Tampoco se puede entrar para preparar las fincas en las que se cultivará girasol, una siembra que debe efectuarse, si el tiempo lo permite, en la segunda quincena de mayo. También falta la «inmensa mayoría» de los tratamientos herbicidas, especialmente necesarios después de tantas lluvias y temperaturas suaves, lo que ha favorecido el crecimiento de la hierba y el riesgo de la proliferación de hongos.
«Esta situación afecta a todas las comarcas, aunque la zona Sur puede estar un poco mejor, pero lo que pega a Medinaceli, Yelo, Miño de Medinaceli... está muy pasado de agua. Por Arcos de Jalón y Santa María de Huerta está mejor. El Campo de Gómara y Tierra de Almazán, ahora mismo, tienen muchas zonas de difícil acceso. Y la zona de Tierras Altas parece que está un poco mejor [...] Las perspectivas, en general, de los cultivos son buenas. Todo depende de lo que haga en mayo y junio. Si le da por subir la temperatura y llover, pues no será tan buena», sintetiza el representante de Asaja Soria.
por comarcas. Por su parte, el presidente de COAG Soria, Alfredo Cabrerizo, pone de relieve la desigualdad de las previsiones de la cosecha del cereal entre comarcas, incluso, en los límites de la misma zona. «Como pasa todos los años, las previsiones varían mucho en función de cada zona. En algunas se pudo sembrar con relativa normalidad en los meses de octubre, noviembre y diciembre. Ahí las previsiones son interesantes. Pero hay otras partes de la provincia en las que hay un exceso de agua brutal, con un problema grave de siembra en el cereal de invierno, por ejemplo, desde Berlanga de Duero hacia Soria. Por eso, se ha ido también a la siembra de cebada de primavera [...] Toda la parte de Almenar, Campo de Gómara, ahí se ha podido trabajar bien, echar el abonado en su momento, y esta agua ha venido muy bien. Las zonas secas están mejor», detalla.
Asimismo, Cabrerizo pone el acento en que hay parcelas en las que todavía no se ha cosechado el girasol de la campaña anterior, oleaginosa que, a su juicio, experimentará un incremento de siembra este año, por los costos más bajos de este cultivo y por los problemas que se han producido que han obstaculizado la sementera de trigo. Por el mismo motivo, en esta campaña se dejarán más tierras en barbecho. «Esto es una rueda: si no se puede sembrar en invierno, la siguiente opción es primavera; si no se puede, el siguiente paso es el girasol, que necesita una tierra con unas condiciones concretas; y si tampoco se puede, pues se deja en barbecho. Llevamos unos años de una revolución progresiva de las hectáreas de siembre provocada por los grandes costos que tiene preparar una tierra y ponerla a producir. Se hace lo que se puede, no lo que se quiere, otra razón más para ir en contra de una PAC sin sentido que te obliga a cultivos sí o sí para cumplir administrativamente cuando estamos perdiendo dinero», subraya Cabrerizo.
previsiones negativas. Por otro lado, el presidente del Movimiento de Agricultores y Ganaderos Independientes Nacional (MAGIN), Miguel Ángel Aguilera, opina que las expectativas «no son nada buenas» teniendo en cuenta que buena parte del cereal «está pasado de agua». «Va por zonas, las que se sembraron pronto están un poco mejor, pero la de la Ribera no está nada buena o por Berlanga. Se han echado los fertilizantes y esperemos que mejore, pero no será una buena cosecha. Y luego con la bajada de precios y que los consumibles siguen estando carísimos, vamos a un año a pérdidas», resume.
A partir de ahora, para que el pronóstico pueda mejorar mínimamente, deben darse buenas temperaturas y que no deje de llover de forma radical, ya que al acumularse tanta precipitación en invierno (entre 700 y 800 litros) la tierra se compacta mucho, por lo que si calienta el sol y no hay «un pequeño aguacero cada diez días» se pasará del encharcamiento a «una sequía terrible» que no permitirá el desarrollo de las plantas.
Respecto al girasol, avisa de que muchos no han podido labrar las parcelas para su siembra. «Es una buena alternativa, es un cultivo más rústico con el que se puede salvar el año. También nos queda el barbecho y el cártamo para cubrir el expediente y rentabilizar un poco más», concluye.
complicado. El secretario de organización de UPA Soria, José María Sanz, asume que el campo provincial afronta un año «complicado». «Lo que está sembrado no está mal. Del trigo se ha pasado a lo que se ha podido, al cártamo, al girasol... Y los abonos y los nitratos están muy caros», subraya.
Sanz advierte de que hay parcelas próximas a la capital soriana «llenas de agua» y girasol sin recolectar. «La cosecha, a poco, será mejor que la del año pasado. Hubo producciones que no llegaban a 900 kilos por hectárea, fue ruinoso. En abril ya teníamos una sequía tremenda. Este año la cosecha puede ser normal, pero falta mucho. Incluso, buena», afirma.