Construir una sociedad más justa y equitativa desde el aula. Educar mucho más allá de la lengua, las mates o las ciencias. Educar en valores. Aprender/enseñar a convivir. A empatizar. A entender que todos somos diferentes, pero iguales. A respetar al otro. A vivir en comunidad. En definitiva, a impulsar, desde la escuela, el camino hacia una sociedad más inclusiva, más sana, más igualitaria, más diversa... con mayor justicia social, lo que nos permitirá ser más felices.
El Centro de Educación Infantil y Primaria Infantes de Lara ha recibido este año el 'Menina 2024', el galardón creado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género y que concede la Delegación del Gobierno en Castilla y León para «reconocer a personas, proyectos e instituciones que han destacado durante el año por su lucha contra cualquier forma de violencia machista».
Con este distintivo se distingue al centro soriano «por su innovador Plan de Mejora que incorpora la coeducación y la igualdad desde la infancia», según destacó el delegado del Gobierno en la Comunidad, Nicanor Sen, durante la entrega de premios celebrada en Valladolid.
El director del centro, Santiago Iglesias Calvo, fue el encargado de recoger la 'Menina 2024' destacando el compromiso del centro con la transformación educativa. «La educación es el motor del cambio social, y este centro demuestra cómo se puede sembrar la semilla de la igualdad desde la niñez», subrayó.
El hecho de incluir este 2024 «la coeducación e igualdad, el rol de la escuela en la transformación de la sociedad» como tema central de su plan de mejora anual ha sido el punto de inflexión para recibir este premio, pero en realidad en este centro educativo soriano las acciones para impulsar una sociedad más justa e igualitaria comenzaron hace ya tiempo...
educación en igualdad. Durante el curso, realizan diversas actividades relacionadas con la igualdad y la ruptura de estereotipos, que normalmente se enfocan en las tres efemérides: el 25 de noviembre (Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres), el 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer) y el 11 de febrero (Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia). Han participado en las actividades impulsadas por la Concejalía de Igualdad el 8M;en 'El latido de las mariposas', una iniciativa desarrollada por una madre que sufrió violencia vicaria y ha desarrollado un proyecto en torno a sus hijas asesinadas, Martina y Nerea; y el 11F, por ejemplo, organizan la actividad 'Trae a tu mamá científica al aula', donde lanzan una convocatoria para que familiares dedicadas a la ciencia (no solo naturales, sino también sociales y humanidades) acudan al aula y expliquen su día a día. «Este será el tercer curso que lo realizamos y es una forma de que su referente científica femenina sea su mamá, su abuela... que sean referentes cercanos», explica Laura Álvaro, la coordinadora de Igualdad en el Centro de Educación Infantil y Primaria Infantes de Lara.
Álvaro asume este cargo desde 2016 y agradece que cada año el centro se implica más en la materia. De hecho, cada curso se van sumando más actividades extraordinarias fuera de los días efeméride, como el taller de cuentos coeducativos dentro de la Semana Cultural o la jornada 'Píntate las uñas de colores' que realizaron el curso pasado tras detectar un conflicto en el aula relacionado con los estereotipos de género.
La suma de todo este trabajo y el convencimiento desde el centro de que su labor puede ser importante para construir una sociedad mejor, llevó a finales del curso pasado a que el equipo directivo propusiera a la coordinadora de Igualdad «la idea de que el plan de mejora del centro de este año estuviera relacionado con la igualdad de género». La propuesta ha supuesto un reto para Álvaro pero, también, un impulso y un refuerzo para saber que se está trabajando en el camino correcto.
El plan pretende, en síntesis, que «la educación en igualdad de género cale en toda la comunidad educativa, no solo en los 41 profes y 421 alumnos y alumnas, sino también en las familias», explica Álvaro, quien destaca también la importancia de que esta educación sea compromiso de todos, transversal y continuada, de modo que «no se centre solo en las efemérides, sino que sea algo del día a día en el aula» para que profesorado, alumnado, familias... sepan identificar las situaciones conflictivas y cuenten con las herramientas necesarias para compensarlas.
Para conseguir el objetivo es «fundamental», considera, «poner las gafas de género a toda la comunidad educativa para que identifiquen esas situaciones de desigualdad y, con la formación adecuada, se puedan compensar este tipo de situaciones». El ejemplo a seguir sería la situación vivida el año pasado con la jornada 'píntate las uñas de colores' cuando, tras detectarse en el aula una situación problemática (un alumno cuestionó a otro por llevar las uñas pintadas alegando que eso era «de chicas»), se decidió intervenir para hacer reflexionar al respecto y romper estereotipos. Para ello, se planteó una actuación de centro, lo que permitió involucrar a todos los niveles y a toda la comunidad, y se hizo además de modo festivo. Hoy todavía se recuerda al director con las uñas pintadas de colores, rememora la coordinadora de Igualdad con una sonrisa, agradeciendo el compromiso de sus compañeros y compañeras en cada actividad que se plantea.
De hecho, destaca, el claustro está siendo «muy receptivo al plan de mejor» y, a partir de él, «ya están surgiendo propuestas pedagógicas que fomentan la igualdad de género en todos los niveles del centro».
desigualdad en el aula. Seguir trabajando en la materia es necesario porque «todavía hay muchas situaciones de desigualdad en el aula», admite Álvaro. Ejemplifica, «en los libros de texto hay desigualdades patentes y todavía hay enunciados que pueden seguir fomentando estereotipos (como «mamá va a la compra, papá se va a trabajar...»)». Y «algo que es muy flagrante es la falta de referentes femeninos», lamenta.
El problema, repara, no es solo del aula. «Realmente hablamos de que seguimos siendo socializados en una socialización desigualdad, una socialización de género. Nos educamos en el aula pero, también, en la familia, en los medios de comunicación, en la sociedad... y al cole ya venimos con una mochila. Cuando no existe esa conciencia, esa sensibilización, de manera un poco innata seguimos transmitiendo esos valores», considera.Por eso, insiste, es necesario contar con la formación adecuada y dar los recursos necesarios para que cada uno pueda ser «consciente de esa mochila machista», identificar cada situación, y trabajar por deconstruir esa realidad 'impuesta'.
Asume que su labor muchas veces es «una gota en un océano», ya que los chicos y chicas reciben cientos de imputs machistas a diario. Por ello, tiene claro cuál es su objetivo en esta 'lucha': «Lo que me interesa es despertar el pensamiento crítico. Es muy difícil contraprogramar todos los mensajes que se reciben y no podemos vivir en una burbuja, pero lo que pretendo es que ellos mismos los identifiquen y los puedan compensar. Aprender a identificar cuando estás siendo víctima, testigo, cuando estás escuchando una situación de desigualdad... detectarla y tener herramientas para compensarla. Porque cambiar el mundo, siendo realistas, es muy difícil», sentencia.