Con la final ante Guaguas perdida y con el Grupo Herce Soria aceptando que por segundo año consecutivo la Superliga se escapaba, se producía un hecho que cambiaba la energía del polideportivo de Los Pajaritos. Manu Salvador saltaba a la cancha, un simple cambio que las más de 2.000 personas que llenaba el pabellón entendían a la perfección. Iba a ser su última intervención como jugador de voleibol.
La magia del momento hizo que la pelota le pudiese llegar al '2' celeste para rematar el que sería su último punto de los más de 2.000 con los que cuenta en sus 20 temporadas en Soria y en sus más de 600 partidos. «No estaba planeado que Alberto Toribio me sacase a jugar», desvela ahora el capitán (cuesta definirlo como ex).
Al terminar el encuentro, Salvador estallaba en lágrimas y cada abrazo, cada palabra, era de gratitud hacia su gente. En los micrófonos de La 8 Soria confesaba. «No sé qué voy a hacer a partir de ahora», relataba completamente emocionado. «Justo hoy hace 20 años de la llamada de José Miguel Serrato para que viniera aquí», recordaba. En ese momento un prometedor joven de Coslada llegaba a uno de los clubes más poderosos del voleibol español.
Inicios. Manu Salvador brillaba en el año 2004 en el Campeonato de España Junior. Allí conseguía ganar con el Coslada al Numancia y Quique Guiu le mostraba su interés. «La verdad es que jugué muy bien ese día», detalla Salvador. «Siempre me quedará la 'espinita' de no ir con la concentración permanente de la selección española, pero llegué a uno de los equipos más grandes del país.
Pocos saben que en sus primera semanas estuvo a punto de abandonar, pero la primera renovación por tres temporadas inició un camino con pocos minutos, pero grandes momentos. La Copa del Rey del año 2008 era su primer gran título, pero en esos años perdieron tres finales, otras dos de Supercopa y una liga. «Cuando veía que a un colocador como de Amo le daban caña siendo el mejor juvenil del país, pensaba qué me dirían a mí», comenta con humor.
El jugador iba evolucionando año a año, mejorando al lado de jugadores que estaban en lo más alto, y con la tranquilidad de ir ganándose un puesto poco a poco, en 2013 se marchaba de vacaciones a Portugal sin saber que ese verano todo cambiaría. «Entonces no había las conexiones de ahora y solo cogía el móvil para hablar con mis padres y poco más», destaca.
En el viaje de vuelta, Alfredo Cabrerizo le daba una noticia que cambiaba el rumbo del voleibol en Soria. «Me dice que va a hacerse cargo del club y que la gran mayoría de la plantilla ya había decidido marcharse», detalla. «En ese momento no sabía que hacer, pero decido quedarme», sentencia. Era el inicio de la era más difícil, la del Río Duero Soria.
Tiempos difíciles. El Numancia era ya historia, la potencia económica de un gran club daba paso a la modestia de un equipo que tenía como principal objetivo sobrevivir. «Hubo que acostumbrarse a una dinámica completamente distinta», destaca Manu Salvador. «Teníamos un gran compromiso, pero el equipo ya no podía competir con los mejores», lamenta.
Fueron tiempos difíciles, el equipo ya no era profesional, o al menos no como antes. «Fueron años complicados», asimila ahora. Hubo temporadas con riesgo de descenso, con situaciones económicas al límite y viendo como incluso la masa social se iba reduciendo. «Necesitábamos algo que nos pudiese hacer cambiar y la llegada de Alberto Toribio lo hizo», cuenta.
El técnico vallisoletano dirigía al equipo desde el año 2021. «Nos hizo trabajar, afrontar la temporada de la forma adecuada», apunta Salvador. Esa temporada conseguía incluso un punto de partido para entrar en semifinales ante Unicaja Almería. «Fallé el remate, eso no se me olvida», explica el jugador. Ese 'error' dio paso a la última y reciente etapa dorada del club.
La gloria. En la temporada 2021/2022, el Río Duero Soria demostró que podía volver a competir con los grandes, pero nadie imaginaba lo que sucedería un año después. Tras un inicio prometedor, conseguían levantar la Copa del Rey en casa. «Cuando pensaba que no vivía un momento como ese, me llegó uno de los instantes más bonitos de mi carrera», asegura Manu Salvador.
El ya capitán del equipo levantaba el título y poco después se conformaba con el subcampeonato de Superliga. «Estos últimos años he tenido que ejercer más como un apoyo del vestuario que en la cancha», reconoce. Adaptarse a eso nunca ha sido sencillo. «Cuesta acostumbrarse», cuenta con sinceridad. En su comunicado de retirada pedía incluso disculpas a sus entrenadores por esos momentos, un detalle más de su humildad y ambición necesarias para la competición.
Manu Salvador alargaba una temporada más su carrera para competir en Europa y conseguir un segundo subcampeonato liguero. «La decisión la tenía tomada hace meses», relata. Como él mismo reconoce, se lo debía a las personas que más cerca han estado en sus dos décadas como jugador profesional.
La decisión. Esta semana llegaba el momento. Manu Salvador, entre lágrimas, anunciaba su retirada. «Pensaba que solo estaría el presidente y los medios», explicaba con sorpresa. De forma paralela, su familia, amigos y compañeros fraguaban una asistencia a una rueda de prensa muy emotiva. «Aunque era un secreto a voces, vengo a informar que dejo la práctica del voleibol profesional», explicaba.
Dentro de un momento muy especial, unos ojos se inundaban en lágrimas, los de Esther, su mujer. «Es la que más ha aguantado», narra Salvador. «Llegar cabreado de todos esos entrenamientos, los fines de semana de competición, cuidar de nuestra hija Victoria», enumeraba. «Ahora con nuestro segundo hijo en camino, es el momento de estar a su lado», sentencia. No se olvidaba de sus padres, de su hermana y de todos sus amigos.
Sus compañeros también ocupaban gran parte de su discurso. «Con quién compartiré ahora todas esas horas de viajes y entrenamientos», se pregunta ahora. Todavía no se plantea qué hacer, aunque «será difícil» pasar del todo a la nada. De una manera u otra, Manu Salvador siempre estará vinculado al voleibol en Soria.