Negocios encallados en San Esteban

Ana Isabel Pérez
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Los empresarios ribereños cuentan enprimera persona las consecuencias delderrumbe del puente medieval

Negocios encallados en San Esteban

Jornadas de trabajo eternas. Retrasos en las entregas de pedidos y servicios. También en la recepción de suministros. Incremento de los costes de producción. Pérdida de proveedores. La posibilidad de recurrir a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Una viabilidad económica seriamente comprometida... Seis empresarios pusieron este jueves voz y rostro al panorama al que se enfrentan a diario desde el pasado 10 de marzo, cuando se derrumbó parte del puente medieval de la N-110 de San Esteban de Gormaz, como consecuencia de la crecida del río Duero por la borrasca Martinho, y dividió al pueblo en dos. Para garantizar su actividad a corto plazo y minimizar las pérdidas de ingresos que asumen desde entonces, urgen la construcción de un puente alternativo.

Así las cosas, los empresarios exigieron celeridad en la respuesta institucional, evitar entrar en la politización del problema y reclamaron, además de la reparación del puente medieval, un puente alternativo y una solución definitiva que garantice una conexión estable entre ambas márgenes del Duero para los peatones y el tráfico ligero y pesado.

«Si el problema de la conexión no se resuelve, no podrán aguantar mucho tiempo, ya que no solo repercute en su economía sino en su bienestar emocional, al tener que hacer un sobreesfuerzo para afrontar la situación [...] El pueblo se ha partido en dos, afecta en lo económico, pero también en lo humano», subrayó la directora general de la Federación de Organizaciones Empresariales Sorianas (FOES), María Ángeles Fernández.

«peligra un erte». Maite Hernando es la gerente de dos de los negocios en la villa sanestebeña, Hernando y Dueña y Distribuciones Palacios. La empresaria explicó que la planta de hormigón está ubicada «al otro lado» del puente, por lo que cada viaje multiplica por diez sus costes. «Antes eran siete kilómetros de ida y vuelta; ahora son 70», lamentó.  

La actividad principal de esta constructora local es la obra pública, lo que hace imposible la repercusión del incremento de los costes a la adminsitración que ha contratado un proyecto, con el añadido de una posible sanción si no se cumplen los plazos o, en una situación extrema, la empresa se ve obligada a abandonar la obra. «Tengo 40 empleados en la empresa y peligra un ERTE», expuso.

Hernando también está al frente de Distribuciones Palacios, cuyas instalaciones se encuentran, igualmente, en la parte del municipio que ha quedado aislada por el hundimiento del puente. «No puedes visitar tanto a los clientes y ellos tienen que hacer compras mayores [...] Necesitamos de manera urgente un puente alternativo a futuro, porque el problema estará ahí aunque el puente medieval se arregle, si sigue pasando maquinaria pesada», abundó.

«peligra un erte». «Antes nos levantábamos a las 5.00, ahora a las 4.30 y a las 8.00 tenemos que servir a otra panadería de Ayllón. Luego tenemos que pasar con el carro el pan al otro lado del puente, donde hemos dejado una furgoneta. Si está lloviendo tienes que tapar el pan... Después de ir hasta Ayllón van a los pueblos y si se quedan sin pan, hay que pasar más al otro lado... [...] Pedimos una solución ya, un puente alternativo y uno definitivo», sintetizó Eva del Castillo, de Panadería Mario y Eva. La empresaria admitió que el problema se agravará en Semana Santa, con el aumento de la población.

«Nos está hundiendo». Valentín Perdiguero, del Bar Cubic, intervino como representante de la hostelería. Fue tajante sobre las consecuencias del corte del puente: «Nos está hundiendo». A nivel económico, evidentemente, pero también les está minando la «moral» y afectando «psicológicamente» el hecho de no contar con una solución real a corto plazo. «Es que no se trata de algo a tres o cuatro meses», abundó.

El hostelero destacó que temen que en los próximos días, coincidiendo con Semana Santa, apenas reciban visitantes de Madrid, si estos se decantan por otro destino para evitar el inconvenitente del rodeo obligado al no poder pasar por el puente.

«peor que en la edad media». «San Esteban de Gormaz está peor ahora que en la Edad Media, porque no tenemos ni puente», lamentó Daniel Heras, empresario de Manufacturas Metálicas Cosán y de Bodegas Agoris. «Cada salida son 150 euros más, un coste que antes no tenía [...] Y nos falta operatividad. Necesitamos un puente alternativo ya, porque el otro, aunque se arregle, puede fallar. El puente medieval debería quedarse como peatonal y el otro, para el tráfico ligero y pesado», argumentó.

En el caso de su actividad bodeguera, Heras señaló que los clientes piden que «agrupemos pedidos» para reducir el número de viajes y algo habitual como entregar una caja de muestra está descartado por el coste que conlleva.

Fincas «a los dos lados». Javier Ines acudió a la convocatoria como agricultor y en calidad de representante del Canal de Olmillos. «Hay muchos que tienen tierras a ambos lados del puente [...] Son 40 kilómetros más. Lo que antes era media hora para un tractor, ahora son más de dos horas. Vamos a tardar cinco horas al día solo en cambiar aperos. Aumentan los tiempos y los costes [...] Cuando empiece la cosecha va a ser aún peor», aventuró.

«más costes logísticos». David Hernando, viticultor y copropietario de Bodegas Antídoto, hizo hincapié en que el corte del puente hundido supone un «aumento de los costes logísticos» sustancial, además de que están obligados a «avisar» a los transportistas de la situación, ya que los locales lo saben, pero los que vienen de fuera lo desconocen.

El bodeguero también avisó de los riesgos que conlleva «pasar por el puente de Langa de Duero», a 17 kilómetros, ya que si soporta mayor volumen de tráfico pesado «podría tener los mismos problemas».