Permiso de residencia de un año ampliable a tres, posibilidad de trabajar, acceso a la educación, a la sanidad, ayuda social y económica son solo algunos de los derechos que tendrán los refugiados ucranianos que lleguen a los Estados miembro huyendo de la guerra en su país. Una ayuda fundamental para empezar una nueva vida que permitirá a cientos de miles de personas mirar al futuro más allá del sonido de las bombas.
Este paquete de medidas, que se activarán previsiblemente mañana bajo el nombre de Directiva Europea de Protección Temporal, están diseñadas para ofrecer amparo inmediato a personas que llegan de forma masiva al territorio comunitario y no pueden volver a sus países por guerras, violencia o violaciones de los derechos humanos.
La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) cifró ayer en 875.000 las personas que han abandonado Ucrania desde el inicio de la contienda, aunque estima que al final sean unos cuatro millones quienes busquen refugio fuera de su país.
España será uno de los territorios de acogida. No en vano, es la cuarta nación europea con una mayor diáspora de ucranianos, por detrás de Polonia, Italia y la República Checa, según la oficina de estadística comunitaria Eurostat.
Alrededor de 115.000 ucranianos residen actualmente en España, la mayoría de ellos mujeres, y Madrid (23.072), Barcelona (14.052), Alicante (11.573), Málaga (11.425), Valencia (9.417) y Murcia (7.063) son las regiones con más empadronados, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) a 1 de enero de 2021.
Esta abundante presencia en el territorio nacional hace prever que serán muchos los ciudadanos de ese país que huyendo de la guerra opten por viajar hasta España para reunirse con familiares e instalarse aquí de forma temporal.
Los heridos. No solo los desplazados necesitan ayuda. También los heridos en la contienda requieren una asistencia que, ahora mismo, su país no les puede prestar. Por eso, las autoridades de Polonia anunciaron ayer que habían habilitado unas 7.000 camas de hospital para atender tanto a los ciudadanos ucranianos que huyen del conflicto, como a aquellos heridos en combate. Así lo confirmó el Gobierno polaco, inmerso en un proyecto de ley para regular la atención sanitaria de los refugiados para ser atendidos bajo el sistema de salud estatal.
La respuesta desde Varsovia ha sido unánime y, además del Ejecutivo, la población civil también ha dado muestras de solidaridad con Ucrania con donaciones en especie y ofrecimientos de alojamiento, comida y transporte para aquellos que huyen de la guerra.