México vive este domingo una jornada histórica. No solo porque encara las elecciones más grandes de su democracia, con decenas de miles de cargos públicos en juego y más de 97 millones de personas llamadas a las urnas a elegir entre la continuidad de la política de Andrés Manuel López Obrador o el cambio, si no porque por primera vez dos mujeres son las principales aspirantes a ocupar la Presidencia. Todo ello en un contexto marcado por la violencia en el país, con una treintena de candidatos asesinados en el último año.
A pesar de que las papeletas presentan tres opciones, son la oficialista Claudia Sheinbaum, exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, y la opositora Xóchitl Gálvez quienes encabezan las encuestas. Según los sondeos, la líder del gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena) cuenta con un 55 por ciento de intención de voto, seguida de la política del frente Fuerza y Corazón por México, con el 33 por ciento.
Muy por detrás quedaría el partido Movimiento Ciudadano (MC), con Jorge Álvarez Máynez al frente y un 8 por ciento de apoyo previsto. Por ello, por primera vez en la historia y tras muchos intentos fallidos en el pasado, es más que probable que una mujer se convierta en la futura inquilina del Palacio Nacional.
«La democracia no solo no está en riesgo, sino que se fortalece con el proyecto que representamos, porque la defensa de la democracia nunca ha sido una reivindicación de la derecha, es más, la lucha por la democracia es una parte del origen de nuestro movimiento», afirmó Sheinbaum pocos días antes del cierre de la campaña.
A sus 61 años y con ascendencia judía, la discreta protegida de López Obrador llegó al punto álgido de su carrera política en diciembre de 2018, momento en el que se hizo con las riendas de la Ciudad de México, si bien renunció en junio del año pasado para aspirar a la Presidencia.
Frente a ella, Gálvez, quien apela a la «confianza» de la población para un cambio de timón en la nación caribeña. La exsenadora, también de 61, ha reivindicado en sus actos su origen indígena para tratar de aunar apoyos, pero también su voluntad de atraer inversiones que sirvan para impulsar la economía social.
«Van a tener una presidenta que no va a pensar en obras faraónicas (en referencia a las reformas de infraestructura de López Obrador) que han sido un robado de dinero», aseveró hace unos días la líder de la oposición, erigiéndose como la próxima «presidenta más valiente que México haya tenido» y la mujer que hará «regresar la paz y al tranquilidad» a la nación.
La violencia? en campaña
Y es que, precisamente, los ataques y asesinatos a candidatos a puestos públicos han marcado la precampaña y la campaña electoral. Según datos del Gobierno, 15 aspirantes han fallecido desde octubre, mientras la organización Data Cívica eleva la cifra a 26 para todo 2024 y la consultora DataInt, que parte de julio de 2023, a 38.
En una reunión que mantuvieron el Gabinete de Seguridad, el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Ejército mexicanos, se notificaron 532 peticiones de protección y las instituciones se comprometieron a velar por «un proceso electoral en paz, libertad y armonía», en palabras de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde.
Más allá de eso, los comicios también pasarán a la historia por ser los más grandes de México porque más de 97 millones de personas están convocadas a las urnas para renovar, solo a escala federal, más de 20.000 cargos, incluida la Presidencia de la República, los 500 escaños de la Cámara de Diputados y los 128 del Senado.
En el ámbito regional, la Ciudad de México y los estados de Chiapas (sur), Guanajuato (centro), Jalisco (occidente), Morelos (centro), Puebla (centro), Tabasco (sur), Veracruz (sur) y Yucatán (sur) renovarán los titulares de sus Gobernaturas y todos los municipios sus organismos.