El BoinaFest, el certamen de música contra la despoblación de Arenillas, llega este fin de semana a la décima edición, lo que es motivo de orgullo para todos aquellos que lo pusieron en marcha. Rodrigo Gismera, el organizador, explica la implicación del pueblo para sostener un festival como este gracias a las colaboraciones.
¿Cómo surgió esta cita musical en un pueblo referente en la lucha contra la despoblación?
Surgió tras unos veranos organizando conciertos a nivel familiar en Arenillas. Como salía bien, pensamos hacer un festival y en 2015 nos liamos la manta a la cabeza y contactamos con La Matilla (Segovia) para ver cómo organizaban el suyo, porque era un pueblo pequeño y estaban haciendo las cosas muy bien. Ese años fuimos cautos, pero vimos que podía ser viable y miramos hacia adelante.
"Estoy muy agradecido por la implicación de los vecinos" - Foto: SERGIO_DE_MIGUEL Sergio de Miguel Asensio¿Qué balance hace y con qué colaboración cuenta la organización?
Pues cada vez viene más gente y cada vez podemos permitirnos gastar más dinero porque cada vez hay más colaboración y más público. Estamos muy satisfechos. En cuanto a apoyo institucional, no es mucho, destacando desde hace dos años una pequeña cantidad del ayuntamiento, que no llega a alcanzar el 10% del coste. Más o menos, podemos decir que el festival ha sido sostenible. A nivel particular, colaboran empresas locales y provinciales, con dinero o productos, porque creen en el proyecto.
¿Qué presupuesto o qué gastos tiene el BoinaFest de Arenillas?
Desde la primera edición hasta ahora, prácticamente se han cuadruplicado los gastos, pero no hay presupuesto. Sí que tenemos una previsión en función de la asistencia. Esto se hace por y para el pueblo, no va de economía sino de que venga gente, aunque sea poca.
Para esta décima edición, ¿qué previsión tiene la organización?
Es un festival gratuito y para calcular la asistencia tenemos la reserva de merchandising (camisetas y sudaderas) y de espacio para la zona de acampada (tiendas y furgonetas), también gratis, para ver cuánta gente va a venir y cuánta comida y bebida tenemos que comprar. Pinta como otros años y cada año hay un aumento. Si el año pasado había más de 1.000 personas, aunque es difícil de calcular, estimamos unas 1.200. Cualquier baremo (gasto, asistencia, solicitud de grupos participantes de la Serranía Celtibérica...) aumenta un 5-10% cada año, creciendo sostenidamente.
¿Cómo se siente tras una década organizando este festival tan simbólico en la España Vaciada?
Muy agradecido y muy orgulloso de como más de cien voluntarios, entre vecinos y veraneantes, se implican en el BoinaFest. Se demuestra que haciendo las cosas de otra manera, sin prácticamente apoyo institucional y económico, es posible hacer lo que hacemos: llevar doce horas de cultura y de música en directo a un rincón de la zona más despoblada de la provincia más despoblada. Dedicando tiempo y cariño, conseguimos que sea viable, que la gente venga y vuelva con más amigos. Gracias a ese apoyo el festival sigue vivo.
Este evento ha vuelto a poner a este pueblo pionero en atraer nuevos vecinos en el mapa...
Sí, sin duda, porque el festival es consecuencia de la histórica lucha de Arenillas contra la despoblación desde finales de los años 80. Ahora mismo en Arenillas hay siete viviendas municipales de alquiler social y hay habitantes menores de edad. Como el festival, se ha avanzado sin apoyo de las instituciones y sin grandes medios, a fuerza de dedicar tiempo y esfuerzo desde la asociación sociocultural y el ayuntamiento. Así se consiguió frenar la sangría de la despoblación, manteniendo los 50 habitantes, como no ocurre en los pueblos de alrededor. Es un reto increíble conseguido con tesón. Los fundadores de la asociación fueron los padres de los que ahora montamos el festival, hemos mamado todo esto desde pequeños, la pasión por el pueblo y el dedicar tiempo de nuestra vida a hacer cosas por él.
¿Cómo trabajan esos cien voluntarios para que todo salga bien?
Hay diez colaboradores que trabajan los meses anteriores (web, diseño, comunicación, vídeos, redes, merchandising...) y los días previos entre todos se prepara la zona de acampada, los aparcamientos y la señalización, el escenario y las pancartas, los pedidos... El día del festival se monta la barra y los voluntarios atienen de a todos los que vienen (venta de camisetas y sudaderas, zonas de parking, barras por turnos...), a lo que se suma la recogida y limpieza posteriores. Gracias a que tenemos tantas manos, es viable de forma gratuita.
¿Qué cartel hay para esta décima edición en el frontón de Arenillas?
Contamos con El tío La Careta (Valencia), de mestizaje y rock alternativo; Chocabeat (Teruel), de hip-hop; Oktopussy (Segovia), de ska, punk y fusión; L'asia&Mendar del Cierzo (Castellón), de reggae; y Macaú (de Soria, con raíces en Rello), de flamenco fusión. Son los cuatro elegidos de la convocatoria que lanzamos a principios de año, que contó con 210 solicitudes, una cifra récord. Y estará Lawawa (Madrid), de entretenimiento infantil; La Churry (Barcelona), clown de humor; y Dj Unexpected (Madrid), con canciones de ayer y hoy. Invitamos a venir a todo el mundo, que prueben la experiencia de lo que es un festival totalmente diferente, organizado con mucho cariño y amor.