Casi veinte años después de que se colocara su primera dovela, la Variante Ferroviaria de Pajares, que posibilita la llegada de la alta velocidad a Asturias, se inauguró ayer con un viaje que partió de Madrid a las 13.35 horas y que llegó a Asturias a las 16.45 horas, y donde viajaron el rey Felipe VI, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; el ministro de Transportes, Óscar Puente, y los presidentes de Castilla y León y Asturias, Alfonso Fernández Mañueco y Adrián Barbón, entre otras muchas autoridades. Un acto que supone la culminación de la gran infraestructura ferroviaria de la historia de España y que supone romper el muro que la Cordillera Cantábrica levanta entre Asturias y la meseta. «Una obra de titanes», como la definió Barbón: la variante de Pajares, o lo que es lo mismo, la perforación de la Cordillera Cantábrica en casi 50 kilómetros para, tras casi 20 años de trabajos, conectar Asturias con la Meseta por alta velocidad. Más allá de las grandes cifras que arrastra esta faraónica obra –más de 5.000 trabajadores, 4.000 millones de inversión o las cinco tuneladoras que trabajaban al mismo tiempo–, la apertura de la Variante abre una nueva etapa comercial, turística y económica entre Castilla y León y Asturias, recortando los tiempos de viaje.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró que la variante no es sólo un «salto de gigante» para salvar la Cordillera Cantábrica, con un nuevo paso entre León y Asturias, sino también «una mano tendida para unir los territorios de un país orgulloso de su diversidad» como España. Durante su intervención en la estación de Oviedo el acto institucional de inauguración, Sánchez aseguró que la Variante es «algo más que un camino de hierro», sino un «camino de soluciones» para «revertir un injusto aislamiento ferroviario», que permitirá afrontar con «nuevas bazas» los desafíos ante la «auténtica oportunidad» de transformar la economía y el tejido productivo, sin «temor al cambio». De esta forma, apostó la vertebración y el desarrollo de las zonas de España «tantas veces olvidadas» y «postergadas» a través del hilo de la «prosperidad compartida», frente a quienes todavía se creen «el centro del universo». El presidente destacó por último la oportunidad que supone la reindustrialización, a través del despliegue de las energías renovables y el hidrógeno verde, en zonas «relegadas» en el pasado o que han tenido una actividad vinculadas a otros usos, como Asturias y León, lo que permitirá, además, que sus habitantes tengan «esperanza y horizonte».
Por su parte, el nuevo ministro de Transportes, el vallisoletano Óscar Puente, vivió su primer acto oficial desde que accediera al cargo. «Obras como esta son las que nos permiten subirnos al tren de la modernidad», destacó Puente, que defendió que el impacto socieconómico de la variante será «elevadísimo». «No es una infraestructura, sino un proyecto de país».
Mañueco pide que se «culminen» otras obras pendientes
El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, aprovechó su presencia en la puesta en marcha de la Variante de Pajares para reclamar al nuevo Gobierno central «muchas más inauguraciones» de actuaciones que, como dijo sobre el nuevo corredor ferroviario, «es vital y hace ganar en competitividad, en vertebración, en calidad de vida para los ciudadanos». «Saben que tenemos muchas infraestructuras pendientes en nuestra tierra, necesarias para la vertebración de Castilla y León y de todo el noroeste de España». Los esfuerzos en este sentido, «se deben continuar para desarrollar todo el Corredor Atlántico del noroeste para que crezcan oportunidades», añadió Fernández Mañueco, que confió en que se trabaje para «solventar» cuestiones relacionadas con los acuíferos, evitar daños al medio ambiente, a la agricultura, a la ganadería y también conservar el actual trazado a través de la rampa de Pajares o buscar una solución alternativa al transporte. «Es una infraestructura que nos abre puertas al futuro y que vamos a trabajar codo con codo».
Hoy se abre al público
La variante entrará en funcionamiento para los usuarios hoy y llega para sustituir a la antigua rampa de Pajares, que aún seguirá operativa. Una infraestructura que está a punto de cumplir 140 años. El trayecto entre Madrid y Oviedo que ayer recorrieron las autoridades en el viaje inaugural, se queda en un tiempo de aproximadamente tres horas y 12 minutos, lo que supone reducir en más de una hora el tiempo que se empleaba hasta la fecha.