No es oro todo lo que reluce en los campos de lavanda

Sergio Recio
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Aunque las visitas aumentan en lugares como los cultivos de San Felices, la bajada del precio del aceite esencial genera pérdidas a sus productores

No es oro todo lo que reluce en los campos de lavanda

Son cada vez más visitados, un telón de fondo perfecto para una instantánea. Son los campos de lavanda, una demanda turística que no para de crecer. "La cantidad de gente que viene es casi incontrolable", reconoce Virginia Re, productora en San Felices. El único problema es que eso no da beneficios. "Es un ingreso mínimo porque los campos son abiertos y no puedes controlar ese turismo", lamenta. 

El principal producto una vez cosechada la lavanda es el aceite esenciales, pero los pequeños productores llevan años a pérdidas. "Desde hace tres años no tiene precio", desvela. Aquí en San Felices, ni siquiera cubren los gastos. "Es aproximadamente un tercio de su valor habitual y con eso no cubrimos gastos", analiza. Otros productos que han creado son cosméticos, pero a menor escala.

Necesitan un cambio y piden también protección ante plagas como la de una especie de gusano que arrasa con el cultivo. "Hace poco ha aparecido muy cerca de Brihuega", alerta. "En una noche arrasan con todo", sentencia. Es la otra cara del cultivo de lavanda, de moda para la foto, pero con problemas para su futuro.

 

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