"El día de la dana dormí tranquilo porque no era consciente"

A.P.L.
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Ayudando desde el primer momento en la 'zona 0' de la Dana, el presidente de la Casa de Soria en Valencia ha impulsado campañas de donaciones económicas y de vehículos y advierte de quela reconstrucción será un proceso «largo y complejo»

"El día de la dana dormí tranquilo porque no era consciente" - Foto: E.G.M Eugenio Gutiérrez Martínez

Tras despedir el año 2024, el presidente de la Casa de Soria en Valencia, David Berrojo, reconoce que ha sido un año aciago para esa tierra, por el incendio de un edificio en el barrio de Campanar con diez víctimas y, sobre todo, por la dana que causó 224 fallecidos y con varios afectados sorianos en la 'zona 0'.  Desde el primer momento, David ha estado pendiente de las necesidades de los afectados y ha impulsado varias iniciativas solidarias y, al tiempo, avisa de que «se ha demostrado que no estamos preparados para catástrofres de estas características». David Berrojo, que llegó a Valencia por una oportunidad laboral de su mujer y donde han nacido sus hijos, sigue trabajando junto a su equipo en la Casa de Soria y para los cerca de 200 asociados (se quiere aumentar esta cifra), en impulsar actividades y lograr un local para reunirse en ocasiones puntuales. En el regreso a Soria, su tierra natal, hace una reflexión sobre lo vivido.

¿Cómo echa la vista atrás al año que acaba de concluir con el peor desastre natural en 124 años? ¿Qué recuerdos tiene de ese día y cómo se puso en contacto con los sorianos en Catarroja y Paiporta?

Yo recuerdo que estaba trabajando en Liria y no llovía nada, como en ningún sitio. Sí es cierto que a mediodía ya corrían por los móviles los vídeos de Requena y Utiel donde había riadas. En el colegio en el que trabajo se decidió suspender reuniones por la tarde y a las 15.30 horas yo ya volvía para casa, pensando en todo lo que podría llover por la zona. Yo llegué y me quedé allí, como en esos días en los que el tráfico se pone fatal, pero a mi mujer le costó llegar porque vuelve en metro y, tras bloquearse a una parada de entrada a la ciudad, hizo el trayecto a pie porque no llovía. Cuando se paró el metro, es que ya se había arrasado el centro de operaciones y todos los trenes que estaban en marcha terminaron sin medios electrónicos e intentaron llegar a una estación para desalojar a la gente y que se buscaran la vida.

Sobre las 18 horas yo sabía ya que Gustavo Álvarez y Gerardo del Río, en Catarroja, estaban mal pero estaban bien, el primero atrapado en un descampado sin mucha batería y el segundo había salvado el coche y estaba viendo por la ventana al otro; pero sí que estábamos muy pendientes de Héctor García, de Paiporta, porque no se le localizaba al caerse la red móvil y su padre estaba muy preocupado al no haber tenido contacto con él desde las 16 horas. Estuvo muy angustiado porque hasta las 23 horas no pudo recibir el mensaje de que se encontraba bien...

Yo dormí tranquilo porque sabía que toda la gente que tenía por allí estaban bien. En esos momentos no era consciente de toda la destrucción que había, veías vídeos de una calle con coches flotando pero no sabías que había tantos kilómetros de destrucción y tantas víctimas. Por la mañana, recuerdo que a las 8 horas me llamó Benito Serrano, el presidente de la Diputación de Soria, para ofrecer ayuda a los sorianos con necesidades, porque había mucha gente sin casa. Como ningún soriano precisó ayuda urgente, aportaron material como motobombas, agua, maquinaria... La institución fue de los primeros que aparecieron por allí a ayudar, antes incluso que el Ejército, lo hicieron muy bien.

El primer día tras la dana fue miércoles y en Valencia quedó todo cerrado. Como en la pandemia, en las estanterías de los supermercados estaba todo agotado. Yo ese día tuve que atender a mi casa y mis hijos. Veías que pasaba algo pero a través de las imágenes, porque no había líneas de teléfonos en estos sitios ni los medios de comunicación habían llegado con equipos móviles. El jueves tuve que ir a trabajar y ya había gente que nos pedía ayuda, a la que el día siguiente comenzamos a llevar lo que necesitaban.

¿Y cómo fue pisar la 'zona 0' la primera vez? ¿Qué es lo primero que hizo para poder ayudar?

Habías visto vídeos, como digo, pero no tiene nada que ver por muchas imágenes que veas. Te impresiona el poder de destrucción del agua y cada vez que vuelves, más. Lo has visto en una calle o en dos, pero no en pueblos enteros y una extensión tan grande de kilómetros, por lo que impresiona bastante. Lo peor es que la reconstrucción va a tardar años, aunque antes decíamos meses. Mientras no hagan una presa que sea capaz de frenar eso, que si vuelve a pasar por lo menos no sea tan de golpe lo que lleve... Pero si para poner un semáforo tardan tres años, imagínate para instalar una presa...

Yo en el primer sitio que estuve fue Alfafar, porque una falla de allí nos pidió ayuda de productos básicos para la gente mayor de las barriadas antiguas. Estaban encerrados en casa y había que llevarles lo que necesitaran puerta por puerta. Ese día hice varios viajes en bicicleta, cargaba dos mochilas, las llevaba, y volvía a cargarlas en las tiendas que hubiera abiertas. En uno de los viajes sí que pude llegar a Catarroja para ver a los sorianos por primera vez, pero a Paiporta fue imposible llegar después de hacer varios intentos. El primer día no puede entrar en la academia de Gustavo, porque era un lodazal, ni a garajes, se estaban empezando a organizar para sacar agua... El domingo estuve con la brigada de la Diputación y gente desplazada de manera oficial, porque se prohibió la entrada de voluntarios a pie. Allí ayudábamos en lo que se pudiera.

A Héctor le he visto después, pero no en Paiporta, y también a Fernando, el socio que se encarga de la cocina de la Casa de Soria en Valencia en grandes eventos. Como es cocinero en un colegio y estuvo 15 días sin ir, ese tiempo estuvo en un patio de un centro ofreciendo comidas para 500-1.000 personas.

El trabajo de los voluntarios ha sido esencial, ¿cómo comenzó a moverlo y que ha conseguido?

La primera semana estabas para lo que te pedían, cuando te llamaban. Después se montaban 'mercados' de reparto con voluntarios para descargar camiones, como supermercados de campaña. Había que organizar materiales de limpieza, de aseo... para que la gente cuando llegara al mostrador pudiera llenar el carro cuanto antes. La iniciativa de donar coches comenzó el día 3 de noviembre por la tarde, cuando vimos que habían llegado muchos camiones de comida y que nadie se iba a morir de hambre. Lo siguiente que hacía falta solucionar era la movilidad, por eso al día siguiente ya publicamos peticiones. Originalmente era para conseguir coches para los sorianos pero como luego hubo más donaciones, se extendió. Llegamos a 130 vehículos pero ya van a entrar pocos, porque en Madrid, que era el foco principal, se ha frenado en seco porque hay una moratoria y a la gente les dejan usarlos un año más. También es normal. Al empezar, de Soria donaron dos rápidamente y después llegaron de Galicia, Madrid, Sevilla, Cataluña...

La reconstrucción de la academia de Gustavo en Paiporta será larga, ¿cómo se está avanzando?

Al principio éramos más optimistas en cuanto a los plazos y queríamos que arrancaran rápido. Tras picarse las paredes, tienen que secarse y con donaciones económicas hemos conseguido alquilar algún cañón de calor, que están supercotizados y son difíciles de encontrar. Cuando se seque, hay que hacer un tratamiento en los ladrillos para que no filtre el agua de los sótanos, que no se han vaciado a tiempo. Las donaciones (en casadesoriavlc@gmail.com) se destinarán a este tratamiento. Pedimos apoyo porque es un negocio familiar, son autónomos y han dejado de cobrar, era el caso más grave porque supone ingresos cero desde el 29 de octubre y cambia la vida de un día para otro. De ahí el llamamiento. Pero vamos a ayudar todo lo que se pueda.

¿Están llegando las ayudas económicas prometidas a las personas afectadas y a los negocios?

La administración no funciona igual que las ayudas privadas, como las de Juan Roig, presidente de Mercadona. Las ofreció a empleados y a familias y a empresa afectadas, que una semana después ya estaban recibiendo el dinero, antes de mirar los papeles. La administración y los seguros también lo podían haber adelantado ya. Cuando quisieron llegar las ayudas básicas, ya no hacían falta. No puede ser que llegue antes la ayuda de la Diputación de Soria que la oficial. Es una vergüenza porque se pagan impuestos de segunda división y se ofrece un servicio peor que en Ruanda. Si el sistema no funciona en una catástrofe y la ayuda no llega... No hablo de desorganización, sino de que se manden todos los medios disponibles desde el primer momento. La gente está muy descontenta porque todo lo que ha dependido de ayuntamientos y diputación no ha funcionado, los servicios esenciales quedaron bloqueados, como servicios sociales y policía local. Que haya habido una catástrofe de estas dimensiones y que no haya habido una respuesta a la altura con todo el dinero que pagamos a través de los impuestos.

Y ellos, ¿cómo lo valoran?

Los afectados siguen en shock pero ven que por lo menos les estamos echando un cable. Ellos han visto que la gente se ha volcado con ellos. Estamos en contacto continuamente y tenemos un grupo de WhatsApp. Creo que el apoyo moral es lo mejor o lo poco que puedes hacer para ayudarles. Cada ayuda es buena y ha habido asociaciones de pueblos de Soria que han mandado 300 euros, otros 500... Ha habido de todo. Sobre todo, que desde Soria sigan preguntando y colaborando porque va a ser muy largo y lento, muy complejo. Hay que tener en cuenta que está arrasado todo: polideportivos, ambulatorios, colegios, concesionarios... Hasta que esta gente pueda tener cierta normalidad, cualquier ayuda es buena. Por ejemplo, familias que se han quedado sin casa y quieran trasladarse al medio rural de Soria para empezar de cero... Incluso empresas que no quieran reconstruir allí y opten por provincias como la nuestra. Las propuestas se pueden transmitir. Soria ha ayudado mucho. He estado con voluntarios de Diputación, particulares, empresas... Y los sorianos de Valencia están muy agradecidos.

¿Hay temor a que se repita por efecto del cambio climático?

La dana ha desbordado a todos y creo que hay dos lecturas. Que no se repita la catástrofe porque no esté todo el mundo avisado, porque allí siempre vienen lluvias fuertes y estaban avisados, aunque el problema es que no llovió en todos los sitios, sino solo en la montaña y de allí bajó mucha agua. Eso va a pasar igual. A mí lo que más rabia me da es ver que la respuesta ha sido desastrosa en todo y no va a cambiar nada porque el nivel político y administrativo de servicios públicos no es operativo y no está preparado, se ha demostrado que no funciona. Y no se va a cambiar... Hasta cuatro días después no hubo ninguna respuesta. Aquí está el mar, aquí la albufera y aquí Valencia ciudad [explica haciendo un croquis] y la infraestructura que entraba a la ciudad ya no entra y acaba en el puerto. En la antigua nacional de Valencia a Alicante son todo pueblos unidos con sus polígonos, en siete kilómetros, y abajo va la autovía. La tormenta fue arriba y se desbordaron los barrancos hasta crear una ola inmensa.

Por otro lado, ¿cómo ha ido el año en la Casa de Soria? ¿Qué actividades se están impulsando ahora?

Si hablamos de todos los sorianos en Valencia, ha sido un año importante y hemos incorporado actos, colaboraciones y hermanamientos con otros colectivos de Valencia, como Gandía. Hicimos una actividad de difusión de productos sorianos en Buñol con la asociación de comerciantes y fue un paso importante, dando pie a más colaboraciones. Ayudamos en la difusión de alimentos de Soria, aunque los productos estrella son el vino y el torrezno, estamos abiertos a todas las empresas. La primera actividad, además de Santa Águeda, es el Jueves Lardero, y ya tenemos cuatro eventos en enero o en febrero que demandan torrezno. Además, es lo que nos abre puertas a otras actividades.

La asociación se puso en marcha en 2019 y usted es el presidente desde los inicios, ¿cómo valora estos primeros años?

El primer acto fue en diciembre de 2029 y justo después llegó la pandemia. En Valencia no hubo antes Casa de Soria, pero sí que existió un grupo que se reunía en la parroquia de San Prudencio, algo que no es casual, para celebrar San Saturio. El edificio se construyó en los años 60 en la avenida Blasco Ibáñez y el arquitecto era de Soria, de ahí el nombre de la parroquia y el lugar de reunión. Esa generación lo ha transmitido a las siguientes, pero no hay un documento como tal del grupo.

¿Cómo se trabaja en la sede y qué fórmula se está estudiando?

En la actualidad no tenemos sede como tal. Una vez que tuvimos todos los papeles en regla, a principios de 2019, abrimos la inscripción a los socios en la cena del Jueves Lardero, apuntándose unos 80, pero a los diez días llegó la pandemia y se cerró todo. Esos dos años solo hubo alguna actividad puntual y nos aconsejaron que por las circunstancias no nos metiéramos en ningún local. En la actualidad somos 200 socios de todas las generaciones (recién nacidos, recién llegados de Soria, segunda generación...), una barrera que nos gustaría pasar.

En 2022 el ayuntamiento de Valencia sacó una licitación de locales para asociaciones y, tras un año, nos adjudicaron uno con el Centro Gallego, pero lo rechazamos porque requería una inversión muy alta y después había que dejarlo. Por ahora nos alquilan puntualmente sus instalaciones el Centro Aragonés o la Casa de Melilla, entre otras. Pero siempre estamos buscando y la idea es buscar un híbrido, con vinoteca y tienda para tomar allí productos gourmet sorianos (mantequilla, vino, embutidos...) también para la promoción turística de Soria, más que un bar y que sirva también para talleres de cocina y como lugar de reuniones. Con este espacio multidisciplinar, podrían salir las cuentas con el importe de los socios. Sobre la zona, pensamos que lo ideal sería el centro, aunque con el auge de los pisos turísticos, está todo muy caro, o el barrio de Campanar.

¿Dónde se celebra el popular Jueves Lardero valenciano?

En principio, lo vamos a volver a hacer en el mismo sitio del año pasado, en Ciudad Fallera, porque nos permite llegar a 200 personas, aunque mucha gente se queda fuera. Este año cae más tarde y hay más tiempo para prepararlo. Lo organizamos entre unas seis personas, pero los días de antes acuden unas 30 para ayudar a montar todo.

¿Hay más novedades en 2025 en la Casa de Soria?

Sí, vamos a lanzar una aplicación de gestión de socios que, en principio, estará disponible desde el primer trimestre. Va a permitir que los socios reciban todos los avisos de las actividades en el móvil, que hagan las inscripciones...