La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) prevé una primera parte de la Navidad marcada por el «frío, las heladas generalizadas y las nieblas persistentes» en la Comunidad, a partir del jueves, 21 de diciembre, donde se iniciará un periodo anticiclónico que dará lugar a cielos poco nubosos, situación probable que alcance hasta mediados de la próxima semana y que cubra las principales fiestas navideñas. A la contra, la previsión cambiará de cara a fin de año, con probabilidades de que Castilla y León se vea afectada por borrascas y sus frentes asociados.
El delegado territorial de la Aemet, Manuel Mora, apuntó que se ha cerrado un otoño extremadamente cálido y muy húmedo, mientras que el invierno, que se iniciará el viernes, a las 04.27 horas, será cálido y húmedo en la Comunidad.
En relación a las fechas festivas, Mora señaló que el sábado 23, domingo 24 y lunes 25 de diciembre, lo más probable es que continúe la situación anticiclónica y por tanto se esperan cielos poco nubosos, aunque probablemente se formen nieblas persistentes en la meseta y zonas bajas. En cuanto a las temperaturas, se esperan valores normales para la época, con heladas nocturnas y temperaturas máximas condicionadas por las nieblas.
A partir del miércoles 27, subrayó que es probable que la situación anticiclónica desaparezca dando paso a borrascas y frentes atlánticos, por lo que aumentaría la probabilidad de precipitaciones en todo la Comunidad, con temperaturas en torno a los valores normales para la época, aunque «existe bastante incertidumbre», añadió. Respecto a la franja entre el 1 y el 7 de enero, hay una mayor probabilidad de temperaturas superiores al valor medio, según informa Ical.
Balance otoñal
Por otro lado, explicó que el otoño meteorológico, en septiembre, octubre y noviembre, ha tenido un carácter «extremadamente cálido», cuya anomalía ha sido de 2,1 grados por encima de la media, lo que representa el «segundo otoño más cálido desde 1961».
En relación a las precipitaciones, ha sido un otoño «muy húmedo», ya que ha habido un 55 por ciento de superávit de precipitaciones sobre el valor medio para ese trimestre, en un año que ha sido el «tercero más húmedo desde 1961», por lo que han contribuido a mejorar el estado de la sequía meteorológica, dado que, en forma de periodo inferiores a un año, no se cuenta con ella, aunque en escalas superiores a varios años, reconoció que existen zonas que presentan sequías.