La rebelión del campo soriano continúa

Nuria Zaragoza
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Un año después de la histórica movilización que sacó a las carreteras al campo soriano, el desánimo subsiste en el sector. «Ha cambiado... a peor», lamentan. Por ello, avisan, seguirán las concentraciones

La rebelión del campo soriano continúa

Cuando se cumple justo un año de la histórica revuelta del campo que sacó a la calle (a las carreteras) al sector en bloque, el agro soriano mira por el retrovisor y hace balance de 365 días que acumulan más sombras que luces. Muchas más. Porque, «lamentablemente, no ha cambiado nada en este tiempo. O, mejor dicho, ha cambiado a peor». «No se ha cumplido nada de lo que prometieron -salvo lo de la demora de libro digital ganadero, que creemos que ya lo tenían previsto-. Pero, además, ahora tenemos sobre la mesa un acuerdo con Mercosur que, si sale adelante, va a suponer poner la puntilla al sector. La agricultura y ganadería, como la conocemos hoy en día, van a desaparecer». 

El aviso/anuncio/amenaza lo hace Miguel Ángel Aguilera. Él fue la voz -y la cara- del agro soriano aquellos días de febrero de 2024 en los que los tractores invadieron las carreteras de todo España. Y él asumió la presidencia de la asociación profesional que nació para dar voz a los indignados que alzaron la voz aquellos días, MAGIN (Movimiento de Agricultores y Ganaderos Independientes Nacional), que cuenta hoy con más de 300 socios de Soria (unos 220), Segovia, Madrid y Burgos. Y él es también el portavoz de UNASPI (la Unión de Asociaciones del Sector Primario Independientes),  la «asociación de asociaciones» que aglutina a las catorce entidades «independientes» que nacieron en diferentes puntos del país al amparo de aquella rebelión del campo de 2024; una entidad surgida para «sumar fuerzas», «unir» al sector e «ir de la mano» en «el único camino» que cabe, el de hacerse oír. «Esto es una carrera de fondo. ¿Se pueden cambiar cosas? Sí, pero es necesario que nos escuchen y eso exige presión en la calle. Y eso solo se genera con mucha gente en la calle. Si no somos muchos, no vamos a conseguir nada. Y nos lamentaremos», avisa Aguilera. 

Por ello, esta semana comenzaban de nuevo las movilizaciones. El lunes, «más de 200 tractores» colapsaban las carreteras nacionales de la provincia. Y el miércoles, bajo el paraguas de UNASPI, los independientes del campo soriano llevaban a las Cortes de Castilla y León su queja, donde solo fueron recibidos por Vox. 

LA PROTESTA SIGUE. Aguilera asegura estar «satisfecho» con la respuesta de sus compañeros pero admite también que la capacidad de movilización se ha desinflado respecto de aquellos días de febrero de 2024. Y lo entiende: «Porque entonces se logró algo histórico, nunca antes el sector estuvo más unido, y se creyó que se iban a conseguir muchas cosas; pero la realidad es que no se ha conseguido nada». No obstante, insiste, el único camino que cabe es el de la unión y alzar la voz. Por ello, anuncia, darán nuevos pasos ya que «la protesta sigue». Queda por concretar cuándo y dónde pero, avanza, «vamos a hacer acciones conjuntas todas las asociaciones integradas en UNASPIen todas las comunidades autónomas». Serán concentraciones -no tractoradas- donde acudirán todas las entidades integrantes en el movimiento. Se ha decidido hacerlo así para «tener más fuerza», ya que asumen que en las acciones provinciales la presencia es menor. La idea es que se desplacen desde todos los puntos de España a las diferentes convocatorias, que comenzarán en Aragón y Valencia. De momento, acudir a Madrid «se descarta», apunta Aguilera.

Aguilera insiste en que es necesario alzar la voz por garantizar un futuro digno en la profesión que -muchos- han heredado de sus padres y abuelos, y asume también que sería importante que esa voz fuera unánime y firme en el sector. Por ello, apunta, se va a tramitar a las OPAs un comunicado invitándoles a participar en las próximas movilizaciones y «pidiéndoles que se unan». 

No obstante, admite, es posible que esa voz (la de las OPAs) no es escuche en las manifestaciones ya que «siguen ignorando» a los independientes. «Cuando ellos convocan, nunca se ponen en contacto con nosotros, nunca nos tienen en cuenta. Nosotros sí hemos asistido a sus reivindicaciones algunas veces y les hemos llamado para ver si podíamos ir. Algunos representantes han hecho incluso declaraciones insidiosas hacia nosotros», denuncia. Y solo hace una salvedad:«Únicamente Asaja Valladolid nos ha apoyado públicamente». Ante esta situación, critica que «los sindicatos se han creado para dividir a la sociedad» y, aunque asegura que las puertas de MAGINy UNASPI «están siempre abiertas», reconoce también que la unidad parece «imposible» en estos momentos. Aún así, reitera, «sería bueno que vayamos todos juntos y unirnos».

Desde el Movimiento de Agricultores y Ganaderos Independientes Nacional también muestran su malestar con las instituciones sorianas y, en especial, con la Subdelegación del Gobierno de Soria. «En Soria nos cierran todas las puertas y tratan de arrinconarnos», denuncia Aguilera. Recuerda que el año pasado, con las movilizaciones masivas, fueron atendidos por todos los representantes instituciones pero este año se ha solicita una reunión con la Subdelegación para hacer llegar la situación del sector «un año después» al Gobierno y la respuesta les ha defraudado: «Nos han dicho que no son representativos del sector y solo reciben a las OPAs», lamenta. Pero, además, añade, «solicitas una manifestación y te llevan por el recorrido que quieren». «Es difícil resolver nada sin un diálogo», censura. 

un sector amenazado. A la hora de analizar la situación, Aguilera lo tiene claro: el sector está herido de muerte y, si no se frena el acuerdo con Mercosur, desaparecerá. Alude al acuerdo comercial que hay sobre la mesa entre la Unión Europea y Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Si finalmente se firma, «permitirá la importación masiva de productos agroalimentarios que se producen bajo normativas mucho más laxas que las europeas. Esto supone una grave amenaza para la competitividad de la agricultura y la ganadería, que no pueden competir en igualdad de condiciones con productos de menor calidad y precios más bajos», alerta. Pero, además, avisa, «supone también un riesgo importante para el ciudadano, para su salud», ya que «los productos importados no cumplen los estrictos controles sanitarios de aquí» y eso supondrá que «lleguen alimentos de menos calidad». Y «encarecer la lista de la compra», añade. Por ello, pide también un guiño a la sociedad. Con comprensión ante los actos reivindicativos que organizan los profesionales del campo en las calles pero, también, con responsabilidad en sus consumos. 

Ante esta tesitura, Aguilera admite que el futuro del sector se aventura «incierto». «Hasta hace poco era optimista pero ahora soy menos», reconoce. Porque, lamenta, «el poder lo tienen los políticos» y, sin diálogo ni puertos abiertos, no hay opción de «cambiar nada» y la situación es ya «límite» y puede ser «aún peor» a corto-medio plazo si sigue adelante el acuerdo con Mercosur y «las políticas verdes europeas» que,«lejos de favorecer una transición sostenible real, están agravando la situación del sector». «No tengo claro que sobreviva la agricultura y la ganadería o, al menos, no va ser la misma. Y, cuando nos demos cuenta, quizá ya es tarde», avisa, insistiendo en esa llamada de alerta por el futuro del agro soriano. 

«Soria es rural y es agrícola y ganadera, pero cada día se cierran más explotaciones porque es imposible. Cada día se firman más acuerdos para instalar placas solares en terrenos productivos, y nos están avasallando. No hay rentabilidad en la explotaciones y no hay relevo generacional, por lo que el futuro se aventura complicado en el sector», sentencia.