Cara cara con la muerte, testigos de la tragedia

Nuria Zaragoza
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Más de 500 personas han fallecido en Soria desde que estalló la pandemia. En los tanatorios, a la carga física, se suma la emocional

Cara cara con la muerte, testigos de la tragedia - Foto: Eugenio Gutiérrez Martínez

La pandemia, y sus miles de estadísticas, han hecho que los fallecidos se difuminen entre titulares… y se pierdan. Pero el COVID se ha cobrado ya más de 24.500 vida en España. 24.500. En Soria, desde que comenzó esta crisis sanitaria han muerto más de 500 personas, el triple de la media de los últimos años. El 0,5% de la población desaparecida en apenas dos meses. Las cifras encogen el alma, pero es importante no olvidar que, detrás de estos datos, hay nombres, rostros, personas, familias… vidas rotas. 

Nadie en estos momentos conoce mejor esa realidad que el personal de tanatorios, servicios funerarios y cementerios. Desempeñan una labor que, por su dureza, por ‘incómoda’, a veces se omite. 

Son el último eslabón de la cadena sanitaria. Ese al que a nadie le gusta llegar. Son siempre un servicio esencial pero, ahora, su labor ha quedado más en evidencia que nunca. Porque nunca antes su trabajo estuvo tan expuesto. Nunca antes su labor fue tan decisiva. Y su esfuerzo tan determinante para no colapsar a la sociedad. Porque nunca antes decir adiós fue tan difícil. Tan triste. Tan solitario. Tan callado. Y sobre sus hombres recae el peso de la tragedia.  

Entre el inmenso ruido que ha generado esta pandemia y el silencio eterno de los cipreses, sus voces se mantienen selladas. Por respeto. Pero tienen mucho que decir.

el triple de servicios. El grupo Mémora abre sus puertas a El Día de Soria para mostrar cómo ha cambiado su labor en tiempos de coronavirus. En Soria, es Mémora -el grupo funerario líder en España presente en 21 provincias- quien gestiona los dos tanatorios de la capital, así como uno de los dos crematorios (el otro es de gestión  municipal). También está  presente en la provincia, donde cuentan con la concesión del tanatorio y cementerio de Langa, del tanatorio de San Esteban de Gormaz, el tanatorio y cementerio de El Burgo de Osma, el cementerio de Osma, el tanatorio de San Leonardo de Yagüe y el de Almazán (que es de su propiedad). 

Sus servicios se han visto radicalmente alterados en las últimas semanas. Porque el coronavirus lo ha cambiado todo. A la carga de trabajo que han soportado, con el triple de intervenciones que el año pasado, se suma la carga emocional que ha impuesto la pandemia. 

38 plazas. No ha estado lleno. La emergencia sanitaria ha obligado al personal del tanatorio a hacer horas extras, a reorganizar los turnos y a hacer alguna nueva contratación. La plantilla actual en Soria es de 19 personas y ha sido necesario reforzar con dos personas, concretan desde el grupo Mémora en Soria. Además, «Soria ha contado con el apoyo tanto de personal como logístico de Mémora Valladolid», añaden. Este refuerzo y, sobre todo, la organización han sido la clave para evitar el colapso. 

«En Mémora Soria la capacidad para acoger fallecidos es de 16 y en el tanatorio municipal es para 22. No ha estado lleno, ya que se ha llevado a cabo una buena gestión y planificación en cuanto a cremaciones e inhumaciones», apuntan desde la gerencia de Mémora. No obstante, los datos evidencian la situación que han vivido, y siguen viviendo: en los tanatorios que gestiona Mémora en la provincia atendieron el pasado mes de marzo 160 fallecidos y realizaron 83 cremaciones en el Tanatorio Soria. Este mes suman ya 114 fallecidos y 62 cremaciones. Para poder evidenciar la carga de trabajo que ha arrastrado la pandemia, nada mejor que comparar con los datos del pasado año:en marzo de 2019 fueron 53 servicios y 25 cremaciones, y durante todo el mes de abril, 55 servicios y 18 cremaciones. Es decir, los servicios se han más que triplicado en estos últimos dos meses respecto a 2019.

«Mémora quiere poner en valor el trabajo y compromiso de todos los profesionales de la compañía que, pese a estar prestando un servicio en condiciones de total excepcionalidad, están trabajando sin descanso diariamente para ofrecer un servicio imprescindible en beneficio de la salud pública», agradecen a su plantilla.  «El personal se ha involucrado al 100% para sacar el trabajo adelante, contamos con grandes profesionales que en estos momentos tan difíciles han demostrado su profesionalidad y su compromiso con esta empresa y con su ciudad», añaden. 

sin velatorios desde marzo. Desde el inicio de la crisis sanitaria y «con la voluntad de proteger a las familias y a los trabajadores de todo el grupo», Mémora ha trabajado en «máxima coordinación» con las autoridades, así como con el sector sanitario, residencial y de los servicios sociales. En esta línea, «todos los tanatorios del Grupo Mémora cumplen y seguirán cumpliendo todas las directrices emitidas desde el Ministerio de Sanidad, entre las que se encuentra la prohibición de velatorios en instalaciones tanto públicas como privadas». No obstante, recuerdan, «conscientes de la excepcionalidad del momento, Mémora ya activó esta medida en todos sus tanatorios el 21 de marzo, anticipándose a las medidas de protección oficiales». 

Respetando siempre las medidas oficiales, la compañía es consciente del peso que tienen las despedidas en las familias. Por ello, «continuará prestando los servicios de entierro e incineración de todos los difuntos permitiendo la presencia de tres familiares o allegados, según ha ordenado el Ministerio, tanto para los fallecidos por COVID-19 como por otras causas». «Conscientes» también «de la relevancia de su servicio de salud pública», seguirá «obedeciendo a los más altos estándares de calidad y ética, atendiendo a todos los requerimientos logísticos y sanitarios que una situación tan excepcional y compleja plantea a un servicio como el funerario», recalcan. 

fallecidos por covid. El Ministerio de Sanidad y la Sociedad Española de Anatomía Patológica no han encontrado evidencias sólidas que adviertan del riesgo de contagio por coronavirus a partir de cadáveres. Pese a ello, todas las empresas funerarias han tomado medidas, siguiendo las instrucciones oficiales. «Por motivos de salud pública y respondiendo a las directrices de las autoridades sanitarias, los fallecidos por COVID-19 deben ser enterrados y/o incinerados antes de 48 horas tras el fallecimiento y no se pueden someter a procesos de acondicionamiento. Las familias de fallecidos por COVID-19 no pueden acceder al cuerpo, ya que por ley éste debe ser introducido en bolsas estancas y el ataúd debe ser sellado, por evitar posibles contagios», explican desde el grupo Mémora en Soria sobre el tratamiento que reciben los cuerpos de fallecidos por el virus.

demorar las despedidas. Conmovidos por la situación que atraviesan ahora las familias para afrontar las despedidas, Mémora, «atendiendo las recomendaciones de psicólogos especialistas en duelo sobre la necesidad emocional de realizar una adecuada ritualización tras un fallecimiento», ofrece la posibilidad de «organizar ceremonias de homenaje y despedida de los difuntos una vez cesado el estado de alarma o finalizado el periodo de cuarentena».

Además, con el objeto de ayudar en este proceso final de vida, Mémora, a través de su Fundación, ha reforzado su plataforma telefónica gratuita atendida por psicólogos expertos en acompañamiento en el duelo.

Ypara minimizar los riesgos de contagio entre trabajadores y familiares, han activado también un «sistema de firma digital para realizar las contrataciones de los servicios con las familias de forma totalmente telemática, evitando así desplazamientos innecesarios». Respondiendo a la excepcionalidad del momento, además, «la compañía ha reforzado sus equipos de trabajo, movilizando profesionales de los tanatorios hacía la gestión logística y la atención telefónica, con el objetivo de poder atender la demanda con la mayor celeridad posible y ofreciendo siempre los estándares de calidad de Mémora».

La pandemia ha cambiado nuestra vida, y nuestra muerte. Por eso mi aplauso, hoy, va por ellos… Héroes también en tiempos de coronavirus.