La Agenda 2030 representa un plan de acción global, firmado en 2015 por 193 Estados miembros de las Naciones Unidas, donde se definen 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con una meta temporal: 2030. Fin de la pobreza, hambre cero, disponibilidad de agua para todos, combatir el cambio climático y sus efectos... son algunos de ellos. Todos podemos poner nuestro granito de arena para avanzar en estos 17 ODS, también el sector económico.
Las empresas, de hecho, son clave en la hoja de ruta que representa la Agenda 2030. Porque necesitamos un sistema económico que genere un equilibrio justo entre crecimiento y los impactos ambientales y sociales.
La industria se reinventa con la mirada puesta en la Agenda 2030 y la octava y última edición de Futuro Verde, el podcast dedicado a la energía y la sostenibilidad que emite Onda Cero Soria y Vive! Radio Soria en colaboración con Solarig, se dedica precisamente a eso, a contar la experiencia de seis empresas sostenibles.
Solarig, la sostenibilidad como sello
«Ser una empresa sostenible supone integrar prácticas responsables con el medio ambiente, la sociedad y la economía a lo largo de su modelo de vida. No se trata solo de tener un enfoque ecológico o ambiental, sino de un balance que permita el desarrollo económico sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer nuestras propias necesidades en la actualidad», explica Blanca Andrés Bernal, directora de Calidad y Medio Ambiente de Solarig. Esta empresa soriana, dedicada a impulsar soluciones energéticas sostenibles en la sociedad, apuesta por un modelo de desarrollo sostenible y, para ello, integra los criterios ESG (en inglés 'Environmental, Social and Governance', ambiental, social y de gobernanza) en su estrategia empresarial: «En Solarig, el plan estratégico de negocio, donde se establece la visión a largo plazo y las metas estratégicas a cumplir para lograr un crecimiento, rentabilidad y expansión de mercado, tiene una estrecha vinculación con el plan de sostenibilidad, que alinea esos objetivos con los principios de sostenibilidad. Ambos buscan la resiliencia y el éxito de la organización», explica Andrés Bernal, quien concreta que «el éxito empresarial no se mide solo en términos económicos, sino también a nivel social y ambiental, basándose en criterios éticos y transparentes». De hecho, advierte, en Solarig los criterios ESG se han convertido en «una parte integral de la estrategia general de la compañía», lo que «mejora la sostenibilidad» de la empresa a largo plazo pero, también, «incrementa la competitividad, ofrece oportunidades para innovar, gestionar riesgos y, lo que es realmente importante, hace que las personas del equipo se sientan parte de esa estrategia». A su juicio, la sostenibilidad ha venido de la mano de las regulaciones pero «ahora es la única opción» y «una empresa no puede ser viable en el tiempo si no es sostenible desde todos los prismas».
En Soria, Solarig ha impulsado acciones ligadas a la sostenibilidad que suponen además una generación de oportunidades en el entorno, como son el Bosque Sostenible que, de la mano de Desafío Urbión, ha supuesto una acción de educación ambiental y la plantación de 150 árboles en Duruelo; o la campaña de recogida de residuos en las márgenes del Duero a su paso por Soria.
Triodos bank, banca ética
B Corp es un sello internacional que reconoce a las empresas que cumplen con estándares de sostenibilidad y responsabilidad social y medioambiental. Triodos Bank, banco europeo independiente referente en banca ética y sostenible, se unió al movimiento B Corp en 2015 y ha ido revalidando esta certificación periódicamente. «El banco surge por unas personas que quieren transformar el mundo desde el sistema financiero. Por eso decimos que es banca ética, y por eso pertenece al movimiento de la banca con valores», explica la responsable comercial de Soluciones basadas en la Naturaleza de Triodos Bank, María de Pablo.
Para asumir ese gran reto de cambiar el mundo desde las finanzas, en un primer momento «el dinero de nuestros ahorradores iba destinado a sectores concretos como el sector medioambiental, cultural o social». Esta idea fue evolucionando a «proyectos que promovían un impacto positivo». «Últimamente», Triodos quiere ir «más allá» y plantea que «ese impacto sea transformador en el sentido de que, además de promover impacto positivo, lo haga en líneas, transiciones o lugares concretos que tienen un objetivo a largo plazo donde pensamos que hay problemas, fundamentalmente ligados al cambio climático o la crisis social donde estamos inmersos». Como ejemplo, este banco ético ha financiado 561 proyectos de energía renovable, o atendido a casi 50.000 personas mayores.
AUARA, embotelladora social y sostenible
AUARA es una empresa que se dedica a embotellar agua mineral natural y zumos de forma social y sostenible. Sostenible porque, entre otras cosas, sus botellas están fabricadas «con material 100% reciclado, 100% reciclable», es decir, «proviene de otras botellas de plástico», con lo que se «fomenta la cadena de reciclaje». Social porque «invierte el 100% del beneficio disponible en proyectos de acceso de agua potable en zonas de extrema pobreza», explica el cofundador y COO (Chief Operating Officer) de AUARA, Pablo Urbano. El proyecto surgió hace diez años de la «experiencia personal» vivida por él mismo y por su socio, Antonio Espinosa, tras «conocer esa realidad de personas que no tienen acceso a agua limpia». Decidieron fundar esta empresa social y, desde entonces, han llevado a cabo más de 220 proyectos en 26 países, de la mano siempre de «socios locales».
Sylvestris, sembrar oxígeno para compensar la huella de carbono
Grupo Sylvestris se dedica, a reforestar las zonas rurales, a sembrar oxígeno para compensar la huella de carbono. El proyecto «empezó en 2013 de la mano de Enrique Enciso y Francisco Martínez, preocupados por la despoblación de las zonas rurales». Un año después, la regulación se unió a su proyecto a través del Real Decreto sobre la huella de carbono, la mitigación, la reducción y compensación de emisiones de CO2, lo que permitió «hablar de mercados voluntarios de carbono». Comenzaron así con las primeras plantaciones, «muy pequeñas». Como siempre ha tenido también un «punto de vista social», trabajaban con personas con discapacidad, rememora la directora de Comunicación de Grupo Sylvestris, Pilar Valbuena. Poco a poco el proyecto ha ido evolucionando y en los últimos dos años han reforestado 3.000 hectáreas. El proyecto, que desde la unión de la Fundación Repsol en el accionariado se engloba dentro de Motor Verde, tiene «un triple impacto: medioambiental, económico y social. Cuando desarrollamos estos proyectos en el medio rural se hacen labores de formación para mejorar empleo y aspectos que dan herramientas para mejorar su vida laboral de cara al futuro», explica Valbuena.
ECOLEC, reciclado de pilas y aparatos
ECOLEC, dedicada a la recogida, el tratamiento, la valorización y la eliminación de residuos garantizando una gestión adecuada, da una segunda vida a «pilas, acumuladores, aparatos eléctricos y electrónicos, así como los envases de estos». Su actividad va dirigida fundamentalmente «a los fabricantes de este tipo de productos que los comercializan y ponen en el mercado, para garantizar que cumplen con las obligaciones que tienen en materia de responsabilidad ampliada del productos», explica el director de Asuntos Públicos y Comunicación de Fundación ECOLEC, Rafael Serrano. La gestión de estos residuos implica «llevarlos a plantas especializadas, donde se lleva a cabo un primer proceso de descontaminación y, después, un proceso de fragmentación y separación de los diferentes materiales», lo que permite su reciclado y darles un segundo uso, algo fundamental en una «situación de carestía de recursos» y «dificultad de acceso».
Granito de Tela, segunda vida a la ropa con un fin social
En Soria nace Granito de Tela, una empresa que plantea dar una segunda vida a la ropa usada. Este gesto tiene un importante poder medioambiental pero, además, tiene también una repercusión social, ya que esta gestión textil permite dar empleo a colectivos vulnerables. El proyecto nace al amparo de Cáritas Diocesana Osma-Soria. Su director, Ricardo Martínez, explica que esta iniciativa permite cumplir un triple objetivo: «Contratar a personas en riesgo de exclusión (actualmente hay nueve trabajadores en Granito de Tela y seis son de inserción), recoger la ropa para darle un segundo uso o destino eficiente, y la entrega social a personal con necesidad». El año pasado se recogieron 311.000 kilos de ropa usada, con cinco posibles destinos: «La tienda de segunda mano, la venta a terceros países, trapos, volver a utilizarla como hilo o fibra, y apenas un 1% se deshecha».