El visontino Antonio Medrano, responsable del área de ganadería de UPA y dedicado al sector por tradición familiar durante toda su vida , advierte del peligro de la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE) en las explotaciones de ganado vacuno en extensivo y de las dificultades de la continuidad de las mismas ante los diferentes retos que se presentan.
La ganadería extensiva está gravemente amenazad por la EHE. ¿Cómo se está sufriendo en Soria?
Está siendo un verano muy angustioso porque está afectando bastante a nivel provincial en una época en la que el ganado está más expandido y es más difícil de controlar.
¿En qué consiste y cuál es su incidencia en el ganado?
A nivel general, es muy parecido a lo que sufrimos con el coronavirus porque afecta de diferente forma a unos animales que a otros, en una misma explotación y sin ningún tipo de lógica. Unos la pasan sin síntomas y a otros les afecta más severamente y en dos días se mueren. Estamos haciendo tratamientos de alivio, los veterinarios les administran tratamientos de antibióticos y antiinflamatorios porque sufren mucho en las articulaciones. Sí vemos que afecta más al ganado de más edad. Hay casos de novillas de un año pero en terneros no, pueden ser casos puntuales o que lo pasen y no nos enteremos. La incidencia es variable y hay que evaluar por explotaciones afectadas, pero se puede decir que es general. En Soria hay unas 300 explotaciones de extensivo con unas 24.000 cabezas, principalmente, de raza limusina, pirenaica y mixta de aptitud cárnica.
Dado que la enfermedad está tan extendida, ¿se está vacunando en las explotaciones? ¿En qué porcentaje?
La vacuna estaba disponible a principios de agosto, pero con escasez. Por esas fechas muchas explotaciones ya estaban infectadas, así que nos hemos encontrado con la duda muy razonable de los ganaderos de vacunar o no, además de que somos los primeros que la vamos a poner y no sabemos cómo puede afectar y cuándo es mejor administrarlas. La duda es cómo vamos a vacunar explotaciones con animales que ya tienen el virus. Por otro lado, la experiencia que tuvimos el año pasado, cuando ya hubo zonas en Castilla y León muy afectadas (Salamanca, Zamora, Ávila y Segovia), no nos ha servido de nada. En ganadería debería tener más valor para haber reaccionado más rápido y que las vacunas llegaran antes, para administrarlas en mayo y que hubieran sido más efectivas. No podría calcular un porcentaje porque las dosis se solicitaron a cada veterinario pero algunas explotaciones no las han administrado por las dudas surgidas. Sí se aconseja vacunar al ganado mayor, pero en las novillas y terneros no vemos problemas. También estamos pensando, por la experiencia, que en estas cuestiones víricas ellas mismas se inmunizan. En las explotaciones que el año pasado sufrieron tanto, este año no están vacunando porque no tienen casos. Insisto en basarnos en la experiencia con una enfermedad que es nueva.
Entonces, ¿cómo influirá la situación de este año en la del próximo?
Todos estamos intuyendo que al año que viene vamos a ver las consecuencias. El año pasado ya hubo casos, más de los que nos pensamos, y éste se han registrado abortos y hay vacas que no se han quedado preñadas. Eso lo vamos a sufrir al año que viene y esa pérdida es muy importante, tanto o más como la de este verano.
¿Se había vivido antes una situación tan complicada?
Situaciones graves hemos vivido, pero no una tan generalizada por una enfermedad nueva. La veíamos venir y llevábamos avisando desde el año pasado de que había que tomar medidas esta primavera. En las últimas reuniones ya trasladamos las reivindicaciones a la Subdelegación del Gobierno y a la Junta de Castilla y León.
¿Por qué esta enfermedad transmitida por el mosquito culicoides está afectando más al ganado extensivo?
Es curioso porque se piensa que podría afectar más a cebadero y en intensivo, pero no. Los primeros casos y más preocupantes vinieron de la zona de Burgos limítrofe con Soria, en Hontoria del Pinar, La Gallega, Navaleno, Pinar Grande..., y ya tenemos casos hasta la zona del Pico de Urbión y en Viniegra hay muchísimos problemas. Son áreas de pura montaña en las que las vacas están ahora más extendidas y el tratamiento es muy complicado. En Soria está y se extiende por distintas zonas, de Pinares y El Valle a Tierras Altas y el Moncayo, aunque hay diferencias. Mientras las dehesas son zonas más manejables al ser más reducidas, con unas cien hectáreas, y tener otro manejo, en nuestra zona hablamos de aprovechamientos de 2.000 o de 8.000 hectáreas que tiene Pinar Grande. Sobre otras medidas, al ser la transmisión por un mosquito, se aconsejó la desinsectación, pero son conceptos para zonas más cerradas, establos y dehesas más pequeñas. En extensivo eso no ha dado nada positivo, los ganaderos han gastado dinero y tiempo que no ha servido para nada...
¿A qué gastos se tiene que hacer frente? ¿En cuánto se cifran las pérdidas en las explotaciones?
Los gastos directos son de veterinarios y tratamientos, el gran exceso de trabajo y numerosos inconvenientes al romperles las zonas de careo y cerrarlas, suministrarles alimentación suplementaria para controlarlas... Pero hay que incidir en los indirectos, que después serán directos por la repercusión que van a tener al año que viene.Es lo verdaderamente preocupante porque los animales que mueren no van a producir y la de los afectados se mermará. Para un rebaño de 80/100 vacas podemos calcular un gasto de unos 2.500/3.000 euros pero habrá que evaluar lo que pueda suponer en un núcleo cesante. Pensamos que se podría perder un 30%-40% de la producción normal.
Las ayudas son necesarias en estos momentos y en Diputación también se urge este apoyo económico al sector, ¿con qué subvenciones cuentan?
A través de las sectoriales, con representación de cada organización agraria, estamos en comunicación constante y desde primavera tenemos una relación muy fluida. Cuando empezaron los primeros casos nos dirigimos a la delegación y expusimos que la situación se presentaba muy complicada en verano. Como en esos momentos no había posibilidad de ayudas, se acordó la notificación de casos por parte de los ganaderos a las unidades veterinarias, que están sangrando y verificando que las explotaciones están positivas. Ahora vamos a hacer un balance de cómo está la situación y solicitaremos a la delegación y al servicio de Agricultura las líneas de ayudas abiertas. El Gobierno puso encima de la mesa la disponibilidad de 15 millones de euros para paliar la enfermedad con ayudas que podían ser cofinanciadas por las comunidades autónomas. De ahí, cada comunidad tiene que trabajar.El año pasado Castilla y León abrió una línea de ayudas con un periodo muy limitado de tiempo, porque muchas explotaciones no pudieron acceder; pero esperamos que este año sea más abierta. He hablado de las líneas ya comprometidas que ahora se tienen que dirigir, sobre las posibles ayudas de Diputación, todo apoyo viene bien.
¿Cuándo será la próxima reunión con las instituciones?
Será en breve, a principios de septiembre. Sí que hemos echado en falta información desde los primeros contactos para saber cómo afrontar la enfermedad, pero esas medidas que nos explicaban ya las conocíamos.Eran momentos en los que las explotaciones empezaban a estar positivas y decidimos dejar tranquilos a los ganaderos. Ellos han sacado las castañas del fuego en sus explotaciones y han trabajado, la enfermedad se la ha comido cada ganadero.
Cambiando de tema, se sigue luchando por el reconocimiento de los pastos de Pinares-El Valle en la PAC. ¿Hay algún avance?
Tuvimos una reunión con el anterior director general de la PAC de la Junta, Pedro Medina, y quien le ha relevado tendrá un criterio parecido. Pedimos que cada zona donde hubiera un aprovechamiento ganadero se pudiera solicitar, que verdaderamente se reconozca lo que es, no pedimos más. El problema se inició en 2001 cuando se cambió el sistema de pagos de cabeza de ganado a hectárea de superficie, porque las zonas de arbolado forestales quedaron fuera y las masas con aprovechamiento de pasto no tenían reconocimiento. Con ello, no había acceso a las ayudas que anteriormente se recibían por cabeza. Solicitamos que se equipare y nos den una valoración en superficie de los pastos acorde al número de animales que realmente pastan. Hay un cálculo en Medio Ambiente para los expedientes de aprovechamiento de pastos que dice qué carga ganadera se puede tener. Sobre esa base, pensamos que se debe asignar una superficie equivalente para tener el acceso que correspondería por la otra línea de cabeza de ganado.. No pedimos los topes, sino entre una y una y media hectáreas por UGM. Esto va individualmente y por cada zona vamos a tener que trabajar cada ganadero y cada ayuntamiento propietario de manera conjunta para trasladar estos informes a Valladolid a través de la delegación de Soria, con una solicitud de modificación de superficies. Hace cuatro o cinco años se reconoció en Europa que estas zonas tenían aprovechamiento, porque se quedaban fuera. En estos más de 20 años hemos hecho de todo, hemos tenido que estar como pidiendo limosna. Ahora estamos en el camino para conseguirlo, es un valor real.
¿Cuál es el valor de las explotaciones ganaderas en zonas forestales?
Ya no solo las explotaciones, sino también los ganaderos, con ilusión en lo que hacen y con un manejo muy concreto. Hay un desánimo en la ganadería a nivel general, cuando debería ser reconocido y rentable. Son las superficies mejor aprovechadas de España y no nos damos cuenta de que hay que mantenerlas. Vinuesa, una de las zonas en las que hemos ayudado a la gente joven. Pero nos preocupa el desánimo porque el trabajo debe ser reconocido y rentable.
El estar y seguir estando es el principal beneficio de la ganadería extensiva para la superficie forestal. Puedes plantear un aprovechamiento con ganado nuevo, pero nunca como con el ganado que se ha criado allí. Ahora mismo cada explotación nuestra tiene sus zonas de careo extendidas por todo el monte, los animales saben andar por allí. Ese ternero más sano no puede ser porque nacen fuera, nieve, llueva... No hay tratamientos con antibióticos porque se cría con la vaca hasta los cuatro, cinco o seis meses. En la prevención de incendios es fundamental, un monte aprovechado con ganado salta a la vista. Las zonas de careo es algo que se puede observar en las imágenes aéreas de la Vuelta Ciclista, como curiosidad. No se ven zonas así.
Otra cuestión importante es que esa zona de explotación está compatibilizando varios usos, el uso forestal con la gestión que determina Medio Ambiente, la ganadería, la micología, la caza, el senderismo y el ocio en el monte. Yo pediría que los que vienen hagan una compatibilización como la que hacemos nosotros, que sepa a donde viene. Por eso hemos pedido una cartelería informativa.
Por último, le tengo que preguntar por la presencia del lobo en Soria. La justicia europea ha rechazado la Ley de Castilla y León que declaraba la especie como cazable.
Lo que hizo la Junta no iba a ir a ninguna parte, el fondo del asunto está en el concepto del Ministerio de Transición Ecológica en base a la sobreprotección del lobo. Nos dolió en el desprecio hacia los ganaderos, no se nos consideró a pesar de ser los que estamos sufriendo la no gestión del lobo. En Soria los ataques son esporádicos, es un goteo pero constante. Está extendido. En Pinares y El Valle comenzamos a sufrirlo porque en la zona de La Rioja había muchos problemas, con manadas de cuatro o cinco lobos que evidentemente iban a pasar. Se han extendido hasta Tierras Altas.Es otra de las cosas que avisábamos que iban a pasar y nos llamaron alarmistas. No se atiende muchas veces a los ganaderos que podamos tener los ganadores, insisto, en este caso sobre desplazamientos, aumento de las manadas... Son zonas donde se debe tener un control más específico del lobo, porque es un depredador, no un animal doméstico.