La intervención en la ermita del Mirón de Soria ha puesto de relieve la necesidad de emplear «siempre» a profesionales de la conservación restauración en bienes patrimoniales. Charlamos sobre el «atentado» que ha supuesto la acción sobre el templo soriano y de mucho más con el presidente de la Asociación Profesional de Conservadores Restauradores de España (ACRE), Francisco Manuel Espejo Jiménez.
ACRE fue la primera organización en pedir explicaciones a diferentes instituciones por la intervención. ¿Han recibido respuesta?
Mandamos una carta tanto a la Diócesis de Osma-Soria como a la Dirección General de Patrimonio de Castilla y León, y todavía no hemos tenido respuesta. Entre que es verano y que agosto suele ser inhábil en la administración... Entendemos que es por prudencia y estarán investigando, pero muchas veces no obtenemos ninguna respuesta. Solemos conocer más a través de vosotros, los medios de comunicación, que también hacéis vuestro trabajo.
Nuestro modo de proceder ante la administración es ése: decir qué ha pasado, recordarle cuáles son las titulaciones y cómo se debe proceder en patrimonio, consultamos y, por decirlo de algunas manera, damos unas nociones de buena praxis.
El Ayuntamiento de Soria ha incoado un expediente sancionador a la Diócesis de Osma-Soria y un técnico en restauración del patrimonio de la Delegación Territorial de la Junta en Soria ha visitado la ermita con un responsable diocesano...
Ése es el modo de proceder: que se tomen las medidas correspondientes conforme a la ley, y se vaya a inspeccionar y a evaluar los daños. Pero es que antes de la intervención se tenía que abrir un anteproyecto, que eso también lo hemos denunciado. Porque cuando un bien está inventariado se hace una declaración responsable porque no se puede intervenir sin llamar a un arquitecto, a un arqueólogo, a un conservador e intervenir sin después hacerse responsable. Esto está abierto a que se dañe el patrimonio, además, de manera irreversible.
Hay leyes autonómicas. Y en este caso, primero el Ayuntamiento o la misma Diócesis tendrían que haber contactado con la Delegación Territorial para pedir permiso para que fuera un técnico en conservación y restauración, y que el mismo proyecto lo hubiera hecho un conservador restaurador. Si eso se hubiera hecho así, hubiéramos evitado lo que ha pasado ahora. Están empezando la casa por el tejado, pero lo importante es que se está haciendo algo. También es importante el ejemplo que se está dando a través de los medios de comunicación sobre que esto no puede pasar y que se tomen las medidas adecuadas.
Y, si se sabe que hay que hacer un procedimiento específico por ley, ¿por qué podría no haberse hecho? ¿Hay desidia o todo vale?
No sabemos si es por desconocimiento o porque no queremos conocer. Parece que, como se suele decir, más vale pedir perdón que pedir permiso. Una cosa es cierta: todo el mundo sabe lo que tiene en su casa, si hay algo de valor o no, y si es un edificio inventariado hay que pedir permiso. Y el resultado es el que tenemos: que ha habido una intervención, encima caprichosa. Porque en las imágenes anteriores esa parte de la nave estaba en blanco. Creo que no hace falta tener muchos estudios para darse cuenta de que eso no está bien, y que no es una restauración, que es un repinte. No está bien tampoco que se llame restaurador a quien lo ha repintado.
Desde SoriaPatrimonio (el perfil en X que destapó el caso) se asegura que se han alterado los acabados.
Nosotros no sabemos cuál es el alcance, pero puede ser irreversible. El técnico habrá valorado si realmente las capas subyacentes se han decapado o si directamente es un repinte, y si al eliminarlo se va a dañar lo que hay debajo.
Se desconoce al autor y la Diócesis se pronunció, a través de un comunicado, cinco días después de todo el revuelo...
Es verdad que la Iglesia tiene su parte de labor social y cultural, pero también es muy común que dentro de sus bienes, a veces a través de la Diócesis, pero muchas veces también a través de cofradías y hermandades, se realizan intervenciones caprichosas que no atienden a lo que es una conservación restauración, que muchas pueden ser irreversibles. Y se sabe que existen leyes patrimoniales y de propiedad intelectual que legislan cómo deben ser intervenidos esos bienes de forma correcta.
Con el caso del eccehomo de Borja (Zaragoza) ni se podía denunciar porque su autor hacía más de 70 años que había fallecido. Pero es que luego el patrimonio de muchos pueblos pequeños ni siquiera está inventariado. Los pueblos de la España vaciada no solamente se vacían de oportunidades, sino de patrimonio. Queda abierto a que cualquiera lo intervenga, hay un vacío legal y con un daño irreversible, como lo que pasó con esta señora de Borja, y que encima no se puede denunciar.
Insiste mucho en las intervenciones caprichosas y en los daños irreversibles. ¿Es habitual?
Suele ser bastante más común de lo que se cree en la Iglesia, aunque no tiene por qué ser la Diócesis, no sabemos si queda a voluntad del párroco, de la hermandad o de la cofradía porque la integran muchas personas. Mandamos cartas haciendo pedagogía sobre cómo debe ser una intervención y sus profesionales, pero las malas prácticas continúan. Sí es verdad que cuando se trata de alguna administración, se cura en salud, porque también depende de ayudas y subvenciones, y vienen a hacer el trabajo como se debe.
Por ejemplo, en Andalucía es muy común por Semana Santa repintar imágenes de vírgenes y cristos -por cofradías y hermandades- y las dan por restauración. El imaginero lo que hace es repintar, lo que pasa es que el resultado, como es estéticamente agradable, a la gente no le llama tanto la atención. Ahora, cuando pasa lo que ha pasado en la ermita del Mirón de Soria, la gente se asusta. Lo que cambia es el resultado: por estética lo llamamos daño o no, pero es que los dos casos [imaginero y ermita soriana] son daños.
En el repintado de la ermita del Mirón han impactado mucho los angelotes, pero también el color empleado para destacar algunas zonas y los berretes que hay...
A mí me han preguntado mucho por los angelotes y siempre digo que no son los angelotes sino el repinte en general, es el daño que se ha hecho en general. Porque si no se hubieran pintado los angelotes así a lo mejor no hubieran dicho nada, aunque estén los resaltes en color salmón. Es la intervención en general, que no se debería haber hecho así.
Además de caprichosa, ¿cómo se podría calificar la intervención realizada en la ermita del Mirón?
Caprichosa, por supuesto, porque a ver quién ha mandado que los resaltes se pinten en salmón y los angelitos de colores. No sé si ha sido el pintor o el párroco, pero cuando alguien manda pintar en su casa dice cómo lo tiene que hacer. Además, para nosotros ha sido grave, así que lo calificamos como atentado contra el patrimonio.
Porque fíjate en la diferencia: tenemos un monumento en la calle y alguien lo pinta con un grafiti, y eso lo consideramos como atentado contra el patrimonio. ¿Por qué? Porque se ha hecho de mala fe. Entendemos que aquí [en el ermita del Mirón de Soria], se ha hecho de buena fe, pero también es verdad que de buena fe está el cementerio lleno de mártires. Que el hecho y el resultado es el mismo: un daño contra el patrimonio, con buena o mala fe.
¿Qué proceso requiere una buena restauración?
Que sea un conservador restaurador titulado quien la haga. Siempre nos relegan a los bienes muebles, pero también somos necesarios para los inmuebles. Evidentemente, en el equipo también debe haber historiador, arquitecto (si es un edificio), arqueólogo... El conservador restaurador analiza el bien (las capas subyacentes, todo lo que haya, el material que existe, etc.) y analiza los documentos, las fuentes históricas que hay de ese bien y, a tenor de eso, emite un diagnóstico, que es un proyecto de intervención que se envía a la administración competente y es la que lo debe aprobar. Es un proceso que lleva su tiempo, pero que es necesario para proceder de forma correcta. Pero a veces, lamentablemente, no se hace así y pasan cosas como la de la ermita del Mirón.
¿Cuál es la situación actual de los profesionales de la conservación restauración?
Estamos pidiendo que se actualice la ley porque es muy laxa y nuestras alegaciones atienden a una casuística: todavía no aparece quién tiene que intervenir. En algunas comunidades autónomas se dice un técnico especialista, pero hay que especificar quién debe ser. Y sobre todo, que regulen la profesión. Que especifiquen quién interviene en los bienes históricos y qué papel juega la figura del conservador restaurador en un proyecto. Lo hemos enviado a la administración y estamos en una proposición no de ley con los arqueólogos, porque están en la misma situación, y pedimos eso: que la profesión se regule y que se actualice la ley. También que desde la administración, las instituciones eclesiásticas y todos los organismos que tengan bienes patrimoniales que actúen conforme a la disciplina y a la legislación vigente. Porque si las cosas se hicieran bien ahora no estaríamos hablando de este problema. Ojalá hubiera sido así.
Con tanto intrusismo, ¿sienten minusvalorada su profesión?
No podemos hablar ni siquiera de intrusismo laboral porque como la profesión no está regulada... Tiene una formación reglada en universidades y escuelas superiores. De lo que sí hablamos es de intrusismo profesional porque hay gente que está asumiendo el rol de una profesión que no tiene acreditada. Así que nos queda mucho trabajo por hacer. Llevamos desde 2011, que se creó la asociación, con reivindicaciones para una correcta conservación del patrimonio histórico. En 2021 salió un anteproyecto de ley que estaba bastante bien, pero que se ha quedado en un cajón con los cambios de legislatura y ministros. Así que tenemos que empezar siempre el trabajo desde cero.
Todo para conservar bienes comunes de todos...
Sí, porque si nuestras demandas son atendidas no es que ganemos nosotros sino el patrimonio porque va a estar en las mejores manos y va a ser un ejemplo no sólo para España sino para el mundo. Ahora estamos en el ojo del huracán y se dice 'esto no pasa nada más que en España', pero no es así, pasa en más sitios. España es uno de los países con más Patrimonio de la Humanidad, así que hay que atenderlo y revertir esa imagen que se tiene actualizando la legislación y regulando la profesión.