La Fundación Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León (Cesefor) ha conseguido superar totalmente los problemas de viabilidad que hicieron temer por su continuidad y afronta un 2024 «de crecimiento» en el que proyecta la ampliación de sus instalaciones en Soria y de su plantilla. En concreto, Cesefor emplea en estos momentos a 84 personas y se estima que podría alcanzar el centenar al finalizar el año, según avanza su director ejecutivo, Pablo Sabín, quien llegó al cargo en mayo de 2018, en plena crisis del centro, y, desde entonces, ha conseguido revertir la situación.
Tras dar «el salto del plano regional al nacional como centro de referencia, sobre todo en lo relativo a transferencia y promoción del sector forestal», y avanzar en su posicionamiento a nivel internacional, Cesefor ha logrado unas cifras récord: desarrolla «más de 80 proyectos» y prevé gestionar este año un presupuesto que rondará los 6,5 millones de euros, 1,5 millones por encima de 2023.
Con los compromisos adquiridos en estos momentos, el calendario de trabajo está trazado -y asegurado- para los próximos dos años. No obstante, desde el Cesefor son «realistas» y saben que el futuro depende de seguir trabajando al más alto nivel, máxime cuando el grueso de su financiación depende de proyectos de concurrencia competitiva. «Cesefor tiene una situación completamente sana económicamente y las pérdidas que teníamos de ejercicios anteriores se han solventado y, de hecho, tenemos unas pequeñas reservas anualmente para prevenir circunstancias sobrevenidas que puedan darse. Pero tenemos que tener en cuenta que es una entidad en la que prácticamente el 80% de sus fondos son competitivos y dependen de cómo vengan los ciclos económicos y de cómo hagamos las cosas. No somos una fundación pública y el 80% del dinero hay que ganarlo cada año», justifica Sabín, consciente de que cada ejercicio empieza ciclo y el «aprendizaje» pasado exige responsabilidad.
En cinco años el Cesefor ha pasado de 24 a 84 trabajadores, un incremento de plantilla necesario para dar respuesta a los nuevos retos y proyectos que ha ido asumiendo la fundación. En 2024-2025 se prevé dar un nuevo salto en la actividad, por lo que se trabaja ya en un «proceso de crecimiento en plantilla» que va a venir acompañado de una ampliación de sus instalaciones en Soria. «Se han quedado pequeñas, sobre todo en cuanto a espacio para los perfiles técnicos. El edificio es propiedad de la Diputación [uno de los patronos] y vamos a hacer una reforma a lo largo de 2024 para sacar en torno a 15-20 puestos de trabajo más que nos den espacio suficiente para el crecimiento que esperamos tener en los próximos años», avanza el director.
La sede de Soria es y seguirá siendo el centro neurálgico de la fundación ya que «no pasa por la cabeza de nadie en ningún momento que Cesefor se deslocalice», garantiza Sabín. «Somos una maravilloso anomalía», reconoce al respecto, asumiendo que este tipo de centros suelen localizarse en ciudades como Madrid, Barcelona o, en el plano autonómico, Valladolid.
Además, a la sede de Soria se suma desde hace dos años, tras la absorción de Inbiotec, otro centro de trabajo en León (dedicado a la biotecnología) y «algunas otras sedes repartidas en Ponferrada, Salamanca, Burgos, Ávila... sedes pequeñas donde hay algunas personas localizadas».
En alusión a lo que ha supuesto la incorporación de Inbiotec, Sabín recalca que la operación se llevó a cabo desde un «análisis puramente económico» y con visión de «inversión», aunque asume también que «hubo una dosis importante de generosidad por parte del patronato», ya que se asumió un «riesgo». No ignora el aporte que ha supuesto para Cesefor «como centro regional»: «Nuestro área de trabajo de biotecnología en León nos proyecta de cara a las instituciones de Castilla y León claramente como un centro regional, no como antes, que era el Cesefor de Soria. Ahora somos Cesefor, con sede en Soria, pero de Castilla y León», resume.
En pleno proceso de expansión y con una cartera de proyectos importante, el máximo responsable del Cesefor prefiere no hablar de hasta dónde puede llegar este crecimiento, consciente de que la proyección no solo depende de ellos: «No es fácil saber cuál es el límite, pero vemos que la voluntad del patronato es que el Cesefor está para aprovechar las oportunidades, dentro de un marco de seguridad y de hacer las cosas bien, siendo realistas y sin plantear cosas que sean insostenibles. Si hay fondos y proyectos interesantes que hacer desde Soria y desde el Cesefor, hay que apostar porque se hagan aquí, buscando un equilibrio ya que, insisto, tenemos una dependencia alta de lo que pasa en la política, en la administración pública, en si hay convocatorias o no, si hay fondos para I+D... Ahora mismo hay un proceso de crecimiento evidente. A partir de enero de 2025, ya se verá», acepta.
En este escenario, asume, los fondos europeos que están llegando al amparo del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia son una «oportunidad única» que hay que aprovechar. De hecho, han supuesto ya la participación del Cesefor en ocho proyectos con 4,5 millones de euros concedidos. «El problema que tenemos es que es un plazo de ejecución muy corto. Tienen que terminar el 31 de diciembre de 2025 y nos exigen una presión de ejecución muy alta», avisa. No obstante, insiste, «cuando las cosas están bien alineadas y hay un camino hecho, es más fácil, y nosotros ya teníamos algunos proyectos en nuestra hoja de ruta y estábamos buscando la manera de conseguir atraer eso aquí, de modo que, si hay unos fondos, hay que aprovecharlos».
líneas de trabajo. En el Cesefor trabajan en estos momentos en «más de 80 proyectos, de diferente tamaño y financiación». Todos se concentran en tres líneas principales de trabajo: industria y construcción con madera; digitalización y tecnología; y gestión del recurso forestal. Además, todas se enlazan en «un área transversal», la bioeconomía, «el apoyo a la transición de esa economía basada en materiales y en combustibles fósiles por una bioeconomía basada en recursos naturales renovables», resume su director.
«Con el tejido empresarial y con el apoyo de diferentes convocatorias estamos haciendo un impulso importante para el desarrollo del sector de la construcción con madera, trabajando en toda la cadena de valor. Es un desarrollo muy importante para Soria pero, también, para Castilla y León», explica sobre la primera línea de acción. «Es una línea que está siendo muy exitosa y hemos conseguido ser referentes a nivel nacional tanto por el acompañamiento en la promoción, como por la formación, como en I+D+i, con el laboratorio y taller de prototipado de productos tecnológicos que tenemos en Cesefor», añade.
En materia de digitalización y tecnología, Sabín asume que «el sector forestal arrastra un déficit importante», por lo que desde el Cesefor actúan como «'partner' tecnológico» para «proveer soluciones tecnológicas al sector (a propietarios, a la administración y a las empresas)» para «no perder competitividad y oportunidades».
En cuanto a gestión del recurso forestal, el centro trabaja en varias líneas, como la «gestión de la madera, la silvicultura, la búsqueda de soluciones que permitan mejorar la movilización de la madera, la adaptación de los bosques al cambio climático...». «Además de los recursos maderables, tenemos la parte de recursos no maderables, donde están las cadenas de valor de la micología, la truficultura, la resina, la castaña, el piñón... cadenas muy importantes en Castilla y León», añade.
Con la incorporación del centro de Inbiotec, además, se ha hecho una apuesta en los últimos años por la biotecnología. «Tenemos un laboratorio de biotecnología en León y ahí queremos recorrer un camino y ser referente para la aplicación de los usos de la biotecnología al sector forestal, ver cómo podemos hacer lucha contra enfermedades y plagas, trabajar con fertilizantes de origen biológico, desarrollo de biocompuestos basados en actividad de bacterias y hongos...», sintetiza.