Tras la puesta en marcha del proyecto Pagos de Valdefradas en 2018, con la plantación de 20 hectáreas de viñedo en Zayas de Torre y tres cosechas de uva de calidad, en 2023 se ha dado el paso a la primera elaboración de vino tempranillo a través de Dominio de Valdefradas. El Día de Soria ha sido testigo de los avances desde sus inicios y esta semana ha visitado de nuevo el viñedo en el que Francisco José García Lucas ha presentado la primera botella de la marca. De camino, avanzamos desde el pueblo por tierras de Ribera del Duero y junto al Camino del Cid contemplando un paisaje otoñal en el que destaca el color rojizo de las plantas.
La familia de Francisco José es de Zayas y él, tras terminar los estudios, decidió dedicarse al campo. Su padre trabajó la viña vieja que había por aquel entonces, pero a pequeña escala, para elaborar vino para casa. Ahora el agricultor ha decidido apostar por la vitivinicultura de calidad en la Ribera del Duero de Soria, que quiere reivindicar a nivel del sector y de la gente que da el paso para elaborar. «Soria está aquí y, dentro de la DO Ribera del Duero, es una potencia muy importante. A este pueblo también llega Protos [han hecho plantación y van a hacer bodega] y Vitis Navarra está ya en Zayas de Báscones», comenta el viticultor. La zona tenía mucho potencial en su día, pero después se perdió porque no había bodegas que pudieran pagar la uva y se fueron arrancando las viñas.
Pero ahora se ha comprobado el valor de la altitud y los minerales del suelo porque aportan una gran calidad a la uva y, sobre todo, el contraste térmico entre el día y la noche en el proceso de maduración. «En Zayas de Torre buscamos una finca a 914 metros de altitud, en la que se ganan unos PH bajos y una acidez alta», detalla. Se está trabajando en ecológico, con cubiertas vegetales y con una mayor densidad de plantación (más plantas por hectárea y menos cantidad de uva por planta), pero aún no se ha certificado, que es el objetivo.
Este viñedo también se caracteriza por la formación de la planta en un vaso antiguo guiado por una espaldera y un sistema de riego automático. La inversión en todo el proyecto, en el que están implicados el viticultor, un enólogo, un bodeguero y la cadena de distribución, ronda el millón de euros. Sin embargo, no se han recibido ayudas, tan solo de la Junta de Castilla y León para adquirir los derechos de plantación como joven agricultor. Ya se han recogido tres cosechas a mano de unos 80.000-100.000 kilos, que se han vendido a varias bodegas. Se realizan análisis de la uva y, cuando el enólogo determina que está en su máxima expresión, sobre todo por PH, color y acidez, se hace la vendimia.
1.700 BOTELLAS
Sobre la primera elaboración de Dominio de Valdefradas, el viticultor siempre había tenido «la ilusión» de hacer vino con su propia uva. «Las bodegas de alto standing o de más marca que pagan más por la uva la compraban y me he animado al ver que el producto era bueno», por lo que en 2022 se recogió una parte de la cosecha para elaborar unas 1.700 botellas, una edición limitada. «Se cogió a mano, en cajas de 15 kilos, y se pasó por una mesa de selección de uva para que entrara lo más perfecta posible», avanza. Todo es tempranillo, pero hay sectores con diferentes clones, todos de calidad y rendimientos más bajos; y patrones elegidos en un examen exhaustivo de suelo y con racimos más sueltos y uvas más pequeñas, que aportan una mayor calidad.
Las botellas se van a distribuir estos meses a nivel particular y en restaurantes y vinotecas de Soria, Burgos, Valladolid y Madrid con el objetivo de dar a conocer este nuevo proyecto en el primer año. El viticultor nos muestra la botella, con los símbolos de 'viticultura extrema' por la climatología y la altitud; así como la pertenencia al Camino del Cid y a la DO Ribera del Duero. El proceso de elaboración termina con el vino durante un año reposando en barrica y en botella, como mínimo, cuatro, cinco o seis meses «para que esté óptimo». El viticultor elabora el vino de la propia expresión que aporta la finca en un proyecto tan singular y el producto busca en aromas y en boca los minerales que ofrece este suelo de Soria, aromas a frutos rojos y regaliz y con toques lácteos. En las catas ya realizadas, algún sumiller han apuntado que para ser un vino óptimo debe descansar en botella unos meses más, hasta marzo.