'Segunda muerte', aborda la pérdida de la memoria

Agencias
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Karra Elejalde y Georgina Amorós dan vida en la serie a un padre y a una hija con una relación muy complicada, pero ambos tienen que apoyarse y trabajar juntos ante una muerte inesperada

Elejalde (de espaldas) y Amorós (al fondo), en una imagen del rodaje en un cementerio.

Agustín Martínez, guionista y escritor de novelas que van más allá del suspense, es el responsable de la nueva serie de Movistar Plus+, Segunda muerte, un thriller rural en el que la demencia de uno de los personajes funciona como «la cuenta atrás» habitual en los casos de misterio.

«Normalmente, en un thriller hay un personaje al que van a secuestrar y a matar, y existe una cuenta atrás; en este caso, usamos la demencia como esa cuenta atrás que podría evitar que haya una reconciliación entre Tello y Sandra», explica el creador sobre esta serie intimista, de personajes, y arropada por un increíble entorno rural.

Protagonizada por Karra Elejalde (Tello) y Georgina Amorós (Sandra), padre e hija con una relación difícil, Segunda muerte, que se estrena el próximo 6 de junio en Movistar Plus+, plantea la resolución de un crimen a través de la mirada de un hombre diagnosticado con demencia senil, un punto de vista, señala Martínez, «de alguien que ve cómo se acerca ese abismo de la pérdida de la identidad, de los recuerdos, de su memoria».

Autor de novelas como Monteperdido, que luego convirtió en la serie La caza, o de la seca y terrible La mala hierba (2017), Martínez forma parte desde 2018 del seudónimo Carmen Mola y hace años que trabaja como guionista.

«Vengo de un tipo de thriller muy marcado por la trama, y me apetecía cambiar el registro y volver al misterio en un entorno natural y dar espacio a una historia de personajes; aun así, confiesa, he usado los recursos para contar la historia de un padre y una hija».

Con memoria fotográfica

 La ficción empieza cuando Sandra, una auxiliar de la Policía Local de un pueblo ubicado en los montes pasiegos de Cantabria, descubre por casualidad en una cabaña del valle del Miera el cadáver de una mujer a la que reconoce de inmediato: es Juliana, una vecina a la que habían enterrado siete años antes.

Lo ilógico de la situación hace que se ponga en marcha un equipo de la Guardia Civil que toma el mando de la investigación, con la ayuda de Tello, un agente jubilado de la UCO duro y reservado.

Retirado del cargo tras los primeros síntomas de una demencia senil, Tello echa una mano con el nieto a Sandra, quien le cuida mientras espera que el padre de su hijo (Joel Bosqued) salga de la cárcel.

«Tienen un pasado con mucho dolor, y el espectador les pilla en un momento de abrir un caminito de reencuentro», que se da precisamente por la enfermedad de él, explica Amorós.

«Es un punto de partida un poco perverso, porque Tello, apunta Elejalde, es el que dice siempre la última frase, siempre zahiriente», que genera en el espectador la necesidad de que se arreglen.

Dirigida por Álex Rodrigo y Óscar Pedraza en comunión, pero no a la vez, la miniserie cuenta con seis episodios de 50 minutos cada uno.

El paisaje pasiego

Salpicada de detalles ligados a la cultura pasiega, desde el ojáncanu, una criatura mítica de un sólo ojo que representa el mal, o el matalobos que hace honor a su nombre, la serie utiliza el clima y la naturaleza de los paisajes de Cantabria como un personaje más que envuelve la acción en una atmósfera inquietante.

Tanto los directores, como el creador y los actores parten de un conocimiento directo de la demencia; tienen o han tenido cerca enfermos, y su respeto en la recreación es máximo. Aún así, Rodrigo advierte de que la serie «no es un retrato completamente realista, como si fuera un documental» sino una ficción que «está siempre al servicio de la historia».