La empresa Five Fish, dedicada a la venta de pescado fresco de alta calidad, en su vertiente más tradicional y las elaboraciones de productos pesqueros de quinta gama, listos para consumir, prevé, en un futuro próximo, lanzar al mercado una línea de productos -primeros platos- que sean un reclamo para las áreas de servicio y otros establecimientos que dispensan comida de calidad lista para consumir.
El empresario Manuel Almazán decidió durante la pandemia que su negocio -Pescados y Mariscos Almazán, ubicada en la capital- debía dar un salto e incorporó a su pescadería una fábrica en Cabrejas del Pinar donde realiza elaboraciones para el excedente de pescado. Allí, envasa al vacío y lo ofrece en el mercado listo para consumir.
Después de incorporar la innovación a su negocio, el empresario analiza la posibilidad de utilizar sus instalaciones de Cabrejas y reconvertirlas en una "distribuidora de alimentación a nivel nacional".
Su negocio, accésit en los Premios Nacionales de Comercio Interior 2023, al ser el único pescadero en España que ofrece este tipo de productos, se comenzó a fraguar en 2008 y antes de dar el salto, el empresario se formó con grandes chefs, especialistas en tratar el pescado. "Quería ofrecer pescado cocinado con diferentes técnicas y, por ello, realicé varios cursos con grandes chefs, el último en Palma de Mallorca. Allí me enseñaron los tiempos y las temperaturas que se debe de dar al pescado. Empecé a ensayar varias propuestas para poner el mercado el mejor producto con sus grandes propiedades".
Entre los productos que ofrece, con un precio de entre los cuatro y los nueve euros- platos individuales o para dos personas- se encuentra la trucha en su jugo, lubina y dorada con langostinos, kokotxas o bacalao al pil pil, bonito con tomate, atún marinado, chicharro en su jugo, palometa escabechada, salmón con eneldo, miel y mostaza y merluza al natural, entre otros. Además, en su oferta, se incorporan los los recursos del entorno y así se ofrecen las kokotxas al pil pil con trufa, atún con perrechicos, salmón con boletus y merluza con rebozuelo y gambas.
"Todo el proceso es natural, desde le inicio hasta el final. Ninguno de estos productos lleva conservantes, como tampoco lo llevan las salsas, también cien por cien caseras y elaboradas de forma artesana. Para garantizar la conservación utilizo el limón y el vinagre. La caducidad media de los productos es de 30 días, garantizando así su frescura y consistencia, aunque podría ser de varios días más", resalta.
Además, recalca que el pescado es congelado previamente a menos 26 grados para evitar el temible anisakis y se le da un tratamiento térmico para mayor "tranquilidad del consumidor final". "Pasteurizamos el producto para dar total garantías al cliente", recalca para agregar que al cocinarlo de esta manera el producto mantiene todas las vitaminas, minerales y las proteínas originales del pescado y eso hace que el consumidor se sacie.
Manuel Almazán se encarga de su cocinado para que el consumidor final solo tenga que presentarlo en la mesa tras calentarlo previamente en el microondas. Asegura que los sorianos no tienen excusas para ingerir pescado. "A la gente le da pereza comer pescado porque o bien no saben cocinarlo o les parece caro. Sin embargo, este pescado de lonja te llena porque guarda todos sus nutrientes y es natural y de calidad".
Actualmente, además de en su pescadería, ubicada en la calle Caro de la capital soriana, sus productos se pueden adquirir en Navaleno -localidad donde no hay pescadería- y en supermercados de barrios de la ciudad como San Pedro y El Calaverón donde tampoco se dispone de estos establecimientos.
Afirma que la idea de negocio llegó por las "mermas" del pescado, ya que en muchas ocasiones sobraba pescado y no se ponía en el mercado. Ahora su negocio está encaminado a ser "sostenible" porque, incluso, con las espinas y cabezas del producto también se ofrece caldo de pescado para ser utilizado o en sopas o como base de paella.
La adquisición y puesta en marcha de la fábrica de Cabrejas del Pinar le costó alrededor de 50.000 euros, un dinero desembolsado íntegramente por él, ya que en su opinión ser "emprendedor" es "correr riesgos personales" y no esperar a que el negocio sea viable gracias a las subvenciones.
El 'leitmotiv' de su negocio pasa por conseguir que los sorianos se alimenten con productos de alta calidad y de una manera consciente, y también por contribuir a que tengan dieta sana y equilibrada. "Tratamos de ofrecer una merluza de pincho, que hoy está a 22 euros el kilo, y ofrecer dos raciones por ocho euros. Una vez que está el producto en casa, no necesita algún proceso, simplemente calentar tres minutos y dejar reposar uno".