"La especialidad de Urgencias es un logro de muchos años"

SPC
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El presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) en Castilla y León confía en que, en una primera fase, se formarán unos 30 facultativos en la Comunidad

“La especialidad de Urgencias es un logro de muchos años" - Foto: Brágimo ICAL

Los servicios de urgencias de los 14 hospitales de Castilla y León atienden, de media, a 2.700 pacientes al día. Sus profesionales están sometidos a una fuerte presión y afrontan, en muchos casos, situaciones críticas con un alto nivel de estrés. Están conformados por cerca de 400 facultativos y su labor no se consideraba una especialidad médica como tal hasta que este marte el Gobierno de España decidió dar respuesta a una petición histórica, de hace más de 30 años, y aprobar la especialidad de Urgencias y Emergencias. Esta formación de Médico Interno Residente (MIR) se extenderá a lo largo de cuatro años y los dos primeros cursos serán comunes a la rama de Medicina Familiar y Comunitaria. El presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) en Castilla y León y jefe del Servicio de Urgencias del Hospital Río Carrión de Palencia, Gonzalo Ibáñez, lo califica como "un logro que llega tras muchos años de lucha y que redundará en una mejor atención para los enfermos".

Llevan muchos años reclamándolo e incluso, llegaron a convocar protestas a las puertas de los centros hospitalarios para solicitar la creación de la especialidad de Urgencias y Emergencias. ¿Cómo han recibido la noticia?

Es una decisión importante y así lo hemos defendido siempre. Los profesionales que desempeñan su labor en urgencias deben recibir una formación reglada y homogénea porque eso va a redundar en una mejor calidad asistencial. Esta decisión va a ser clave en el futuro del servicio y va a permitir que los hospitales puedan contar desde el año que viene con médicos residentes centrados únicamente en formarse adecuadamente. Al ser una especialidad nueva, las plazas se irán creando de manera progresiva. Yo calculo que la oferta inicial rondará los 30 o 40 residentes en la región pero, poco a poco, se irá incrementando.

Hasta ahora, el servicio de urgencias se nutría en su mayoría de médicos de Familia. ¿Eso ocasionaba problemas?

Los médicos de Atención Primaria están excelentemente formados pero a urgencias llegan patologías muy específicas como, por ejemplo, los politraumatizados o los enfermos agudos. Los médicos de Familia no tienen por qué conocerlas tan en profundidad ya que, en general, son técnicas que no van a tener que poner en práctica en sus centros de salud. Ocurre lo mismo al revés así que, hasta ahora, los profesionales se formaban por su cuenta para poder ejercer en el área de las emergencias. Tras esta decisión, se garantizará una residencia específica de cuatro años para el médico de urgencias y eso es bueno para todos. Estamos hablando de un servicio imprescindible dentro de la sanidad y que necesita profesionales cualificados. Hay que tener en cuenta, además, que el número de pacientes que acude a urgencias se ha disparado en los últimos años debido, en parte, al envejecimiento de la población. La ciudadanía confía mucho en esa primera atención y debemos ser capaces de responder de la mejor manera posible.

¿Se necesita reforzar la plantilla de médicos de urgencias en Castilla y León?

Al ser un servicio que tradicionalmente se ha nutrido, sobre todo, de los profesionales de Atención Primaria, la escasez de este tipo de profesionales nos ha repercutido negativamente. Confiamos en que ahora esta nueva especialidad permita detectar las posibles carencias y formar a la gente necesaria para que la atención sanitaria pueda estar garantizada a medio y largo plazo. La idea es que ya en 2025 se oferte esta recién aprobada especialidad y la Comunidad pueda ir contando, de forma paulatina, con los primeros urgenciólogos. Eso rebajará la presión asistencial porque, ahora mismo, es una barbaridad. Los hospitales grandes pueden llegar a tener 500 urgencias al día. En el Río Carrión de Palencia, de media, se atiende diariamente a unos 150 pacientes. Ahora en verano, con las vacaciones, la escasez de plantilla se hace más evidente. Esta decisión puede evitar la fuga de talentos y cubrir todas esas plazas vacantes. Eso sí, insisto en que no se podrá hacer de la noche a la mañana. Hay que ir paso a paso.

¿La pandemia contribuyó a visibilizar y poner en valor el trabajo que se realiza desde los servicios de urgencias?

Sí, la covid-19 ayudó a poner de manifiesto el trabajo de todos los profesionales sanitarios. Los servicios de urgencia dimos la cara, fuimos ese primer parapeto y así creo que nos lo ha reconocido la sociedad aunque, quizás, no todo lo que se debería porque fue un esfuerzo muy grande.

¿Se han sentido poco escuchados por las administraciones?

Creo que ahora es momento de quedarse con lo bueno y agradecer que todas las administraciones, fuerzas políticas y comunidades científicas se hayan puesto de acuerdo para apostar por esta especialidad que va a contribuir a mejorar, y mucho, la sanidad pública del país.

¿Cuál es el primer paso para que esta especialidad pueda echar a andar?

Esto es todo un proceso. Lo primero que tendremos que hacer será crear una Comisión Nacional de la Especialidad, acreditar las unidades docentes de los hospitales y analizar qué formación específica se puede impartir en cada uno de ellos. Además, se abrirá un proceso de convalidación extraordinario en esta primera fase para entregar el título de urgenciólogo a todos aquellos profesionales que puedan acreditar una prestación de servicio durante, al menos, cuatro años dentro de los siete inmediatamente anteriores a la entrada en vigor de este real decreto. Esto dará margen a que los nuevos MIR terminen su formación y garantizará la atención sanitaria a los pacientes durante ese tiempo. La verdad es que ahora que se ha dado luz verde, es solo cuestión de ponerse a trabajar pero con el optimismo de saber que por fin será una realidad. Hablamos de un trabajo muy vocacional y nuestro objetivo siempre ha sido el de mejorar por nuestro propio bien y por el de los pacientes.