Tortilla de patata, brochetas de langostino, aguacate, tomate cherrie y queso; empanadillas y bizcocho de yogur. «Pero, bueno, que así no se pelan las patatas». «¿Os echo una mano, o qué?». «Hombre, Carlos, ¿qué tal?». «A ver, ¿con qué me pongo?»... Alrededor de la cocina del Centro Cívico Bécquer de la capital soriana los alumnos de segundo curso de Ciencias del Deporte en el Campus Universitario Duques de Soria y los de las Aulas de la Tercera Edad hablan, comentan y, sobre todo, aprenden en la última sesión del programa Entredades, una iniciativa que este año ha cumplido su tercera edición fruto de la colaboración entre la Universidad de Valladolid (UVa) y el Ayuntamiento de Soria.
Durante las últimas semanas, 40 alumnos del grado de Ciencias del Deporte han trabajado mano a mano con sus homólogos de las Aulas de la Tercera Edad en un programa en el que se ha combinado la realización de ejercicios deportivos y de expresión corporal especialmente diseñados para mayores, con el aprendizaje experiencial de la vida que ellos han aportado a los más jóvenes. Es, como asegura Lidia Sanz, una de las coordinadoras de este programa junto a Inés Morales, una enseñanza de doble dirección, «por ambas partes», en la que todos descubren lo mucho que tienen que aportarse mutuamente generaciones tan distintas y dispares. «Es una experiencia muy enriquecedora porque te ayuda aprender cómo trabajar con ellos, a conocer cómo es su forma de ser y, sobre todo, su energía», comenta encantado Carlos, uno de los alumnos del Campus de Soria.
Al margen de ello, esta iniciativa es un ejemplo más de formación en servicio, en la que la parte educativa se refuerza con una utilidad a la sociedad que se une a la creación de vínculos de afecto y amistad más allá de las aulas. Y al margen de las actividades realizadas, aseguran los alumnos del Grado de Ciencias del Deporte, «se han creado muchos vínculos entre nosotros». Y la verdad es que ese cariño, esa familiaridad es claramente perceptible. De hecho, señala la coordinadora del programa, muchos de los que han participado en años anteriores mantienen el contacto. «Es algo muy bonito», concluye la coordinadora del programa.
La planta superior del mercado municipal de la plaza de Bernardo Robles acogió de nuevo los lunes las jornadas dedicadas al ejercicio físico. «Hemos elaborado actividades de expresión corporal, juegos y bailes adaptados a su edad», explican dos de los jóvenes alumnos para los que participar en esta experiencia ha sido algo muy enriquecedor. «Y encima salimos comidos», comenta con sentido del humor uno de ellos mientras pela las patatas para la elaboración de la tortilla.
La novedad este año, destaca Lidia Sanz, han sido estos pequeños talleres de cocina en los que los más mayores han ejercido de profesores a los más jóvenes, y viceversa, con trucos de lo más útiles. «Cada año introducimos alguna novedad. Este año pensamos en este taller de cocina porque nos dimos cuenta de que siempre estaban intercambiándose recetas o que incluso llevaban a los chicos cosas que habían preparado para ellos», explica.
Al igual que el año pasado, en el que se programó una excursión, no se descarta organizar también una actividad al aire libre, dado que el grupo ha cohesionado tan bien que la participación ha sido muy numerosa. Tanto que ha sido necesario organizar dos grupos para una mayor operatividad, explica Sanz.
vídeo. Porque no sólo se comparten experiencias, Entredades ha realizado también un audiovisual dentro del área de transferencia del conocimiento en el que distintos participantes del programa, mayores y jóvenes, ofrecen su punto de vista sobre los mismos temas. «Ha salido algo muy chulo», asegura Sanz., que imparte la asignatura de Sociología de la actividad física y del deporte.
En vista de los buenos resultados y del grado de satisfacción que todos los años arrojan los participantes en este programa, el objetivo es continuar el próximo curso con esta actividad con novedades.