La llaman la 'muerte dulce' porque la víctima se va adormeciendo lentamente y no sufre. De hecho, muchas veces, ni se entera de que está siendo intoxicada por monóxido de carbono, un gas incoloro, inodoro e insípido, indetectable para el ser humano. La persona que lo respira no es consciente de que algo va mal hasta que, en muchos casos, es demasiado tarde.
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica estima que la intoxicación por monóxido de carbono provoca -de media- 125 muertes anuales en España. En Soria, ocho personas han fallecido por esta causa en las últimas dos décadas. Las últimas, el pasado puente festivo, cuando un hombre y a una mujer con domicilio en Barcelona fueron localizados sin vida en el interior del alojamiento turístico donde se hospedaban en Medinaceli. La Guardia Civil realiza las diligencias pertinentes para aclarar lo sucedido y, aunque no se puede descartar todavía ninguna hipótesis, la causa más probable podría ser la inhalación de monóxido de carbono ya que había un fuerte olor a gas, apuntó la Subdelegación.
Lamentablemente, este caso no es único y solo es necesario echar un vistazo a la hemeroteca para detectar el riesgo. En las últimas dos décadas se han registrado en la provincia más de una veintena de incidentes de gravedad relacionados con el monóxido de carbono. Más de medio centenar de personas han tenido que ser atendidas por los servicios sanitarios y ocho han fallecido. El año pasado, en febrero, se localizaron los cadáveres de dos personas en una furgoneta en Soria y la principal hipótesis apuntaba a una intoxicación por la combustión de gases de la calefacción del vehículo. En enero de 2016, una persona falleció y otra resultó herida en una vivienda en San Felices. En noviembre de 2007, una mujer fue localizada muerta en Cubo de la Sierra. En la habitación había un brasero apagado con restos de ascuas. Ese mismo año, en enero, fallecía una mujer y su marido resultaba grave. También la mala combustión de un brasero de leña estaba detrás de este suceso, registrado en Ágreda. En marzo de 2005 una mujer moría en Soria supuestamente por la inhalación de gases a consecuencia de la combustión de una manta eléctrica.
BRASEROS, MEJOR «COLGADOS». Cuando ya se ha dado el problema, intervenir no es sencillo y exige equipos especializados. Por ello, la prevención resulta clave. El sargento de los bomberos de la Diputación de Soria, Jorge de Miguel, da algunas claves e, insiste, siempre que haya alguna combustión de gas en el interior de una habitación (y no sea estanca), hay que estar alerta y mantener los equipos correctamente.
«Los braseros de combustibles vegetales (leña, carbón...), mejor suprimirlos. Hacen combustiones muy lentas y desprenden mucho monóxido de carbono. Y no tienen chimenea, por lo que los gases salen directamente a la habitación. Así que, mejor en vertical, como un adorno, que en horizontal debajo de la mesa», apunta de forma muy gráfica. Si hay una chimenea abierta es necesario que «el tiro sea y esté limpio, e intentar que funcione bien» para que los gases salgan. El problema puede surgir «si revoca, si se ha cambiado el tiro...». En caso de que se tenga quemador de gas en casa, asegurarse que la llama es de color azul. Si es amarilla, peligro, «la combustión no es completa». Es necesario «revisión por un profesional». En ese momento pero, también, periódicamente para asegurar que todo funciona correctamente.
De Miguel insiste también en que, a pesar del frío soriano, «no hay que tapar rejillas de ventilación ni tiros». Y, para que nada falle, aconseja instalar detectores de gas en casa, unos aparatos sencillos que se pueden encontrar por un precio módico.
«Normalmente el problema es la mala praxis», asume, por lo que insiste en la prevención. Precisamente para ello, anuncia, la Diputación tiene previsto retomar el próximo año sus charlas informativas en los pueblos.
CÓMO ACTUAR. Antes de un trágico final, se suele notar «adormecimiento, dolor de cabeza...». Por ello, apunta De Miguel, ante estos síntomas y siendo consciente de que hay alguna combustión en casa, hay que actuar con rapidez: «Salir de la habitación, y de la vivienda. Y, si es posible, dejar las puertas abiertas al salir. No volver a entrar hasta que se detecte que se está fuera de peligro», algo que precisará la presencia de los bomberos para, con sus equipos especializados, comprobar los niveles de gas. Una vez superado el momento de riesgo, se debe «revisar los aparatos de combustión que han dado el error», emplaza el sargento de los bomberos, que insiste en que la revisión debe ser en todo caso por «profesionales cualificados».