Lucía Cacho Varas, que estudia la carrera de Diseño y Gestión de Moda en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, se presentó al concurso de Arte Joven de Castilla yLeón en la categoría de 'Diseño de moda' con una obra específica para la convocatoria (era uno de los requisitos) y que reinterpreta el traje de piñorra de Soria del siglo XIX y que quedó finalista. Pensando en qué podía aportar ella de su tierra en esta convocatoria regional, realizó una investigación del traje regional a través de obras de arte costumbristas (de autores como Maximino Peña) y publicaciones, hablando con costureras, visitando el Museo Provincial del Traje Popular de Morón de Almazán... «Analicé lo que ya existe y, a partir de ahí y motivada por el concurso para aportar una obra, me salí de lo que ya existe y añadí algo propio y algo mío», por lo que partiendo del diseño y la forma original adaptó el traje regional a los tiempos actuales. «No he hecho un traje regional, pero sí que me baso en lo que era», aclara incidiendo en que ha ido «un poco más allá» de lo que se conoce de este traje, «muy prototípico» pero que va más allá.
La estudiante explica que en el siglo XIX se estableció algo que es lo que ahora se conoce, «nos hemos quedado con los últimos cambios, por así decirlo, pero anteriormente había otros trajes». Un ejemplo es que en el siglo XVIII se usaba un escote mucho más pronunciado y con un pañuelo debajo y cien años después la moda era «más recatada», sobre todo para las mujeres.Entonces llegó la chambra, una chaqueta de adamascada con el escote «cerrado completamente», sin mostrar esos pañuelos bordados.
El 13 de marzo presentó el portfolio al concurso que, poco a poco, fue despertando el interés. «Yo solo estaba satisfecha por haber hecho algo que me salió» pero ha tenido bastante repercusión, al tratarse de una persona joven y tan interesada en el vestir popular. Aunque puede que parezca «arriesgado» para algunos, insiste en que «es una investigación que mantiene vivo el vestir y no es una réplica, en ningún momento lo digo».
En su diseño, en el que ha mantenido algunas pautas tradicionales, como las tablas o el punto en 'nido de abeja' de la falda, ha querido incorporar una prenda que le llamó la atención: el haldar. «En Soria hacía mucho frío y las mujeres, para abrigarse, se ponían una saya tras otra, siempre dejando ver la más nueva. El detalle del haldar es la parte baja interna para proteger la pieza y no tener que cambiarla entera cuando se estropeaba», comenta. Ella ha optado por el color blanco, aunque lo más habitual con la llegada del algodón era con flores blancas y negras. «Me recojo la parte de atrás de la falta y se convierte como en una especie de chaqueta, dejando las enaguas a la vista», añade la experta recordando que era algo habitual.Este tipo de detalles, que no se ven en los días cuando se muestra el traje regional al público, le han sorprendido y le han parecido «muy divertidos y llamativos». Lucía también está haciendo un curso de patronaje y confección y el TFG sobre tribus urbanas y no descarta enfocarse profesionalmente al traje regional porque le uniría a Soria. De momento, seguirá investigando por su cuenta lo que también es una parte importante de la historia de la moda.