Quién mejor para contar la historia del barco soriano que Rodrigo de la Serna, el sobrino de uno de los impulsores, Esteban Vicente, y actual patrón del Atyla. Todo comenzó en 1982 «con la idea de un grupo de amigos y familiares» que se denominó Proyecto Taurus y que tomó forma en el refugio de Piqueras, al obtener la concesión como hotel, bar y restaurante y considerar que era «un sitio tranquilo en el que trabajar». Allí, Esteban diseñó los planos del barco, que tenía puestos en las paredes del salón y comedor del hotel y poco a poco se fueron haciendo con la madera y las herramientas necesarias para su construcción. «Toda la jarcia (palos, botavaras, bauprés...) era de madera de Soria, de pino albar o silvestre, así como la cubierta interior de los camarotes y del salón. Los mástiles son de la fiesta del Mayo de Vinuesa, ya que el pueblo donó los troncos que se bajaron con mulas desde el monte», detalla Rodrigo. Así que en Piqueras -como puede verse en las imágenes- se construyó gran parte del barco, como la cubierta, motones, cuadernales, poleas... Después, se transportó todo a Lekeitio (Vizcaia), donde se ensambló y se terminaron el resto de piezas, como los mástiles y el forro del casco. El objetivo se cumplió cuando tras un año desde el inicio se botó el barco el 15 de mayo de 1984, un día «muy especial» que incluso se declaró festivo en la localidad porque hacía que no se daba esta situación. Del equipo inicial quedaban Esteban Vicente y su mujer por aquel entonces, Inés Zalba, además de otros dos amigos que iban y venían. «Al quedarse sin fondos, aunque encontraron mucha gente que les ayudó, decidieron buscar patrocinadores en el País Vasco varias empresas les aportaron material, como pintura y madera», explica Rodrigo.
la vuelta al mundo. La idea inicial siempre había sido dar la vuelta al mundo siguiendo la ruta de Juan Sebastián Elcano, ahora con el nombre de los patrocinadores en el casco. «Desde un principio querían viajar y descubrir lugares, pero es algo que no se puede hacer por tu cuenta si no eres millonario... Así que pensaron en esta ruta vinculada a una figura histórica para captar ayuda privada y pública, en un barco clásico y hecho a mano y vinculado a », explica el familiar de Esteban. Petronor patrocinó el proyecto y puso como condición que el barco se llamase Itxaso Petronor, que durante un tiempo hizo promoción del viaje que se iba a realizar alrededor del mundo.
Pero el proyecto tuvo que cancelarse por la situación de la empresa y Esteban tuvo que despedir al personal, recurriendo a sus amigos. «Decidieron ir a Baleares para hacer la temporada de verano, pero al llegar el invierno hacía que hacer frente a los muchos gastos y pensaron ir al Caribe, aunque el Casa Blanca (Marruecos) fueron retenidos por las autoridades durante una semana en la que tuvieron que llevarles víveres», relata Rodrigo. Su siguiente destino fue Canarias y la situación era difícil porque todo el dinero se había invertido en enseres y materiales para llegar al Caribe. Al ver las opciones del turismo, optaron por quedarse en Lanzarote y allí ha estado el barco, con el nombre Marea Errota (significa molino de marea en euskera, porque se terminó de construir frente a un molino), durante casi 20 años.
Historia del Atyla, la goleta soriana«En Canarias funcionó bien al principio, con actividades turísticas y excursiones, pero cuando empezó a decaer el sector y las agencias de viajes se llevaban el cien por cien del coste del billete y el gasto de los viajeros en el barco no eran rentable, Esteban tiró la toalla respecto al plan de dar la vuelta al mundo», avanza en la historia Rodrigo. Pero al haber estado inspirado el proyecto también en un barco escuela alemán en la costa vasca, elaboró un dossier con actividades y lo presentó a varios entes públicos y puertos. «En Cantabria gustó la idea y el barco se trasladó de Canarias a Santander en 2006. Durante seis años desarrolló para la Consejería de Medio Ambiente el proyecto Cantabria Infinita, para la promoción y divulgación de la riqueza de la flora y fauna de la costa cantábrica en diferentes puntos de España», como una plataforma publicitaria de esa comunidad, «una embajada flotante».
Con el cambio de Gobierno en Cantabria, el proyecto no continuó. Es ahí cuando Rodrigo se involucra y toma el timón del barco, regresando a Baleares en 2013 con Atyla. Descubre la regata de barcos clásicos Currtty Sark (ahora Sail Training International) que promueve los barcos escuela y se cambia el turismo por la divulgación, «con un proyecto educativo internacional». Así, el Atyla ha participado en todas las regatas y ha llegado al Mar Negro, Rusia, Estados Unidos, Canadá, Mar del Norte, Noruega, Estonia... Aunque en estos años de pandemia no haya habido convocatorias, el proyecto educativo se sigue desarrollando y buscan patrocinadores. En la actualidad, Embutidos La Hoguera les ayuda con material. El barco se financia por el dinero que aportan los participantes que navega, un 80 por ciento, y el resto por eventos, fiestas, excursiones... Las velas que se pinten para el Atyla en Almarza con ‘Paint a future’ servirán para financiarlo.
Ahora el barco navega de Cádiz a Gibraltar, Canarias, Azores y Bilbao, ya que pasa el invierno en el Museo Marítimo de esta ciudad y es el puerto base donde se desarrolla el proyecto educativo. El barco tiene web y redes sociales y si a algún soriano le interesa, puede acercarse a navegar en esta goleta construida con madera de Soria para cumplir un sueño.