Si tuviéramos que resumir en una idea el programa que anunció Donald Trump en su discurso de investidura como presidente de los Estados Unidos, habría que hablar de una enmienda a la totalidad de las políticas aplicadas por el Partido Demócrata durante la presidencia de Joe Biden. Guiado por la idea de que salvó la vida en el atentado merced a la providencial intervención divina anunció que tiene intención de poner patas arriba unas cuantas cosas.
Empezando por declarar la emergencia nacional en la frontera sur del país desplegando soldados con el fin de expulsar -habló de "millones"- a los inmigrantes que residen ilegalmente -"¡Quedaos en Méjico¡"- advirtió.
Quiere imponer aranceles a cuantos comercian con los EE.UU. Y va a cambiar los planes de estudios: "A nuestros hijos se les enseña a odiar nuestro país". Repudio total de la política woke y fin del discurso trans: "Dos géneros: hombre, mujer". Quiere acabar las políticas verdes, se retira del acuerdo de París sobre el clima y anuncia la recuperación del petróleo -"Perforar, perforar"- Y, también, acabar con los coches eléctricos que fabrica China: "Comprar el coche que queráis"-. Declara organizaciones terroristas a los cárteles de la droga y aunque no dijo cómo pensaba hacerlo quiere "recuperar" el canal de Panamá. Por lo demás, acreditando un notable desconocimiento de la Historia, quiere cambiar el nombre del Golfo de Méjico para llamarlo Golfo de América.
Trump, que anunció que se iniciaba una era dorada para América, al dar las gracias a las comunidades negra e hispana y reconocer que le habían votado mayoritarismente, revirtió uno de los paradigmas en los que los demócratas habían confiado. Es difícil saber qué más planes tiene Trump para poner fin a lo que él califica el "declive de América". Un discurso rupturista que anuncia cambios profundos en la forma de relatar y hacer llegar las decisiones políticas a los ciudadanos. Trump vuelve con más poder del que tuvo en su primera presidencia y proclama que está dispuesto a utilizarlo. Se anuncia el final de un mundo, el mundo de ayer que desde Europa asociamos con Barak Obama y Joe Biden. En resumen, Trump parece dispuesto a poner casi todo patas arriba.