Hoy, equinoccio de otoño

Silvano Andrés de la Morena
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Equinoccios y solsticios, que se reparten cuatro estaciones (es lo que conlleva el movimiento de traslación), que cada año empiezan en marzo, junio, septiembre y diciembre pero no siempre el mismo día pues puede comenzar el 21, 22 o 23

Hoy, equinoccio de otoño - Foto: E.G.M Eugenio Gutiérrez Martínez

"Cuando a las seis veas oscurecer, el otoño seguro es", dice el refrán. Pues sí, hoy, amables lectores de EL DÍA DE SORIA, el verano llega a su fin y abre paso al otoño. Hoy, domingo 22 de septiembre del año 2024, la cita en el Sistema Solar, en la relación Sol/ Tierra, será a las 14 horas y 44 minutos, de nuestra hora peninsular, según los cálculos del Observatorio Astronómico Nacional. En ese momento, astronómicamente hablando, se producirá el equinoccio de otoño en el Hemisferio Norte, empezará esta estación que apunta al invierno y, como consecuencia de ello, otros acontecimientos que hemos construido a lo largo de milenios y vivido los humanos. Como digo, en el Hemisferio Boreal, el que nosotros pisamos, empieza el equinoccio de otoño; en el Hemisferio Austral o Sur, el equinoccio de primavera, que les anuncia su verano. Este año, el otoño durará 89 días y 21 horas, concluyendo el 21 de diciembre con la llegada del invierno.

A lo largo de cada año, hay dos equinoccios (el de primavera y el de otoño) y dos solsticios (el de verano y el de invierno). ¿Y por qué se producen? ¿Por qué la relación Tierra Sol no es siempre la misma? Pues porque la Tierra se mueve alrededor del Sol (nada está quieto en el Universo), porque el eje de la Tierra se inclina y porque ese movimiento alrededor del Sol no describe un círculo sino una elíptica, con nuestra estrella uno de sus focos, lo que significa que la distancia entre ambos astros no siempre es la misma. Las cultura antiguas desconocían esto y predominó la idea de que la Tierra permanecía inmóvil y los demás astros, incluido el Sol, giraban a su alrededor. Una concepción sensorial estricta.

La inclinación del eje de la Tierra hacia el Sol es muy acusada en el Hemisferio Norte en verano. Eso significa que el día dura bastante más que la noche, los rayos llegan más perpendiculares y, por lo tanto, hay más luz y más calor. En el Hemisferio Sur esa inclinación es, en ese momento, todo lo contrario, con lo que allí es invierno. Cuando la inclinación es mínima, aquí estamos en otoño; en Argentina, por ejemplo, están en primavera. Cada hemisferio terrestre empieza su diferente equinoccio, palabra compuesta de origen latino que significa "igual noche", es decir, que noches y días duran casi las mismas horas: doce. Conforme avanza aquí el otoño hacia el invierno, el día durará menos y la noche durará más; en Argentina, por ejemplo, sucede lo contrario, el día va durando más y la noche menos, porque se acercan a su verano. Y es que, visualmente, es fácil imaginar que si en el Hemisferio Norte, donde nosotros estamos, la Tierra aleja su inclinación del Sol, en el Hemisferio Sur, lo acerca. Por eso, hay que deshacer el error que algunos cometen cuando sostienen que, si es verano, se debe a que estamos más cerca del Sol. Si así fuera, en toda la Tierra sería verano al mismo tiempo o invierno. No, no, no. La razón está en la inclinación terrestre.

Hoy, domingo, día del equinoccio, la inclinación es la mínima y empieza el otoño en mi pueblo y en el suyo, atento lector, y en París o Berlín. En Buenos Aires o en Santiago de Chile, por ejemplo, como también tienen esa inclinación mínima terrestre, empieza su primavera. Todos empezamos el equinoccio pero con distinto apellido (otoñal o primaveral). Por lo tanto, hoy la Tierra se encuentra en una posición en la que tanto el Polo Sur como el Polo Norte están a la misma distancia del Sol. Solo fíjense por la mañana en la salida del astro rey. Verán que cada día va apareciendo más al sur en el horizonte, al tiempo que las noches duran más y los días, menos. Todo esto sucede hasta que llega el solsticio de invierno y, unas jornadas después, percibiremos que sucede lo contrario: que el Sol vuelve hacia el norte paulatinamente y los días empezarán a durar un poco más.

Equinoccios y solsticios, que se reparten cuatro estaciones (es lo que conlleva el movimiento de traslación), que cada año empiezan en marzo, junio, septiembre y diciembre pero no siempre el mismo día pues puede comenzar el 21, 22 o 23. Otoño, esa estación de la hoja amarilla, de la belleza visual del Duero, que han cantado los poetas. "El otoño ha dejado ya sin hojas/ los álamos del río./ El agua ha adormecido en plata vieja/ al polvo del camino", que escribiera García Lorca. O estos versos más cercanos de Virgilio Soria: "Por las tierras de Urbión, el helado cuchillo/ de otoño corta pronto las rosas y las flores/ y nieves prematuras cubren valles y alcores/ anunciando diciembres bajo el sol del membrillo". Hoy, domingo, empieza, un año más, el equinoccio que cierra el verano y abrirá después el invierno… Paséenlo por los cielos de Soria… y por sus cautivadoras tierras.