Aznar, el día que volvió a nacer

J.M.F. (SPC)
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ETA trató de asesinar hace 25 años al entonces líder del PP con un coche bomba; el blindaje de su vehículo le salvó la vida

Aznar, el día que volvió a nacer

Hay días que no se olvidan, días que perviven en la memoria y uno se acuerda de lo que estaba haciendo cuando algo trascendental sucedió. Salvo excepciones -un Mundial-, siempre son momentos trágicos: los atentados del 11-S y 11-M, el crimen de Miguel Ángel Blanco... y el intento de asesinato de José María Aznar, del que se cumplen 25 años el próximo lunes.

Nueve meses después de haber asesinado al general Francisco Veguillas, ETA trató de matar al entonces líder del PP, José María Aznar, mediante el método utilizado en 1973 para acabar con el que era presidente del Gobierno, el almirante Luis Carrero Blanco. El comando Madrid hizo estallar al paso del vehículo blindado del popular un coche bomba con 40 kilos de amosal y otros 40 de tornillería.

Los terroristas activaron el artefacto con un cable de 300 metros de longitud y no con el habitual sistema de mando a distancia por radio, ya que sabían que el Audi 200 circularía con un inhibidor de frecuencias que interrumpe las emisiones que capta a su paso. 

Aznar, el día que volvió a nacerAznar, el día que volvió a nacerEl dirigente conservador salió poco antes de las ocho de la mañana del que era su domicilio, en la calle de Diego Ayllón, cerca de la urbanización Parque Conde de Orgaz, en dirección a la sede del PP, en la céntrica calle de Génova. El utilitario, en el que iba acompañado de su chófer, Estanislao Cumplido, y un escolta, enfiló la calle de Arturo Soria y tomó la de José Silva en torno a las 08,10 horas.

En ese momento, dos terroristas activaron el coche bomba, un Fiat Tipo. La onda expansiva y la metralla se estrelló contra la puerta del lateral en que viajaba el popular, seguido por el vehículo de reacción, ocupado por dos guardaespaldas.

Obligados a efectuar la detonación desde un punto que les impedía precisar el blanco, dos etarras activaron la bomba con un ligero error de cálculo que salvó la vida a Aznar y sus acompañantes. La parte delantera de su coche blindado, de 2.000 kilos de peso, quedó atravesada por decenas de impactos de la tornillería usada como metralla.

Recordaba por aquel entonces José Amaro, exconsejero delegado de la empresa Veblinter, que protegió uno de los dos Audi utilizados por Aznar (el otro lo adquirió Génova en Alemania en 1994), explicó que «el blindaje ayudó a proteger a los ocupantes, pero si la explosión hubiera sido más potente o le hubiese alcanzado más de lleno, estaríamos lamentando una tragedia», que es lo que le sucedió al general Veguillas, que viajaba en un coche de idénticas características. 

La vivienda más próxima a donde estaba aparcado el coche bomba desde una hora antes quedó destruida por la explosión, que se escuchó a cuatro kilómetros de distancia. Bajo los escombros del inmueble quedó sepultada Margarita González Mansilla, de 73 años. Murió tres meses después tras pasar todo ese tiempo en coma.

Aznar, que solo presentaba ligeros rasguños, fue asistido de urgencia en la clínica Belén, situada a escasos metros del lugar del atentado. «Estoy bien, estoy bien. ¿Cómo están los míos -sus escoltas-?», fueron las primeras palabras que dijo a los médicos. A continuación, fue trasladado a la clínica Ruber para ser sometido a una exploración neurológica exhaustiva. 

Por la tarde, el hombre que sería presidente del Gobierno un año después recibió una llamada telefónica del Rey Juan Carlos en la que le dijo: «Igual que yo, tienes siete vidas, como los gatos». Yasí fue porque ETA intentó acabar con su vida en tres ocasiones más, durante la campaña de las elecciones vascas de 2001.