«Misión cumplida: lo tenemos. Quiero informar a los mexicanos que Joaquín Guzmán Loera ha sido detenido». Claro y conciso. Así comunicó ayer el presidente de México, Enrique Peña Nieto, la captura del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán, líder del cártel de Sinaloa, que estaba prófugo de la Justicia tras huir, por segunda vez, de una cárcel de máxima seguridad el pasado 11 de julio de 2015. El dirigente no detalló dónde ni en qué momento fue arrestado. «Mi reconocimiento más profundo al Gabinete de Seguridad del Gobierno de la República por este importante logro en favor del Estado de Derecho en México», aseveró.
La detención de uno de los narcos más buscados del mundo se produjo en una operación de la Secretaría de Marina (Semar) en el Estado noroccidental de Sinaloa, cuna de Guzmán y de los más famosos narcotraficantes mexicanos, efectuada la pasada madrugada, según confirmaron fuentes oficiales del país azteca.
El resultado de la operación, que tuvo como escenario la localidad de Los Mochis, se saldó con cinco delincuentes muertos, seis detenidos y un marino herido, aunque este último «se encuentra fuera de peligro».
Según los datos de la Semar, «personal de Infantería de Marina fue agredido con disparos de armas de fuego por presuntos integrantes de la delincuencia organizada» en un domicilio al que se acercaron tras recibir una denuncia ciudadana «donde se señalaba que en un domicilio se encontraban personas armadas».
«Cabe destacar que se tuvo conocimiento de que en citado lugar se encontraba Orso Ivan Gastelum Cruz, presunto jefe de la zona norte de Sinaloa de una organización delictiva que opera en el área, mismo que logró darse a la fuga», apuntaron.
Como resultado de esta acción fueron incautados «cuatro vehículos, dos de ellos blindados, ocho armas largas, una corta, varios cargadores y numerosa munición que, por sus características balísticas, son de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas», así como «un tubo lanzacohetes con dos cargas».
Largo recorrido. Guzmán fue capturado en 1993 en Guatemala y, tras ser condenado a 21 años, se fugó por primera vez de un penal de máxima seguridad (Puente Grande, estado occidental de Jalisco) en 2001.
Tras ser arrestado de nuevo a principios de 2014, en una acción que fue considerada el mayor golpe asestado al narcotráfico en México en una década, fue recluido en el penal de Almoloya de Juárez, en el estado de México.
El pasado 11 de julio se escapó de su celda en esa prisión por un túnel de 1,5 kilómetros de distancia hasta una casa en las afueras del presidio. Hasta ayer.
Por su parte, la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) se declaró «extremadamente satisfecha» con la noticia y felicitó al Gobierno mexicano por la operación desarrollada. Además, alabó la «valentía» demostrada en la operación de captura desarrollada por un grupo de efectivos de las Fuerzas de Seguridad del país. «Es una actuación loable y digna de aplaudir», señalaron.