"Mi primer reto era devolver la facultad a la normalidad"

Nuria Zaragoza
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Miguel Ibáñez asumió el Decanato en un momento convulso, con una caída de la matrícula y en un escenario complejo, bajo la 'amenaza' de la IA. No obstante, afronta el reto con «responsabilidad y compromiso», y la meta de devolver el prestigio

"Mi primer reto era devolver la facultad a la normalidad" - Foto: E.G.M

Miguel Ibáñez suma 29 años en Soria como profesor en la Facultad de Traducción e Interpretación. En este tiempo ha sido vicedecano de Relaciones Internacionales; decano (2004-2008); coordinador de máster; adjunto al Vicerrectorado; y coordinador de doctorado. El pasado 1 de octubre asumió -de nuevo- el Decanato, un cargo del que tomó posesión de forma protocolaria el 13 de noviembre bajo la presencia del rector de la Universidad de Valladolid (UVa), Antonio Largo. 

No era su deseo ni estaba entre sus planes, pero el catedrático más veterano de la facultad asumió el cargo «por compromiso y responsabilidad» con el centro. El momento no era el más cómodo, pues cogía el testigo tras la dimisión del equipo anterior; ni tampoco el más sencillo, ya que heredaba una caída de la matriculación importante. Gracias al trabajo e implicación de su equipo, se está recuperando ya la senda de reconocimiento y calidad de la facultad soriana.

¿Cuál es la situación del centro? 

Mi primer reto era devolver la facultad a la normalidad, porque estábamos en una situación crítica en la que había dimitido todo el equipo anterior. Devolver la normalidad quería decir que todos los cargos y responsabilidades que implica una facultad estuvieran cubiertos. Vi respuesta en los compañeros, y eso me animó a dar el paso. En un tiempo récord se ha conseguido dar estabilidad a la facultad. 

Esta facultad, la  más veterana [del Campus Duques de Soria], siempre ha tenido un recorrido de éxito, pero entró en un pequeño bache de caída de alumnos, que nunca antes habíamos tenido. Esa bajada de alumnos preocupa. Queremos que la facultad vuelva a ser lo que ha sido y queremos hacer acciones concretas para ello. El alumno es lo principal y, como decano, entiendo que estoy al servicio del alumno. Mi equipo también. Uno de los retos principales es recuperar el número de alumnos que teníamos.

Pongamos cifras a esta situación.

Nos quedamos en 30 matrículas, la mitad de las que teníamos. Tendríamos que ir a 65-70, que son las cifras más habituales. La facultad se diseñó desde el inicio para ser un centro con un número limitado de alumnos y dar más calidad en la enseñanza. 

¿A qué responde esta pérdida de alumnos? 

Hay más centros, más demanda, cuestiones demográficas, también posiblemente un tema de gestión... Son muchos aspectos, pero es cierto también que hubo conflicto con los alumnos. Creo que eso nunca debe existir, porque genera malestar y una situación crítica que llevó -de hecho- al equipo anterior a dimitir. Con los alumnos tenemos que ser exigentes pero también debemos procurar que estén satisfechos con la facultad. Es pieza fundamental y queremos trabajar con ellos.

¿Hay un perfil claro del alumnado?

Los alumnos que vienen a hacer Traducción son personas que ven la posibilidad de recibir una formación cultural humanística y tener una salida profesional. Dentro de las Letras, esta es una carrera con componente técnico y tecnológico. Lo que las Matemáticas es en las Ciencias, la Traducción es en las Letras. 

En cuanto al perfil, hay un porcentaje elevado de mujeres. Y, respecto a la procedencia, en torno a un 10% son de Soria. De Castilla y León hay un número importante de alumnos, porque esta facultad es la única de Traducción e Interpretación de la UVa, aunque en la comunidad hay otra en Salamanca. También tenemos alumnos del resto de España, incluso del sur. Por proximidad, hay un número importante de La Rioja, Aragón y Navarra. Y, dado que hay bastantes programas de movilidad, tenemos un bloque de alumnos Erasmus muy elevado, superior al resto de carreras. Eso crea un ambiente muy especial. 

¿Falta conocimiento de la facultad en la propia provincia?

A veces ocurre que la proximidad es enemiga del conocimiento, y algunos buscan fuera lo que tienen en casa. Ocurre que hay sorianos que han ido a estudiar Traducción fuera. Creo que es importante que en Soria se conozcan los estudios que existen, porque son realmente atractivos. 

Hablamos de una facultad con 30 años de historia, consolidada, y ello ha sido posible gracias también al trabajo de su profesorado. ¿Cuál es la situación de la plantilla?

Otro de los retos de mi Decanato es trabajar por consolidar una plantilla estable de profesorado. Por determinadas circunstancias, sigue siendo una asignatura pendiente.

¿Cuesta estabilizar a la plantilla en general? ¿O especialmente en Soria?

Cuesta especialmente en Soria. Como se diría en el argot futbolístico, para hacer un equipo de Primera, Soria -dicho con cariño- se queda un poco corta. Buscar profesorado aquí es un poco más difícil. También es verdad que cuesta venir pero luego todo el mundo -incluido yo, que vengo de La Rioja- está encantado, porque Soria es calidad de vida. 

Tenemos demasiados profesores no estables, y habría que acabar con ello.  Estamos peleando y creemos que se puede conseguir

¿Es más complicado en determinadas áreas como alemán, donde al principio de curso hubo problemas para contar con todo el profesorado?

No es por las lenguas concretas pero sí ocurre a veces que tenemos que buscar profesores asociados y resulta difícil encontrar alguien que no esté aquí al tiempo completo, porque, por la dimensión de la ciudad, igual no puede combinar con otra actividad.  Aunque también es cierto que algo se van arreglando las cosas con el profesor sustituto y otras categorías. 

Uno de los asuntos que comentó durante su toma de posesión fue la necesidad de coordinar la docencia. ¿Cuál es el objetivo exactamente?

Es otra cuestión que queremos trabajar, pensando siempre en que el alumno reciba mejor calidad en la enseñanza. Se trata de coordinar los estudios en el grado, por cursos y por materias, para que, entre todos, no se despiste el alumno y que un profesor no le exija una cosa que ya le ha exigido otro. Queremos trabajar en la coordinación de nuestro plan de estudios y, cuando llegue el momento, adaptarlo a los nuevos cambios. Porque los cambios en la sociedad hoy se producen de forma muy rápida y la academia, la facultad, debe ajustarse a ellos. Cuando haya oportunidad, lo haremos, o cuando toque modificar el plan de estudios. 

El centro ofrece todo el ciclo formativo:grado, máster y doctorado...

Es un factor importante de nuestra facultad, donde se puede hacer todo el ciclo formativo universitario. Incluso antes, cuando no había máster, nosotros fuimos los primeros que tuvimos un doctorado propio. Luego surgió el máster. Hoy en día, nuestro alumno puede empezar aquí sus estudios y acabar siendo doctor. 

Tenemos un doctorado muy potente conjunto con la Universidad de Alicante, donde se generan numerosas tesis sobre traductología, traducción profesional y audiovisual. 

En el máster en Traducción en Entornos Digitales Multilingües ha habido también una caída de alumnado. ¿Se trabaja ya para cambiar esto?

Estamos muy contentos porque a partir del próximo curso va a ser un máster en línea. Se solicitó y se nos ha contestado recientemente, y es una novedad importante porque podremos llegar a muchísimos más alumnos. Es lo mismo que hablábamos antes con el tema del profesorado, solo con la población de Soria no tenemos potencial suficiente y, a veces, desplazarse aquí a hacer un máster puede resultar complicado.  

Si el grado da una formación generalista, el máster pretende especializar al alumno, sobre todo en traducción, corrección y edición, así como en generación de contenidos multilingües. Porque nosotros lo que pretendemos es formar a comunicadores multilingües. Hoy en día, en la sociedad en la que estamos, es muy importante la comunicación en varios idiomas y en redes y en internet. En una sociedad tan internacionalizada como la que vivimos, el perfil de formación que generamos aquí es muy demandado. 

¿Qué nivel de inserción laboral hay?

Las salidas profesionales que ofrece nuestra titulación son muy amplias. Se puede trabajar en docencia y como autónomo, como traductores, pero también se puede trabajar en el mundo de la empresa. Y como funcionario en organismos instituciones  en los que se necesita la mediación. 

No tengo datos concretos pero podemos decir que casi todo el mundo que hace Traducción e Interpretación puede incorporarse a un trabajo. 

Es uno de los centros de la UVa con mayor número de convenios Erasmus. Un alumno que se forma en Soria ¿hasta dónde puede viajar?

Nuestros alumnos tienen una oferta Erasmus muy amplia y todos los que quieran pueden irse. Tenemos convenios con todo Europa, con Portugal, Francia, Bélgica, Italia... e, incluso, con otros continentes. Pero, además, tenemos convenios para poder estudiar en otras universidades de España. Con Las Palmas, Salamanca... Además, recibimos también alumnos y te puedes encontrar en clase varias nacionalidades. Todo eso enriquece mucho.

El cambio desde el CUS al nuevo campus fue ya un gran paso a nivel de instalaciones, ¿es suficiente o es necesario ampliar y mejorar?

En dotación hay que mantener y, si se puede, ampliar; pero es cierto que estamos bien. Cuando cambiamos aquí solicitamos tener una sala de interpretación moderna, y la tenemos. Posteriormente se ha ampliado además, de modo que las clases de Interpretación (traducción simultánea) se hacen con cabinas de interpretación profesionales. Luego tenemos también un laboratorio de idiomas muy bien dotado, y tenemos además una sala de informática para los programas de traducción asistida por ordenador. Estamos bien equipados y las instalaciones son acogedoras y los alumnos en ese sentido están satisfechos, aunque tenemos que ir adaptándonos sin duda a lo que exige la sociedad. Antiguamente una titulación se podía mantener un tiempo, pero ahora ya no. 

Adaptarse o morir. La titulación está muy vinculada a la comunicación internacional y, dada la evolución del panorama geopolítico, es obligado ir adaptándose. ¿Hacia donde camina la Traducción e Interpretación?

Nos tenemos que adaptar -y lo comentaba antes cuando hablábamos del máster- en la necesidad de preparar a los alumnos en la edición. Hoy tenemos la Inteligencia Artificial (IA) que, lógicamente, en la Traducción influye y hace que los planteamientos sean otros. Prepararemos al alumno en la revisión de esas traducciones que hace la máquina. Los retos van por ahí, por adaptarnos y poder convivir en esta carrera -y en otras- con la IA, que es algo a lo que, queramos o no, el alumno recurre. 

La IA es una realidad y es evidente que se puede recurrir a ella para traducir. ¿Les está afectando en su trabajo?

Sí, desde hace tiempo. Lógicamente hoy hay programas que te hacen la traducción con bastantes garantías, pero es una máquina y siempre hay una diferencia en la traducción. Para tener una información básica, quizá puede servir con lo que dice el traductor; pero, si quieres traducir un libro, por ejemplo, quizá necesitas otras connotaciones para disponer de una buena traducción, y para eso se necesita la mano humana para revisar y hacer la posedición. Y, obviamente, también hay que preparar a los que van a manejar esas máquinas y esos programas de traducción. 

¿La IApone en riesgo la profesión?

Llevará a cambiar el perfil de lo que es el traductor clásico tradicional. Habrá que ir a buscar otros perfiles de comunicador/redactor multilingüe, que pueda comunicar y no solo traducir en varias lenguas, aunque se ayude en traducción asistida por ordenador, que siempre ha existido y son herramientas que mejoran el trabajo. Pero, insisto, detrás de esas máquinas tendrá que haber alguien.

Por tanto, ¿es amenaza o aliado?

Amenaza es, pero hay que buscar la alianza y cómo convivir en los nuevos escenarios. En Traducción, la IA está cambiando todo, como en otros ámbitos. 

En su presentación hablaba de la necesidad de mejorar la proyección de la facultad, ¿en qué sentido?

De lo más próximo a lo más lejano tenemos que proyectar la facultad. La academia, la universidad, no es algo que exista sin más, sino que está y tiene que transferirse a la sociedad. Desde su génesis esta facultad nace vinculada a las instituciones sorianas y al tejido industrial soriano, y eso no lo vamos a dejar y hay que seguir trabajándolo, podemos colaborar y aportar. 

También a nivel de España, donde quizá se ha descuidado un poco. Esta facultad se crea en un momento en el que surgen varias facultades en las universidades clásicas. Desde el primer momento formó parte de la Conferencia de Centros de España, que hoy se llama AUnETI (Asociación de Universidades del Estado Español con Titulaciones Oficiales de Traducción e Interpretación). El equipo decanal anterior dejó de asistir y es una de las cosas que he retomado. Me he puesto en contacto con ellos ya para que la facultad de Soria forme parte de AUnETI. Eso nos va a ayudar a tener mayor proyección en España. Conviene estar en esos foros para saber hacia dónde tenemos que ir, porque el intercambio entre todos enriquece. 

Y también hemos sido una facultad con presencia en el extranjero, no solo con los Erasmus. Tenemos que trabajar para que haya una mayor proyección fuera. Porque, si nos conoce la sociedad, se conoce también la función que cumplimos. 

Ya fue decano y ahora vuelve. ¿Supone un reto también a nivel personal?

Desde luego. No estaba entre mis intenciones pero, por responsabilidad con el centro, lo he retomado. Mi compromiso me va a llevar a tratar de poner en su sitio el centro y que el prestigio de esta facultad vaya creciendo. Tengo un equipo comprometido, con ganas de trabajar, muy competentes, y me está ayudando mucho a ello. Estamos todos a una. Se trata de seguir avanzando para que seamos un centro mejor.