El libro Puentes sobre el río Duero, de Antonio Álvarez Mora, se presentó este jueves en el Casino con la presencia del autor y del periodista Jesús Maté Aladro. Andaluz de nacimiento y tras 51 años en Burgos, escribió un primer libro de toponimia de pueblos y después pensó que «podría ser interesante recorrer un río y conocer todos los puentes que lo cruzan». Aunque pensó en la dificultad que podría conllevar porque requería un trabajo de campo importante, lo intentó y se decidió por el Duero, tanto por la vinculación de la tierra en la que vive con este río como por el afecto que él siempre ha tenido a «un río duro y fuerte, como un campesino que es capaz de aguantar inviernos fríos y veranos calurosos». Además, le atrajo toda la historia que podía encerrar, ya que tuvo mucha influencia en la época de la Reconquista y más adelante. «Terminé enamorado del río Duero y de sus puentes», resume el escritor.
Para abordar el trabajo, en un primer momento recopiló y estudió la bibliografía, «porque hay numerosos autores que han escrito sobre los puentes del Duero». Álvarez Mora pensó que solo iba a centrarse en los puentes medievales o de la edad moderna y contemporánea, pero después pensó que tenía que estudiar también los puentes del ferrocarril, en uso o no, las pasarelas, los puentes metálicos, los puentes de carreteras y autovías... Y eso fue lo que hizo, analizando todos los pasos del río Duero e incluso también estudió las ruinas de puentes, que son seis. El autor se desplazó a cada lugar para «recorrer, fotografiar, estudiar y comparar» lo estudiado con lo que le enseñaba el propio puente.
de san esteban a almarail. De los 54 puentes que ha estudiado en Soria, le han llamado la atención el de San Esteban de Gormaz, «que ahora está 'tocadito'»; el de Soria, actualmente en obras; el de Almazán, también en proceso de rehabilitación; y el de Garray, que es primer puente histórico. «Hay otro muy interesante, que no es histórico, que es el de Almarail. Es un puente de hormigón pretensado, el primero que se hizo en España con las nuevas tecnologías y es obra de Eduardo Torroja.
Además, se incluyen todos los puentes del ferrocarril de la línea Valladolid-Ariza, en desuso. «Hay cinco puentes en metálico sobre el río Duero, todos iguales y de la escuela de Eiffel.Al autor le llama la atención que haya puentes «bastante estropeados», a pesar de que no se pasa por ellos y se han construido otros alternativos. En relación a este tema, por ejemplo, Álvarez Mora se refiere a los puentes de Gormaz, Andaluz y Ullán.
En cuanto al puente medieval de San Esteban de Gormaz, en el que se han realizado bastantes restauraciones, el hecho de que haya colapsado parte de la estructura se explica porque cuando hay una gran riada, como en este caso, las pilas, soportes o pilares se mueven. «Ese pequeño movimiento hace que se desprendan determinadas partes del puente que tienen más facilidad para ello, como que se hayan restaurado recientemente. Creo que es lo que ha pasado en San Esteban, porque se ha desprendido parte de un pretil y parte de un descansadero», indica el autor. Ante el hecho de que soporten tanto tráfico, como el caso de este puente, es partidario de que se puedan hacer puentes alternativos a los históricos. El primer puente de la provincia de Burgos, en La Vid, está muy bien conservado, incluso el de Langa de Duero, el último de Soria.
En cuanto a los pasos en ruinas, hay uno en Langosto, cerca de El Royo, del que solo quedan los pilares porque se hizo un puente nuevo. Era un puente más moderno, aunque se le llame antiguo, de los que se construyeron para el paso del ganado, como el de Hinojosa de la Sierra. En Covaleda, el puente de Soria, del siglo XVII, «tiene tan solo un ojo y se ha conservado muy bien porque es bastante robusto».
El autor hace referencia a los puentes de hierro y de hormigón pretensado, todos de finales del siglo XIX y principios del XX. «En Garray hay uno muy importante y grande de hormigón pretensado sobre el Duero, la carretera de Tordesillas y campos. Puede ser ya un concepto de lo que se llama viaducto», indica explicando que es nuevo y hace que el tráfico no pase por el puente «bonito».
puentes de hierro. Sobre los puentes de ferrocarril, destaca uno en Berlanga de Duero de la línea Valladolid-Ariza. «Es el último de los cinco puentes metálicos de esta línea. Los puentes de estas características, como ya he apuntado, están un poco abandonados», añade. Él ha pasado por ellos «con mucho miedo», pero ha pasado.
Además, hace referencia al Puente de Hierro de Soria, en las márgenes del Duero, que pertenece a la Santander-Mediterráneo y Soria-Castejón, que ahora se quiere recuperar. «Cuando yo estuve allí estaba cerrado incluso al tráfico de personas y no puede pasar..., pero está bastante bien», iluminado e integrado en el paisaje. «Toda esa zona del Soto Playa es espectacular, me quedé maravillado porque es muy hermoso el entorno».
En la presentación del libro en Soria, el escritor se centró en el siglo XIX, «muy importante en la vida de los puentes porque se incorporan los metálicos, de piedra, de hormigón...». Hizo referencia al origen de la Revolución Industrial que surge en Inglaterra en el siglo XVIII y llega a España en el reinado de Isabel II, cuando empiezan a construirse puentes. En este caso, Álvarez Mora lo aplica a los puentes del Duero, aprovechando también el Bicentenario de la muerte de Juan Martín 'El Empecinado' (guerrillero durante la ocupación napoleónica), por lo que cree que es un tema de importancia e interés en 2025.