El último tramo de un esperado fin de obra

Sonia Almoguera
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Dificultades para la movilidad y nuevos pasos alternativos concentran las quejas ciudadanas en torno a los trabajos de las travesías, que concluirán en diciembre. El Ayuntamiento pide "paciencia" y disculpas por las molestias

Un peatón caminando en la zona provisional habilitada entre vallado de protección en el entorno de la avenida Eduardo Saavedra. - Foto: Eugenio Gutiérrez

Toda obra conlleva molestias y cambios pero, después de casi dos años de trabajos para la transformación de las travesías de la capital soriana en torno a las avenidas de Valladolid y de Eduardo Saavedra y la carretera de Logroño, la fatiga impide a muchos sorianos en estos momentos visualizar el final de un proyecto con el que, insiste el Ayuntamiento de Soria, la ciudad se transformará y modernizará, a la par que se incrementará y mejorará la seguridad vial. Los desvíos provisionales por los que se encaja el paso de los peatones, las dificultades de movilidad que esto acarrea para la conducción de carritos de bebé o sillas de ruedas, así como la reducción de aparcamientos y, especialmente en el tramo superior de la avenida de Valladolid, la eliminación de los cruces que obligan a los vehículos a bajar hasta la rotonda de la plaza de la Constitución (junto a la estación de autobuses) están suscitando las principales quejas de la ciudadanía. No obstante, desde el Ayuntamiento de Soria se pide (más) «paciencia» en la recta final de la intervención.

Pese a que las obras arrancaron a mediados de 2023, el punto de inflexión del proyecto, en el caso de la travesía Oeste-Sur de la ciudad entre la gasolinera del Caballo Blanco y la carretera de Madrid, llegó el verano pasado, simultaneándose con los trabajos en la carretera de Logroño, que se iniciaron en torno al primer trimestre del año. La eliminación del túnel de Eduardo Saavedra y el consiguiente bloqueo del tráfico y el paso de peatones durante alrededor de cuatro meses agravó las  molestias que ya habían comenzado unos meses antes con el cambio de sentido del tráfico en el torno de la calle Almazán para la construcción de uno de los puntos más complicados de los trabajos: la glorieta en forma de hipódromo que enlazará Eduardo Saavedra con el barrio de Los Pajaritos y el acceso a la carretera de Madrid.

Ya en plena segunda fase de  construcción, «es verdad», confiesa Ana Alegre, responsable de Obras y Servicios en el Consistorio soriano, «que los primeros días hubo problemas porque hacíamos dar mucha vuelta a los peatones. Pero con lo que nos hizo llegar la gente, escuchando» a los ciudadanos, se han mejorado esos pasos alternativos. De momento, al margen de algo muy puntual, anuncia Alegre, no se prevén más cambios drásticos de circulación o paso de peatones en esta zona.

seguridad. «Mientras hay obras hay molestias. Hay que ser un poco paciente y esperar a ver el resultado final», conmina el presidente de la Asociación de Vecinos de La Barriada, Ignacio Gutiérrez. En su opinión el nuevo trazado tipo 'boulevard' que impide ahora girar al carril contrario en las intersecciones ha mejorado la seguridad de la circulación viaria en la zona. «Ojalá hubieran hecho antes de las obras, porque ha dejado de haber accidentes», insiste Gutiérrez. «No cuesta tanto bajar a la rotonda», conmina.

En su opinión, pese a que los conductores hayan tenido que  cambiar sus costumbres e itinerarios habituales, la avenida de Valladolid es ahora un entorno más seguro que, cree, propiciará y hará extensiva también una ordenación del tráfico más fluida en La Barriada. El presidente de la agrupación vecinal de La Barriada insiste en que el proyecto de las travesías también ha contribuido a que cruzar la avenida de Valladolid como peatón sea mucho más seguro. Y eso es positivo.

Evidentemente, hasta que los trabajos de remodelación de las aceras concluyan, seguirán proliferando también para los viandantes tramos cerrados al tránsito y dificultades de movilidad que, en muchos casos, implican 'saltar' a la calzada a través de pasos alternativos protegidos por vallado o, incluso, cierta confusión que acaba con el peatón caminando o cruzando por donde puede.

Remodelar 45.000 metros cuadrados de aceras conlleva abordar la actuación por fases, con lo que, obviamente, los trastornos a la ciudadanía también se generan sucesivamente en la misma medida. Pero el objetivo es, recalca la responsable municipal de Obras y Servicios, «causar las menos molestias posibles».

El final de la obra, en cuanto a la travesía Oeste-Sur, está previsto a finales de este año. De hecho, ya se están eligiendo los últimos detalles del mobiliario urbano y otros equipamientos como la zona de juegos infantiles que se instalará en el entorno de la rotonda de Eduardo Saavedra y el Paseo de los Royales, que se instalará próximamente. En el caso de la travesía Norte-Este, la que va desde la carretera de Logroño a la de Zaragoza, los trabajos, con menor complejidad técnica, están generando menos molestias y ya han avanzando hasta el entorno de la concatedral de San Pedro.

control y vigilancia. La humanización de las travesías es una obra «difícil», insiste Ana Alegre, que tiene también el problema añadido de que no es una obra que esté llevando a cabo el Consistorio de la capital. Es el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible el que está al frente de este proyecto. Aún así, se hace necesaria la coordinación con el Ayuntamiento de la capital. Para ello, el Consistorio cuenta con un ingeniero encargado de supervisar y vigilar las los trabajos, así como de servir de puente e interlocución entre ambas administraciones. En este sentido, hace unos días, el equipo de Gobierno procedió a la contratación de un nuevo ingeniero, ya que el que anterior cesó en su puesto.  

Con un volumen de inversión superior a los 20 millones de euros que alcanzan también la restauración completa del puente de piedra sobre el río Duero, el proyecto de humanización de las travesías busca crear vías en las que el peso del tráfico y de los peatones esté más equilibrado, así como entornos en los que haya más vegetación (en total se plantarán 1.000 árboles y diversas especies arbustivas). La finalidad es también contribuir a la mejora del medio ambiente y, por ello, se ha elegido un pavimento que contribuye a absorber el CO2 y que no resbala con la lluvia. De ahí que la concejala de Obras y Servicios conmine a tratar de pensar en que la obra significará un cambio positivo para Soria. Mientras tanto, sólo «podemos pedir disculpas», concluye.