El proyecto 'Orígenes. Tras la memoria de Írrico', financiado por la Diputación provincial de Soria, se marca como reto contar con el ADN de los pobladores del valle de Izana durante más de un milenio y medio. La iniciativa cultura cuenta ya con sus primeros resultados preliminares extraídos de la excavación intensiva realizada en el cerro de San Cristóbal en Cuevas de Soria (Edad de Hierro, s.-VI-IV a.C). En dicha prospección, hallaron los restos de dos personas, es decir, un enterramiento doble, orientados en posición oeste, que vivieron durante el siglo VIII, es decir, 1.200 años después del abandono del castro y que podrían corresponder a un hombre y una mujer.
El arqueólogo Antonio Chaín lidera junto a los también arqueólogos y docentes César Gonzalo, Francisco Rodríguez y Daniel Méndez, además del informático y profesor de la Universidad Francisco de Vitoria. Las primeras excavaciones se realizaron en el verano de 2023 y este próximo mes de julio se volverán a retomar.
El equipo investigador excavó el citado castro y, toda vez que encontraron el enterramiento doble, tuvieron que ataviarse con equipos de protección para no transmitir su ADN a los cuerpos. Previsiblemente, a la espera de contar con el informe definitivo sobre el ADN de estas dos personas, uno de los restos corresponde a un hombre, según Antonio Chaín, quien alude a que esta cuestión no es definitiva, puesto que también en un principio se creía que podrían ser dos mujeres (madre e hija).
Durante la excavación de este próximo verano, los arqueólogos finalizarán con la investigación en la casa y cabaña que se hallaron en este yacimiento y se pasará a realizar otra prospección en otra casa en Izana a la vez que se intenta encontrar la necrópolis en la zona de la villa de las Cuevas para extraer la secuencia de ADN de más de un milenio y medio.
"Intentaremos conseguir ese ADN a través de los niños. Se conoce que de cada diez niños que nacían tres morían. Estos niños no formaban parte de la sociedad hasta que tienen una edad avanzada. Si morían antes de la edad en la que se suponía que eran fuertes se les enterraba en lo privado, es decir, debajo de las casas", reseña.
Para hallar el lugar de enterramiento de los pequeños con exactitud, los arqueólogos excavarán hasta la roca madre. Su ADN proporcionarán información sobre la filiación genética (linajes)."Queremos llevar a cabo una análisis científico de cómo eran las sociedad científica en esta fase histórica y cómo evolucionaron. Además, este proyecto servirá para otros grupos como base de datos, ya que se obtendrá el genoma humano de la I Edad de Hierro, la II, la época romana y la mozárabe. Estos ADN se podrán comparar con otros grupos humanos que se hallen en otros yacimientos y conocer, además, cómo cambia la fauna y la flora".
La iniciativa cultural, que cuenta con los permisos de excavación de la Junta de Castila y León y la colaboración de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid, el colegio Escolapios y la productora Revives está basada en la "transdisciplinariedad y la arqueología 360º", pues integrará el trabajo de diferentes profesionales como biólogos, físicos nucleares, genetistas, paleontólogos, docentes, arqueólogos e informáticos.
El proyecto se centra cronológicamente en las etapas de la Edad de Hierro y Romanización, periodo cultural que coincide con la denominada Cultura Celtíbera en el ámbito territorial de la provincia de Soria. El desarrollo del proyecto combina intervenciones arqueológicas en tres yacimientos como son el Cerro de Castro y la Villa Romana de la Dehesa en Cuevas de Soria y en Castilterreño en Izana que abarcan una secuencia cronológica del siglo VI a.C al siglo IV d.C, en torno a 1.200 años de ocupación del territorio.
De este modo, los investigadores tratan de contar con una mayor información sobre los avances científicos y analizar los cambios producidos y los factores que intervienen en tres asentamientos que abarcan mil años -desde la Primera Edad de Hierro hasta el final de la romanización - y con una equidistancia de tan solo dos kilómetros.
Los investigadores ahondarán también en el yacimiento celtibérico de Castilterreño (s. III- I a.C) que coincide con la ciudad Estado de Numancia. A lo largo de los años también se investigará en la villa romana de la Dehesa de Soria (Cuevas de Soria) donde apareció varios mosaicos con una marca linaje (anagrama): 'Írrico', un gentilicio indígena celtibérico, asociado a los propietarios de la villa romana. Se pretende conocer si guarda relación con un gentilicio celtibérico reconocido, con los que habitaron el castro de Izana o los que vivieron en el castro de Las Cuevas. "Queremos saber si es el mismo grupo humano que va poblando el territorio en Cuevas de Soria y lo haremos a través de de estudios genéticos y de ADN", señaló el arqueólogo, quien ha colaborado durante décadas en la excavación del yacimiento celtíbero y romano de Numancia.
Durante la excavación de 2023 se halló, además, parte de los muros de barro de una cabaña y las paredes de piedra de una vivienda de la Primera Edad de Hierro (destruida por un incendio intencionado). También encontraron la muralla del castro (s. VI a. C.), con foso y de hasta ocho metros (más alta que la de Numancia), algo que refleja la competitividad de territorio, la intención de "marcarlo" y el esfuerzo comunitario. También encontraron unas pesas de terracota, con forma de fantasma, que eran los tirantes de las techumbres de la cubierta vegetal de la cabaña y una moneda de época tardoromana.
El proyecto, según Chaín, es fundamental para conocer la evolución entre la época celtibérica y la romanización ; responder a preguntas esenciales, tanto de la Primera como en la Segunda Edad del Hierro; y al por qué y cómo se producen los procesos de cambio de una etapa a otra. Además, mediante el análisis de polen, de las diferentes estratigrafías del yacimiento, se pretende reconstruir el tipo de medio ambiente que había en cada uno de los períodos históricos.