Carta de las familias de usuarios de la residencia de El Royo

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"Si la Junta de Castilla y León, Diputación y Diócesis de Osma hubieran estado más atentos esto no habría llegado tan lejos"

Carta de las familias de usuarios de la residencia de El Royo - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez Eugenio Gutiérrez Martí

Somos un grupo de catorce familiares de ancianos residentes en la Residencia Nuestra Señora de las Mercedes, ubicada en el Royo.

Leyendo las publicaciones de estos últimos días queremos exponer nuestra visión del asunto de atribución de responsabilidades en los problemas que presenta la Residencia del Royo y hacer hincapié en los mismos.

Primero hablaremos bien del hogar de nuestros mayores puesto que es un lugar de una belleza excepcional, con un hermoso jardín de árboles de gran porte en un enclave único; sus invernaderos acristalados con un bello trabajo de forja, son un lujo en el duro invierno. El aire cálido y sólido de casona indiana de otros tiempos está alejado de la frialdad hospitalaria de otras instituciones, creando un lugar de retiro amable para el final de los días.

Pero el abandono al que ha estado sometido por parte de las instituciones responsables, es notable.

Los familiares llevamos quejándonos verbalmente y formalmente mucho tiempo a las gestoras de la institución, MIMARA, desde comienzos de 2023 y CLECE, al frente durante 13 años. Hemos visitado a la Junta y a la Diputación, por el tema del deterioro del edificio y los problemas de personal.

Hablemos del personal, lo más directo y acuciante en el cuidado de nuestros mayores.

Desde la renuncia en 2021 de la directora que llevaba 8 años al frente del centro, han habido seis directores diferentes en la institución, seis, insistimos. Esta falta de dirección clara del centro dejó el sistema de trabajo en manos de la buena voluntad y criterio de los trabajadores, con los problemas obvios que esto ocasiona, cada trabajador es un mundo. El personal, como ya es común en Sanidad, es justo, los ratios que establece la Junta de Castilla y León son exiguos. Sin gobernanta, pilar indiscutible en estas instituciones, y sin una dirección firme, es muy difícil guiarse en un tema tan complejo como es la atención geriátrica.

MIMARA, a comienzos de abril, ha contratado a un equipo directivo de calidad, al que están facilitando los medios precisos, y al que nosotros, como familiares, estamos dando nuestro apoyo y voto de confianza, puesto que en el mes que llevan al frente nos han demostrado su entrega, profesionalidad y sentido común. A la séptima va la vencida, esperamos.

El problema de encontrar médicos, gerocultures, enfermeros, podólogos, terapeutas ocupacionales, etc, tiene fundamentalmente que ver con la escasez de profesionales de esta provincia, cierto es que no sabemos las condiciones laborales ofertadas. Si la tendencia es acogerse a ratios y convenios, mal, puesto que esto únicamente establece mínimos y quizá una residencia ubicada a 25 km de la capital necesite incentivos.

Hablemos del edificio, un edificio de casi 100 años.

Es enorme la lista. El tejado está gravemente dañado, hay goteras por doquier y tejas sueltas. Hay graves problemas con las calderas que probablemente hayan excedido su vida útil y necesiten ser cambiadas. Los desagües tienen deficiencias derivadas de la construcción original del edificio, y de las muchas décadas de uso, que efectivamente ahora mismo se están subsanando. Probablemente la ultima reforma severa fue en los 80, cuando se abrió para este fin. Observamos que las habitaciones de la planta baja, habitadas por las monjas al frente de la institución, antes de la externalización de la gestión, están en buenas condiciones, pero la planta superior, donde habitan la mayoría de los residentes lleva décadas sin ser intervenida, alguna mano de pintura y poco más. Muchas de la habitaciones están vacías, puesto que son inhabitables.

Poco a poco MIMARA está emprendiendo las reformas interiores, que en un principio debería haber mantenido en mejores condiciones la anterior gestora, y parece que Diputación se hace cargo, al fin, de la parte que le toca, arreglando fallas estructurales del edificio. Si la Junta de Castilla y León, Diputación y Diócesis de Osma hubieran estado más atentos esto no habría llegado tan lejos.

Quien no arregla gotera, tiene que arreglar casa entera, dice el refrán.