Alberto Molinero

Alberto Molinero


Comercio de armas, ¡'made in Spain', probado en Gaza!

06/04/2024

En medio del horror y la devastación, me surge una pregunta incómoda pero urgente: ¿Por qué el mundo sigue siendo cómplice de este genocidio silenciado? Las potencias europeas, que se jactan de sus valores democráticos y derechos humanos, hacen oídos sordos ante el sufrimiento del pueblo palestino, perpetuando así una vergüenza histórica que será recordada en las páginas más oscuras de la humanidad. Mientras conflictos como el de Ucrania, donde las sanciones y medidas se aplican con rapidez y determinación, teniendo hasta 13 paquetes de medidas sancionadoras, para Rusia y sus oligarcas; modificando además las políticas migratorias o incluso prohibiendo su participación en Eurovisión, Gaza es ignorada por intereses políticos y económicos mezquinos. Esta comparativa con un trasfondo racista y colonialista deja al descubierto la hipocresía de quienes se proclaman defensores de la libertad y la justicia, mientras abandonan a su suerte a un pueblo que clama ayuda.
Esta misma semana vuelve el foco tras el atentado a siete miembros de la ONG del chef José Andrés tras haber anunciado, incluso, la ruta y el horario para evitar que esto pasara. ¿Qué más se necesita para que el mundo actúe? ¿Cuántas vidas más deben ser sacrificadas en el altar de la indiferencia y la complicidad? Me diréis: pero si ya se están tomando medidas como las anunciadas esta semana de reconocer el Estado Palestino «pero en Junio, ahora no nos viene bien». Siento que las voces de condena son tímidas y las acciones, insuficientes. El tiempo apremia, y las medidas llegan demasiado tarde para quienes han perdido sus hogares, sus seres queridos y su esperanza en un futuro mejor. Desde el 7 de octubre según Naciones Unidas, la cifra de niños muertos en Gaza supera a la de las guerras en todo el mundo durante los últimos 4 años. Los muertos no son un número, son personas con su historia, sus sueños y planes de vida truncados por un conflicto que pretende borrar del mapa a toda una población.
La vergüenza aumenta cuando España, por ejemplo, ha continuado con el comercio de armas a Israel, alimentando así el ciclo de violencia. Mientras tanto, la diplomacia internacional sigue paralizada, incapaz de ofrecer una solución real y duradera a un conflicto que ha desgarrado esta tierra durante décadas. Es posible que el misil que acabó con la vida de los miembros de la ONG pudiera llevar el sello 'made in Spain'. ¿En qué lugar de la historia nos deja esto?
Una cosa que me preocupa es cómo al parecer Estados Unidos e Israel son las únicas potencias mundiales que se pueden permitir el lujo de atacar cualquier país sin ningún tipo de repercusión. En estos meses, Israel ha atacado a mayores: Líbano y Siria. Quién sabe a qué nos llevará toda esta escalada bélica mundial. La realidad es clara y dolorosa: la comunidad internacional ha fallado a Palestina, y su inacción sólo perpetúa el sufrimiento y la injusticia. La historia juzgará con severidad a aquellos que optaron por el silencio cómplice en lugar de levantar la voz en defensa de los derechos humanos y la dignidad. El precio de la inacción es demasiado alto para ignorarlo. Quién sabe, puede que mañana nos toque a nosotros. Yo, por lo menos, no quiero ni que otro estado mate a mi gente con un misil 'made in Spain' ni aparecer en la historia como miembro de un país cómplice.