Cientos de personas trabajan estos días en el casco antiguo de Paiporta, el pueblo que más muertos ha registrado -más de 70- por la DANA que azotó Valencia. Allí, en calles estrechas con casas de un par de plantas, se apiñan cientos de vecinos y voluntarios en una interminable lucha contra el barro. También decenas de especialistas de la Guardia Civl y bomberos que reconocen el interior de los garajes y aparcamientos inundados, donde se teme que puedan aparecer aún más víctimas.
En aquella enrevesada cuadrícula, más allá de para recoger a los muertos, aún apenas se ve personal de seguridad. En la zona nueva, la presencia de la UME, del Ejército e incluso de bomberos portugueses o policías locales de otros pueblos de la Comunitat Valenciana ya es importante pero en el entramado de calles que forman Florida, Nou d'Octubre y hasta la calle del Convent solo han llegado amigos y voluntarios.
La alcaldesa de Paiporta, Maribel Albalat, lamentó la «desesperante» situación que vive el municipio. Cuatro días después de la catastrófica riada, narra que hay zonas a las que todavía no se puede acceder. «Es imposible porque hay cuerpos, hay vehículos con cuerpos, y tienen que levantarlos. Está todo muy difícil». La primera edil agradeció el mayor número de efectivos de servicios de emergencias que trabajan en la localidad, pero precisó que «no son suficientes» por la «difícil» situación en la que se encuentra el municipio. El peor escenario es el caso de la zona centro de Paiporta, donde hasta el momento no han podido entrar con maquinaria para limpiar, al ser el espacio que recibió más avalancha de agua.
Albalat señala que todavía están en tareas de recuperación de las víctimas mortales y lamenta que «se esperan más», ya que están «intentando acceder a los garajes».
Tras la recuperación de los cuerpos de los fallecidos, de la que se encarga la Unidad Militar de Emergencias (UME), se retirarán los vehículos y distintos enseres en las calles, algo que están realizando, pero no en todos los barrios. Necesitamos que terminen con los trabajos de rescate y de desescombro para poder tener acceso a todas las vías y poder empezar a normalizar» el abastecimiento de víveres, explica. Al respecto, Albalat agradece las numerosas aportaciones solidarias, aunque comenta la dificultad para coordinarlo con las «deficientes comunicaciones».