Es inevitable hablar de Jesús Bárez, emocionarse al evocar su recuerdo, su trabajo y gran cantidad de anécdotas en esta primera entrevista con Gloria Gonzalo como nueva responsable del departamento de Cultura del Ayuntamiento de Soria. La ausencia de Bárez, que todo lo impregna, está muy presente aún en esta área municipal y en la propia edil. Preservar su trabajo es uno de los objetivos que se ha impuesto Gonzalo, sobre todo en este primer año que será «muy continuista» en cuanto a la programación cultural municipal. Aunque, poco a poco, insiste, irá introduciendo su sello «inevitablemente». Una de las novedades podría ser un gran concierto de verano «muy potente» con intérprete o grupo de moda. Para Gloria Gonzalo la cultura ofrece, sobre todo, «la oportunidad de descubrir» otras formas de ver las cosas, de sentir, de ponerse en la piel del otro. Por eso uno de los objetivos será captar al público joven para crear en La Audiencia un espacio «que sienta suyo». 

Echamos de menos a Jesús, pero ¿cómo se lleva desde el departamento de Cultura que está tan asociado a él?

[Resopla] Con pena. Su no presencia es muy evidente, está muy presente. Se ha hecho un hueco aquí [en el Centro Cultural Gaya Nuño, donde tiene su sede la Concejalía de Cultura], entre nosotros. Siento mucha pena de no poder compartir con él las cosas, de conversar con él. Además, como dices, todo está impregnado de Jesús y todo se le está dedicando ahora,  siempre con palabras tan sinceras... Eso lo llevo con orgullo de amigo, de compañero. Y claro, yo también trabajo con sus cosas. Tengo ahí el lapicero [con el que iba elaborando las notas de la programación cultural]. Me da pena pero también me digo: qué suerte que soy yo la que tiene su último lapicerillo. Siento mucha responsabilidad de su legado. Muchísima. 

Eso, menudo brete. Qué listón tan alto le ha dejado en el departamento. ¿Cuáles van a ser tus principales retos y objetivos al frente de esta nueva etapa como concejala de Cultura?

Ahora, sinceramente, todo lo que ha dejado escrito Jesús tengo esa necesidad de hacerlo. Es de justicia, porque está muy bien hecho. Es algo que me tranquiliza. Obviamente este verano y este año van a ser muy continuistas. Pero mi manera de hacer es de otra forma, es inevitable. Lo que quiero es hacer una política cultural y tendrá que llevar mi sello aunque no quiera. Deseo que la cultura sea algo vivo, que se ensanche permanentemente el lugar que ocupa en la vida cotidiana de Soria. Quiero que siga siendo identidad de la ciudad, que sea oportunidad, que genere comunidad para todos y para todas. Quiero seguir la estela marcada y continuar ampliándola como creo que se debe hacer. 

Ha hablado de su legado y ya sólo en esta plaza tenemos este edificio Gaya Nuño, el futuro Centro Nacional de la Fotografía en el Banco de España y el palacio de Alcántara. ¿Cómo van estos proyectos?

Van cumpliendo los plazos. Son proyectos tan grandes que merecen ser pensados muchísimo, esto no puede ser algo improvisado. El Banco de España ya ha sufrido muchísima reflexión, pero es que no podemos dejar nada al azar. Tenemos que cumplir con las expectativas de que sea un museo nacional de referencia y no sólo un espacio en el que haya fotografías, sino también un espacio vivo que forme parte de la ciudad, que genere interés no sólo para las personas de Soria, también para las que puedan visitarnos. Tiene que ser un lugar en el que pasen cosas. Yo creo que la cultura, si algo provoca, es esa interacción entre las personas y ese generar espacios comunes. Pienso que nos abre el pensamiento y nos ayuda a estar en el lugar de otras personas. Hay un trabajo que no se ve pero que es imprescindible para que el resultado sea el que queremos. Se está haciendo con mucho cuidado, pero se van a cumplir plazos.

¿Le preocupa que tengamos una situación con presupuestos prorrogados y que, en ese sentido, pueda peligrar el proyecto de adecuación del Banco de España?

Claro. Hay cuestiones que influyen y precisamente en Cultura y en Igualdad sé perfectamente lo que puede ocurrir, porque son áreas que están amenazadas permanentemente y, de hecho, no lo esconden ni la derecha ni la ultraderecha. La cultura si algo hace es enfrentar esas mentalidades más totalitaristas o con menos apertura. La cultura es una herramienta para crecer y ser más libres y, por supuesto, más felices. Me preocupa que estos proyectos puedan ir más despacio o retroceder.

En el caso del palacio de Alcántara, aún falta por adquirir un piso, pero ya se está trabajando en el proyecto. ¿Cómo está el tema?

Tenemos un calendario. A nivel más inmediato, esta misma semana hemos pedido una serie de ayudas dentro de los fondos para paliar los efectos de la borrasca Juan para reparar la cubierta y seguimos pendientes de la resolución de la subvención europea para llevar a cabo la puesta en valor exterior del palacio de Alcántara y la muralla en la calle Alberca. Paralelamente, el palacio está incluido en el proyecto de adecuación del Banco de España y se sigue trabajando en él. La disposición del Ministerio de Cultura es buena.

¿Servirán estos espacios para posicionar a Soria culturalmente en el exterior? A finales de año en la encuesta Lo mejor de la Cultura, de ámbito nacional, la ciudad aparecía en una posición muy baja…

Al ver esas encuestas siempre decimos: no puede ser, porque la actividad cultural de Soria está en un gran nivel con respecto a otras localidades, pero los parámetros por los que se rigen son los de las grandes ciudades. Entiendo que la cultura tiene que ver con la economía y sólo hace falta ver cómo la industria cultural mueve a tantísima gente y genera también turismo, aunque creo que no se trata de dar sólo una mirada productiva de la cultura, ésta tiene valor por sí misma y para el individuo. En esa mirada desde lo macro, obviamente, no estamos, y no es por el tamaño de nuestra apuesta por el sector. Si la cultura es identidad, tiene que ser muy diversa, porque las identidades se conforman de identidades diferentes y también porque la cultura es oportunidad de descubrir, no sólo de las manifestaciones artísticas, que también, sino distintas formas de expresar que tenemos que permitirnos conocer. Hay quien dice: «Yo no voy a eso». Y es para decir: «Vete a eso porque igual no te gusta porque no has ido». Ése siempre ha sido un empeño en el Ayuntamiento de Soria. Me acuerdo cuando la gente decía que la música del Enclave de Agua no le gustaba a nadie... Pues mira, sí que gusta. No hay nada que no le guste a nadie y nada que le guste a todo el mundo. A todo merece la pena darle una oportunidad. 

Soria cuenta con un calendario cultural muy consolidado, pero ¿hay hueco para la innovación, para actividades nuevas?

Siempre lo hay. En todas las programaciones culturales se ha innovado mucho, porque Jesús tenía una programación muy valiente. Siempre ha apostado por cuestiones que él pensaba que merecían la pena, por compañías, por personas, por estilos... Siempre hay hueco para la innovación. Hay espacios ya consolidados en los que podemos innovar y hay espacios nuevos que podemos crear. Creo que es lo bueno del área de Cultura, que siempre está inacabada, no podemos decir: «Ya está, ya tenemos contemplado todo el espectro cultural». ¡Qué va! Nunca se completa. 

¿Qué le falta, por ejemplo, a la programación actual?

¿Qué falta? Todo y nada. Nunca son suficientes las experiencias culturales. Siempre son pocas. 

Hay quien en verano echa en falta ese gran concierto- evento con artistas o grupos muy de moda…

Esa es otra. ¿Qué es la moda? [ríe] Bienvenidas todas las sugerencias [ríe] Vamos a intentarlo. Estamos en trámites de conseguir un gran concierto para este verano, yo creo que muy potente. Si algo también es la clave de éxito de este departamento son las relaciones con el sector cultural de Soria, que es muy fuerte. Cuando hablamos de la cultura pensamos en su disfrute, pero en realidad cumplimos con un derecho. Los derechos culturales existentes. Hay que defenderlos, mantenerlos y potenciarlos. También está el otro lado, el fomento de la creación artística. En Soria es increíble y no sólo en la fotografía, en la pintura o en la música… Contamos con personas, con grupos, con colectivos que tienen una producción artística increíble. Por ejemplo, el equipo que lleva el Festival de Música Antigua que empieza este fin de semana, es un lujo. Es esa gente la que consigue que haya interés en este tipo de música, por ejemplo. O la Saturiada... una maravilla cómo un grupo de personas da a conocer El Santero de San Saturio de una manera diferente. O los grupos de teatro que hacen maravillas... Creo que es también nuestra responsabilidad generar espacios, como puede ser el Banco de España para la producción artística.

El presupuesto es el que es. ¿Cómo se puede apoyar todo ese talento?

Cuanto más mejor, y yo vengo de la escuela de Jesús Bárez [ríe] en la que, por supuesto, todo el presupuesto es poco y también todo el esfuerzo es poco. No es un capricho dedicar dinero a la cultura. Es una apuesta. No es casual que el Ayuntamiento otorgue un presupuesto importante a Cultura. Es una forma de respetar los derechos culturales de la gente y de fomentar esa sociedad crítica y democrática. Cuanto más mejor, eso yo lo tengo claro. Lo hacemos como podemos, por ejemplo, facilitando los espacios de los que disponemos, que no podemos quejarnos, y siempre en permanente búsqueda y ampliación. Tenemos subvenciones específicas e intentamos apoyar mediante convenios algunos ciclos e iniciativas de colectivos que merecen todo nuestro respecto y puesta en valor. 

Ha hablado de recursos y el Consistorio lleva años ampliando los espacios culturales en la ciudad. ¿Son pocos? ¿Se quedan pequeños? 

Ahora mismo yo creo que estamos bien. Hay espacios, no sé si suficientes, pero están muy bien aprovechados. El palacio de Alcántara y ese triángulo cultural que conformará junto al Centro Nacional de la Fotografía y el Centro Gaya Nuño va a ofrecer oportunidades, son lugares que nos van a abrir a otras cuestiones y podremos seguir creciendo. Santa Clara es para la ciudad un regalo. Es de justicia que, ese lugar que ha pasado por tantas fases (convento, cuartel, campo de concentración), ahora sea un espacio cultural convertido en una ventana al mundo.

Bueno, también tenemos una nueva sala en el Palacio de la Audiencia, la pérgola bioclimática, en la azotea..

Sí, es una maravilla.

Y seguimos pendientes de ampliación del Palacio de la Audiencia con otro nuevo auditorio más grande…

Ahí está siempre la ampliación del Palacio de la Audiencia como una necesidad. Es verdad que La Audiencia tiene que crecer. Siempre hay que reivindicar ese compromiso de la Junta de Castilla y León que no llega y que hace falta. Hay espectáculos que no se pueden hacer porque no está la ampliación. 

Tenemos un público muy fiel pero el perfil mayoritario es gente de mediana edad. ¿Qué pasa con los jóvenes? 

Sí que nos lo planteamos. Lo que está ayudando muchísimo es el profesorado implicado que se trae a sus grupos escolares, por ejemplo, a ver Electra [este mismo jueves 18 de abril en La Audiencia]. Mucho profesorado de literatura, de griego, de latín… Pero yo creo que tenemos que hacer una campaña específica para jóvenes. Sí que estamos pensando el darle una vuelta y que sientan como propia la cultura. Porque, como dices, entre el público la gente joven no está. Deseamos que nos digan: «Queremos esto». Que nos den su opinión para facilitar su participación. Sí estamos pensando en campañas, pero no los queremos sólo como consumidores de cultura sino también como programadores o generadores de opinión. Queremos que encuentren en La Audiencia un espacio en el que disfrutar, que lo sientan suyo. 

Los hábitos están cambiando, no obstante, y últimamente en La Audiencia se programan más eventos durante el fin de semana. ¿Se tiene pensado continuar en esta línea?

Totalmente. Ya comenzaremos con la próxima temporada a programar más en fin de semana, en viernes y sábado. Pero esta temporada Jesús programó y tuvo en cuenta esto. Eso es fruto de escuchar a la gente. Cuando decimos que la cultura tiene que llegar a las personas no sólo es cuestión económica. Está claro que los precios son accesibles, o lo intentamos. Hay bonos y si tenemos que darle una vuelta a los precios, también lo haremos en este sentido. Pero hay otra cuestión en la que tenemos mucha menos capacidad para intervenir, el tiempo disponible. Para mucha gente ir al teatro no es una cuestión de dinero, sino de falta de tiempo. Tenemos que probar, ofrecer otros horarios que igual tienen que estar más en el fin de semana, sí. 

Los cines Mercado tienen una programación maravillosa, pero a veces se echa en falta más público en la sala…

Son una joya en Soria. Es de los pocos cines municipales y es una programación muy reflexionada. Es verdad que hay gente que parecemos socios, gente fija que va una o dos veces todas las semanas. Son horarios estupendos… Pero tenemos ahí las plataformas y esa tendencia de ver el cine en el móvil o en el ipad, que resta público en la sala. 

¿Cómo va a compaginar los departamentos de Cultura e Igualdad?

Ya lo hacíamos. El brindis de Jesús con los compañeros de Cultura e Igualdad [que comparten instalaciones en el Centro Cultural Gaya Nuño] decía: «No hay cultura sin igualdad ni igualdad sin cultura». Y es que es verdad. La cultura es la herramienta para minimizar las diferencias y las desigualdades también entre hombres y mujeres. Hemos tratado muchas veces con Jesús sobre cuántas directoras contratábamos y nos sorprendíamos, porque casi no hay. En Igualdad hemos hecho cosas muy bonitas como lo de Concha de Marco, pero lo importante en esta área se está haciendo en el Ayuntamiento sin verse. El otro día se inauguraron los Senderos del Duero con una ruta Concha de Marco y un regalazo de la Coral de Soria, una canción compuesta con un poema suyo. Escuchar allí a la Coral en una actividad organizada por el departamento de Medio Ambiente es tanto o más que nuestro proyecto. Lo importante en igualdad se está haciendo alrededor de Igualdad. Bueno, también nosotras lo estamos haciendo [ríe].