Tras la salida de Óscar Arnáiz del banquillo del Río Duero Soria, Manu Salvador tomaba las riendas del recién ascendido, no sin antes dedicarle un tiempo de reflexión debido a su reciente paternidad. «El club insistió bastante, pero en el fondo también me daba cosa desvincularme del vóley después de 20 años. Pasar de 100 a cero hubiese sido un golpe duro», señala Manu Salvador.
El técnico ha sido siempre un jugador muy «anárquico tácticamente», ahora quiere construir algo diferente. «Pretendo hacer un equipo duro y rocoso. El bloque siempre es mucho mejor que las figuras individuales», asegura.
El nivel de exigencia este año es mucho mayor. Las categorías inferiores quedaron atrás y, principalmente, en lo que se está trabajando es en crear un conjunto preparado tácticamente, que sepa plantar cara a equipos de nivel y con más experiencia. «Creo que los chicos lo están entendiendo bien», destaca el técnico. «Quizás en los partidos no se está viendo lo que trabajamos cada tarde en el pabellón, nos está costando trasladarlo al fin de semana». El nivel de error es muy elevado, demasiado para una competición como la de Primera. «En categorías más pequeñas se pueden ganar muchos partidos tirando muchos balones fuera, porque el rival también lo hace. Sin embargo, aquí nos encontramos con que ese error ya no se comete», apunta Salvador. «Hasta que ellos no logren entender esto, en esta categoría nos va a ser muy difícil competir».
Alguno de los jugadores forman parte también del primer equipo. De hecho, dos de ellos eran compañeros del que fuera capitán del Grupo Herce Soria. «Se nota mucho el nivel de esos chicos. Por ejemplo, Rodrigo yo creo que, a día de hoy, esta competición se le queda pequeña. Pero es el líbero, no te va a ganar el partido. Ahí es cuando necesitamos que los demás den un paso al frente, incluso los del primer equipo».
Otro de los puntos en contra del conjunto soriano son los desplazamientos. Cuando se asciende, se piensa que el mapa de partidos sería similar al del año pasado; un grupo formado por los siete equipos madrileños y uno de Valladolid. Sin embargo, el filial celeste recorrerá lugares como Asturias, Cáceres, Canarias o Galicia. «Con este equipo no vamos a hacer noche, no tenemos esos medios», asegura Manu. «Para el partido contra el Don Benito salimos a las tres de la mañana. Y lo que nos viene es muy duro. El desembolso económico que el club tenía previsto para este equipo no cubre ni la mitad de los gastos actuales», comenta. «Creo que es un proyecto muy bueno para el club. Los chicos van a crecer mucho. Pero de cara a futuro habrá que hablar con la federación para cambiarlo. Es inexplicable lo que se ha hecho con el grupo».
Actualmente, el Río Duero se sitúa segundo por la cola, al haberse hecho con tan solo dos victorias en las ocho jornadas. El principal objetivo de este año es formar un grupo, crear esa mentalidad de bloque y desarrollar a los jugadores. «La realidad es que no vamos a estar arriba. Aspiramos, eso sí, a ganar mucho más en la segunda vuelta. Lo que me gustaría ver es un cambio de principio a fin», sentencia el de Coslada.